Gonzalo Gamio Gehri
Quería retomar este tema más adelante – luego de una reflexión larga y pausada, concentrando estrictamente mi atención en la filosofía del conocimiento –, pero me ha sorprendido gratamente la discusión que se ha desencadenado en los últimos días. Me parece una gran cosa que haya podido generarse un debate epistemológico y político sobre la objetividad y las ciencias sociales. Aunque algunos textos, publicados en blogs y en la prensa, han empleado un lenguaje considerablemente endurecido y confrontacional, creo que describir esta polémica como una “gresca” en la que hay que tomar partido por razones de afinidad resulta francamente ridículo. En todo caso, de lo que se trata es de retomar el hilo argumentativo del debate, para que sea provechoso para todos.
El interlocutor principal de este intercambio es Martín Tanaka, sin duda uno de los más importantes politólogos del Perú. He dicho muchas veces que admiro su honestidad intelectual, así como su tenacidad y generosa disposición para que las razones se vayan abriendo paso incluso en momentos en que las pasiones del alma enturbian el diálogo. A pesar de que defiende una epistemología “dura” para su disciplina, Tanaka jamás cae en la pose fácil y vana de mofarse de otras corrientes de investigación social, como los “estudios culturales” y el postmodernismo, sólo porque promueven otra clase de métodos y vocabulario. Tanaka respeta a sus colegas y valora las diversas formas de conocimiento, más allá de la teoría que cultiva. Cuando polemiza, lo hace con seriedad, valorando los argumentos del oponente, sin caer en la caricatura, la frivolidad y el sarcasmo que ocultan a menudo la simple y llana carencia de buenas razones e información de calidad. Muchos de sus adversarios y adherentes en esta discusión deberían aprender de su ejemplo.
Tengo una posición en torno a este asunto. Considero que el modelo de ciencia social que suscibe Tanaka acusa una excesiva influencia del positivismo, y que eso lo lleva a asumir una idea del sujeto epistémico como un espectador imparcial privilegiado, que ha logrado trascender con éxito el lastre de su arraigo histórico-cultural y el círculo de sus intereses y presuposiciones. Me da la impresión que esa epistemología no siempre está formulada expresamente, pero se re-vela parcialmente cuando afirma que es posible y deseable separar el ser y el deber ser en el estudio del fenómeno político, cuando sugiere que debemos construir una “mirada neutral” sobre la realidad social (incluso postulada como télos), o cuando sostiene que la teoría de la rational choice constituye una perspectiva nuclear en la tradición disciplinar de la ciencia política. Creo que esta teoría – pienso, p.e., Posner y sus investigaciones en temas de justicia – simplifica gravemente los móviles que llevan a los agentes a elegir cursos de acción y asume una visión unilateral de la racionalidad. En este punto, me siento más cerca de la posición desarrollada por Nelson Manrique, que considera que el científico social es un agente inscrito en un mundo circundante intuitivo que torna más rigurosa su concepción en la medida en que es capaz de explicitar y criticar sus pre-juicios, contrastarlos con las nuevas lecturas del fenómeno estudiado, así como confrontarlos con argumentos rivales.
Prometo escribir muy pronto acerca de la cuestionable separación entre ser y deber ser (el célebre cuarto dogma del empirismo), que en gran medida es la madre del cordero en esta discusión teórica. Sólo quisiera decir algo sobre el tema de la supuesta oposición entre el científico social y el militante (o el ciudadano). El conocimiento es una práctica social, y el científico es un actor social que no pone entre paréntesis todas sus categorías, creencias y aspiraciones cuando observa / explica el mundo que lo circunda. A veces Tanaka describe al militante como un devoto fanático que no está dispuesto a sacrificar sus dogmas así contemos con explicaciones más razonables de la realidad circundante. En contraste, el científico social parece un observador libre de ideologías, entregado completamente a los “hechos”:
“¿Qué distingue a los militantes y activistas de los científicos sociales? Los primeros deben dar buenas razones a favor de las causas que defienden, y desarmar argumentos contrarios a las mismas; considero que un científico social debe más bien intentar explicar por qué las cosas son como son, estar siempre abierto a que la realidad no se ajuste a sus preferencias, deseos o hipótesis, y dar cuenta de ello.”
Llama la atención el carácter maniqueo del contraste planteado. Hasta donde yo sé, todos los seres humanos tendríamos que estar dispuestos a comprender rigurosamente aquellas situaciones en las que “la realidad no se ajusta a sus preferencias, deseos o hipótesis”. Esa es una gran lección de la vida ordinaria y un principio básico para la ética (llamémoslo principio de lucidez). Recurrimos a él cuando examinamos nuestra billetera en el momento en que vamos a elegir un menú en un restaurante; también lo invocamos cuando tenemos que decidir si mantener o no nuestras creencias religiosas, o cuando meditamos acerca de si es pertinente preservar nuestros vínculos con determinadas asociaciones. Lo que quiero decir es que es un principio orientador que atraviesa nuestra existencia entera, y no sólo aquella parte de nuestra vida dedicada a la producción de conocimiento científico o a la actividad política. La realidad suele ser más amplia que nuestros esquemas (eso no significa que esa amplia realidad no sea realidad-interpretada). La descripción que Tanaka hace del militante / ciudadano puede resultar excesivamente simplificadora (ver la interesante crítica de Carlos Mejía sobre este punto).
Tanaka describe las concepciones políticas como auténticas vendas que impiden tomar contacto con la realidad, y no sistemas de pensamiento abiertos a la crítica que podrían ayudarnos a des-cubrir nuevos aspectos del mundo. La analogía religiosa – profundamente comteana – parece operar aquí, en la sombra; la cita aparentemente sugiere que la suscripción de un ideario político bloquea o pone en peligro el cuidado del principio de lucidez. Hay que agregar que esta entrega a los “hechos” (a las cosas que son como son) ha sido interpretada como una profesión de fe de cierto “conservadurismo” que se inclina ante el orden social vigente. Se trata de una insinuación fundamentalmente retórica. Para enunciar un juicio como ese (con el debido) rigor necesitamos más ‘datos’, por así decirlo. Tanaka sugiere que la ciencia política se ocupa de lo que es. Necesitamos saber si ese imperfecto “conocimiento objetivo” (dado que la objetividad es una “quimera” - véase en este blog alemán un agudo análisis de esta tesis) está al servicio de alguna forma de transformación social o si se trata de la exclusiva observación científica de lo existente.
Nada más por ahora. Volveré con lo del "ser" / “deber ser”.
Actualización:
En este post, Stanislao Maldonado me acusa de caricaturizar el positivismo. Sin embargo, su objeción tiene dos debilidades claras: 1) Olvida que lo que estoy haciendo expresamente es criticar el 'positivismo clásico' (comteano) implícito en la perspectiva de Tanaka; 2) El propio Maldonado confunde el positivismo con otras corrientes epistemológicas, como el racionalismo crítico / falsacionismo - que es antipositivista en diversos sentidos - (Karl Popper, Hans Albert, Imre Lakatos) y el cientificismo de Bunge. Estas confusiones y este evidente descuido conceptual del administrador del blog Asesinato Al Margen me llevan a pensar que es posible volver contra Maldonado su extraño argumento de la simplificación conceptual.
saludos,
ResponderEliminaren efecto es un contraste maniqueo, no una buena distinción. Se sobreponen las dos partes descritas, como bien ha explicado en lo que ha llamado el principio de lucidez. Yo añadiría algo más: Si asumimos tal (in)distinción, se puede pasar de un lado al otro con suavidad (por la indistinción de fondo precisamente), es decir, del militante al científico y viceversa. Por aquí van las críticas de Hildebrandt y demás a Tanaka (y si esta es la distinción de Tanaka, tendrían razón los primeros).
Todo esto nos lleva pues, al quid epistemológico finalmente, un ámbito que, se olvida, no todo aquel que hace o pretende hacer ciencia, puede pronunciarse sin más (no es un ámbito específico por nada).
Ser y deber ser. Sería interesante ver más de cerca como resuelve la filosofía práctica este dogma del empirismo. No olvidemos que su rechazo no impide que sea un correspondiente rechazo dogmático (el de la filosofía práctica en nuestro caso).
Se abre un círculo vicioso que la mera crítica a la objetividad/subjetividad, no resuelve. Es sin duda una completa banalidad afirmar que "la objetividad es una quimera" si no se plantea el problema de cómo superar tal quimera (ahora se entiende mejor por qué hay epistemólogos). Esta "dejadez" (militante) detrás de esta máxima postmoderna (porque postmoderna es Gonzalo) es la madre de todos los vicios diría. Algo que el último post del Jorobado ilustra bien, pero de manera impresentable.
No creo que sea un problema epistemológico insoluble, simplemente se ignora, me parece, otras epistemologías, transclásicas, que no se basan en el paradigma objeto-sujeto (la epistemología sistémica por ejemplo).
Mientras esperamos, el círculo vicioso es inevitable.
saludos,
Giovanni
Hola Giovanni:
ResponderEliminarMuy acertada tu reflexión. Efectivamente, es preciso superar la dicotomía sujeto-objeto, en la que buena parte de las ciencias está atrapada. Los giros linguísticos, hermenéuticos o sistémicos todavía brillan aquí por su ausencia. Volvemos con lo del dualismo hecho-valor,procuraré que sin dogmatismos, pues ese es el otro riesgo.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
ResponderEliminarsobre el contraste maniqueo, creo que tienes razón, mi primera formulación suena excesiva. En posts posteriores al de Mejía he relativizado y desarrollado el punto. Ver:
http://martintanaka.blogspot.com/2010/02/objetividad-y-ciencias-sociales-3.html
http://martintanaka.blogspot.com/2010/02/objetividad-y-ciencias-sociales-4.html
Sobre lo del positivismo, lo admito sin problema. Alguna vez en el Congreso de Ciencia Política en la U. Villarreal alguien me "acusó" de positivista y lo dijo casi como una mentada de madre. Y yo le respondí que sí, que proponía una perspectiva positivista en la disciplina.
Habiendo dicho esto, creo que hay que ser concientes siempre de los límites del positivismo y de las ventajas de posturas "interpretativas" (y viceversa).
Mi posición, que desarrollaré en un próximo post, es que siempre hay un "trade-off" en un continuo que va desde un positivismo duro hasta una hermenéutica dura, por así decirlo. Yo me clasificaría dentro de un positivismo "blando", y creo que esto tiene mucho que ver con mi especialización. En otras palabras: creo que el objeto central de atención de la ciencia política te lleva usar herramientas y métodos que te acercan a ese positivismo blando. De otro lado, siendo tú un filósofo preocupado por temas de filosofía práctica, me parece natural que te inclines por posturas interpretativas o hermenéuticas.
Propongo una metáfora grosera y simplificadora, pero que podría ser útil. Si discutimos qué es mejor, un serrucho o una llave inglesa, podríamos decir que es una cuestión de preferencias de cada quien, definidas muy subjetivamente. Pero si pensamos en tareas específicas, un carpintero preferirá tener el serrucho a la mano, mientras que un gasfitero preferirá la llave inglesa. Así es como tiendo a ver el asunto, por supuesto esto es una simplificación grosera.
Sobre la elección racional, Gonzalo, es un universo muy amplio, me parece que Posner marca una posición, seguramente extrema (no lo conozco bien). Pediría no tirar al bebé con el agua sucia de la bañera, como se dice.
Sobre a quién sirve el conocimiento, ya comenté antes que
"no pienso que sea realista ni deseable una concepción dè 'neutralidad' como vaciada de principios, valores. Hacemos ciencia social desde un compromiso con valores como la libertad, la democracia, la equidad, el pluralismo, la diversidad cultural, la honestidad científica, la búsqueda del conocimiento, etc. Pero nuevamente, debemos estar siempre abiertos a que la realidad no se ajuste a nuestras preferencias y a que nuestro 'conocimiento' sea siempre provisional y debatible. Lo que sí me parece muy complicado es hacer ciencia social y manejar adhesiones partidistas específicas; complicado, no imposible".
(y muchas gracias por los generosos comentarios sobre mi persona)
Saludos.
Estimado Martín:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Más adelante seguiremos conversando sobre la Rational choice, recurriendo al Elster y a Sen.
Interesante lo que señalas sobre el continuum. Esperaré tu post.
No considero la sindicación de "positivista", a diferencia de tu interlocutor villarrealino, como un ataque. Sin embargo, debo decir que el positivismo sí presenta deficiencias epistemológicas de consideración, que ya Husserl, Dilthey y la filosofía analítica han puesto de manifiesto.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo,
ResponderEliminartodo sujeto enuncia su discurso desde un lugar. La posición que ocupa puede refrendar el contenido de su discurso. De allí que las implicancias de un mensaje sean mucho mas determinantes cuando las dice alguien en especial que cuando las afirma otro individuo.
Ningún discurso puede sustraerse a la interpretación de la realidad. El lenguaje en sí mismo ya es una simbolización de "aquello que está afuera". Sabemos que el lenguaje no agota la realidad, es más, se lo puede considerar como un constructor de realidades.
el discurso científico (entre ellos el de las ciencias sociales) tampoco podría hacerlo por la razón antes mencionada: la posiciòn del sujeto y la cualidad simbólica del lenguaje.
Sin embargo, ello no debe ser argumento para renunciar a la objetividad como una seria pretensión en la que las evidencias sirvan para corroborar la validez de una afirmación, sobre todo en disciplinas donde el trabajo de campo y el acopio de datos concretos es muy importante.
El abuso de cierta rama de los estudios culturales ha sido el declarar aceptable toda la variedad de afirmaciones acerca de un tema de investigación por el mero hecho de oponerse a la tradicion epistemologica imperante. Ello dio lugar a trabajos gaseosos, insustanciales, repletos de categorías rimbombantes con conclusiones muchas veces jaladas de los cabellos.
el posivitismo blando que menciona Tanaka puede estar inscrito en esa linea: no renunciar a la posibilidad de explicar un fenomenos en funciones de sus manifestaciones concretas.
Me parece bien que Tanaka haya matizado su postura.
Lo que no comparto es que se perciba a la realidad como condición de verdad-aceptación y no como punto de partida para una reflexión sobre sus problemas. Validar lo primero tiene implicancias eticas muy graves porque se puede justificar la susbistencia de una situación injusta tras el argumento de que "es así" ¿y qué hacemos con aquellas estructuras que descansan en el evidente control y manipulación? ¿debemos aceptar simplemente que "son así" y que no podemos transformarlas?
Y apoyo lo que dices: lo anterior ha servido de argumento a cierto conservadurismo que considera que la cambios sociales debe postergarse, ser muy lenta su incorporación y que como la realidad "es así" todo debe permanecer igual.
Un abrazo
Arturo C.
Hola Arturo:
ResponderEliminarCreo que es preciso renunciar a la idea de "objetividad" en el sentido de Comte y los suyos. Eso no significa renunciar a la 'Realidad' (aunque toda realidad es realidad interpretada).
Sin embargo los prejuicios comteanos subsisten. Martín Tanaka está asumiendo una posición más integradora, deslindando posiciones con los partidarios del fetichismo del dato del "fetichismo del dato". sin embargo el cientismo más extremo en esta discusión asume lecturas que no dejan de ser problemáticas. Por ejemplo: 1) Creen que el "intelectual comprometido" - opuesto artificialmente al "cientista objetivo" - es el 'intelectual orgánico revolucionario', y no cualquier investigador riguroso que vincule el pensamiento crítico con un proyecto más amplio, social y político (p.e., W. James o J. Dewey, o G. Gutiérrez, o J. Basadre, etc.).
2) Creen que el trabajo empírico lo es todo, y no examinan la enorme carga teórica que hay detrás de toda investigación empírica.
3) Creen que los días del "intelectual comprometido" han acabado y que este es el tiempo del "cientista objetivo". No obstante, esa tesis no resiste el principio de lucidez, pues no está sostenida en argumento alguno (ni en "trabajo empírico", ni en algún estudio histórico); esa tesis sólo refleja los deseos/preferencias de su emisor. Es pura declaración.
Creo que es perfectamente posible conciliar al intelectual comprometido con el científico, sin renunciar al principio de lucidez. El propio Martín Tanaka sostiene que esto es posible.
Saludos,
Gonzalo.
En un libro de Sartori (La Política: Lógica y Método en las Ciencias Sociales) encontré algo asi: Que la labor de la teoría es la crítica constante de la práctica. Si toda práctica (y "compromiso político") sugiere la existencia de un esquema mental previo; la ciencia empírica provee de bases sólidas a la construcción de este tipo de críticas.
ResponderEliminarAhora bien, la "objetividad" empírica es una quimera ¿Por eso debe dejar de ser deseable? Los pragmatistas norteamericanos vaciaron de importancia conceptos como "realidad última", de fundacionalismos. de una verdad ahistórica...que nunca la negaron: la dejaron de lado, por su inutilidad. En mi opinión, la objetividad empírica aún no debe ser desechada; las buenas críticas de la práctica política empiezan por una metodología rigurosa que REDUZCA el peso de otros elementos de nuestra praxis y nos concentre en "conseguir" una verdad contrastble, siempre a medias. Es lo complicado: que no podemos pedir más que esa reducción.
(Lo siento, olvidé pegar esta parte)
ResponderEliminarEntonces, este “fetichismo del dato” no es más que un instrumento: depende para que se utiliza. Como Tanaka, muchos estudiantes y politólogos reclamamos una menor presencia del “intelectual comprometido” en las aulas por la poca probabilidad de un buen desempeño académico; por el contrario, es más fácil encontrarse con académicos “puros” que manejen de un modo mejor el bagaje teórico-científico. Por la razón de arriba, el “aislamiento” del cientista lo compromete con la sociedad de un modo menos directo, pero mucho más provechoso. La chamba aburrida, pero necesaria.
Como verán, es un tratar de reformular las cosas. Nada conservador.
Saludos,
Hola Luis:
ResponderEliminarInteresante. Sin embargo, yo creo que es preciso distinguir entre la idea positivista de la objetividad científica y la idea pragmatista. Los pragmatistas consideran que el conocimiento objetivo esta libre de teoría, o que - más o menos privado de teoría - pueda ofrecer una perspectiva crítica que nos libere de prejuicios funestos o de errores. Los meros datos no tienen nada que ofrecer sin una teoría bien constituida.
Si 'objetivo' es un conocimiento definitivo de 'hechos desnudos' que no acusan la presencia de interpretación humana (la idea más extrema e ingenua de objetividad), entonces sí debamos renunciar esa idea - extrema - de objetividad.
Saludos,
Fonzalo.
Luis:
ResponderEliminarDe acuerdo, pero los personajes hipotéticos que criticas - si tu descrpción es justa, ese sería otro debate, pues podría ser no justa - serían más comprometidos que científicos.
El fetichismo del dato es cuestionable. Repito, los datos no lo son todo, aunque constituyen un elemento fundamental en las disciplinas empíricas (hay que traer a Kuhn a este debate).
Saludos,
Gonzalo.
P.D.: Es importante agregar que, si s{olo es parte del método, entonces no es 'fetichismo'.
ResponderEliminarSaludos,
ResponderEliminarno debemos olvidar que el debate sobre la objetividad en las CCSS es un debate que se pregunta básicamente sobre la relación entre gnoseología y epistemología. Para usar una formula: nos preguntamos sobre la relación entre el "qué" se conoce y el "cómo" se conoce respectivamente. Los dos momentos están en relación paritética, pero responden a dos exigencias diferentes, funcionalmente si se quiere. El hecho que en el debate se confundan los dos momentos, se debe precisamente a esa tradición empirista anglosajona interiorizada que considera importante únicamente el momento epistemológico, considerando el problema del "qué" gnoseológico como ya resuelto ("la realidad que es como es", el fetiche del "dato" precisamente). No es casual que en UK (y en este debate) no se distinga entre gnoseología y espistemología (en UK, USA son en efecto sinónimos).
En este sentido, la afirmación (o máxima postmoderna) "la objetividad es una quimera" pretende determinar caprichosamente un principio de validez en un campo (el gnoseológico), a partir de la manifiesta incapacidad en el otro (el epistemológico). Digo incapacidad, porque hay, repito, epistemologías que no se basan en la gnoseología del esquema sujeto-objeto. Digo caprichosamente porque, siendo el esquema sujeto-objeto un esquema gnoseológico a la base de toda la (caprichosamente indistinta) espistemología (post)moderna, afirmar "la objetividad es una quimera" implica eliminar también el sujeto gnoseológico de esta tradición. Pero no lo hacen. En este preciso punto los "quiméricos" se dan la mano con los "hermenéuticos". En efecto, la frase Gonzalo: "toda la realidad es realidad interpretada" o la frase: "Ningún discurso puede sustraerse a la interpretación de la realidad" sufren exactamente del mismo principio (conservador) pero al revés, barricándose para rescatar, de alguna manera, el "sujeto" comprendente.
Las dos barricadas parten de la in-distinción entre epistemología y gnoseología mencionada, por lo tanto se invalidan recíprocamente a la base (para colmo, si notarlo). Me pregunto, además, si debemos incluir en esta invalidez también al "principio de lucidez". En efecto, das en el clavo Gonzalo cuando afirmas "la realidad suele ser más amplia que nuestro esquemas", completamente de acuerdo. Noto, sin embargo, un "temor" (o un "tremor" gnoseo-lógico por las implicacias religiosas de dicha afirmación), cuando (abandonas) y subrayas: "eso no significa que esa amplia realidad no sea realidad interpretada" (en cursivo). En otras palabras, tratas de "mediar" en el esquema y me salvas el "objeto" dándole un espacio en el "sujeto" y su "mundo de la vida". No.Yo rescato tu principio de lucidez (pero completamente en el sentido de lux, lux obnubilata) y estaría de acuerdo con lo primero, pero rechazaría lo segundo por todo lo afirmado líneas arriba (las otras epistemologías).
El positivismo "blando" es una falacia, me perdonen con todo respeto la sinceridad. O se acepta el esquema sujeto-objeto o se lo rechaza completamente, sin mediaciones.
saludos
Giovanni
Hola Gonzalo,
ResponderEliminar¿Cúal sería el fundamento racional
de los DD HH y su universalización, sin caer en problema -del punto de vista- que denuncias?
Slds,
Marcelo
Marcelo:
ResponderEliminarEl de un consenso práctico sobre el mal.
http://gonzalogamio.blogspot.com/2007/04/el-liberalismo-y-la-sabidura-del-mal_07.html
Saludos,
Gonzalo.
Hola Giovanni:
ResponderEliminarMuy interesante. Sólo una aclaración. La idea que la realidad sea realidad interpretada no elimina su 'trascendencia'. Sólo puedo entender que la realidad suele ser mayor que nuestras preferencias / esquemas sobre la base de una descripción de la realidad en esos términos, o sobre la base de una descripción de mi experiencia de inversión o ruptura de mis creencias, etc.
Uso el término "descripción" no en el sentido de una "descripción neutra" (cientificista) sino en un sentido amplio que abarca incluso el lenguaje 'literario'.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Giovanni:
ResponderEliminarMuy interesante. Sólo una aclaración. La idea que la realidad sea realidad interpretada no elimina su 'trascendencia'. Sólo puedo entender que la realidad suele ser mayor que nuestras preferencias / esquemas sobre la base de una descripción de la realidad en esos términos, o sobre la base de una descripción de mi experiencia de inversión o ruptura de mis creencias, etc. Es una interpretación de la realidad(enteramente revisable)lo que me permite vislumbrar su inagotabilidad.
Uso el término "descripción" no en el sentido de una "descripción neutra" (cientificista) sino en un sentido amplio que abarca incluso el lenguaje, digamos, 'literario' (no entraré todavía a la discusión descripción / metáfora, que es fundamental).
En fin, es una idea que espero afinar en un post posterior.
Saludos,
Gonzalo.
Esa respuesta parece la salida del
ResponderEliminarBarón de Münchhausen,
simplemente supera la crisis tomando la coleta del pelo de su cabeza,con sus propias manos y tirando hacia arriba sale del apuro,y se rescata a sí mismo.
Marcelo
Hola Marcelo:
ResponderEliminarJajaja. Has usado una imagen presente en un textito mío de juventud.
No hay una racionalidad abstracta ahistórica que sostenga los DDHH son fruto de un consenso práctico intercultural que se ha tejido sobre la base de experiencias de exclusión y violencia.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Giovanni:
ResponderEliminarMuy aguda tu afirmación sobre lo del "postivismo blando" como expresión retórica. No hay nada más duro que el positivismo.
Este debate corre el peligro de derivar en un debate de tipo "político" (los intelectuales y Humala, etc.), o en la lectura frivolona de la "gresca" 'objetivos v.s. comprometidos' (ver la columna de Aldo M. hoy en "Correo") .
Preservemos el carácter epistemológico / gnoseológico del debate.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo: Un alcance vinculado al Derecho. El positivismo coordina estrechamente con el Metodo cuantitativo, y este con el Silogismo, cualquier conocimiento que no tenga el atributo de ser util, real, preciso, medible, verificable,entonces no es considerado como cientifico, ni digno de la razon, ni susceptible de ser confiable es lo que llamaba Bunge(Baba Metafisica). En ese orden de ideas se puede entender los dicursos ambiguos, tibios, de quienes no se atreven como Gadamer a explorar en zonas no cientificas verdad, y eso explica de algun modo a tus referentes que como Tanaka asevera que no hubo pruebas para sentenciar a Fujimori.
ResponderEliminarGonzalo,
ResponderEliminarSi es cierto lo que dices: "el científico es un actor social que no pone entre paréntesis todas sus creencias y aspiraciones cuando observa / explica el mundo que lo circunda", ¿por què eso no se aplica al fenomenólogo que hace 'epogè'?
Saludos,
Husserl
Husserl:
ResponderEliminarQuoén mejor para responderlo que tú. Si eres el verdadero Husserl, entonces inventaste la epoché fenomenológica.
Te doy una pistita: tienes que vincular tu obra temprana con la "Krisis". Pero como tú escribiste los libros, seguramente te acuerdas.
Saludos,
Gonzalo.
Hugo:
ResponderEliminarInteresante - aunque polémico - el vínculo que estableces entre el positivismo jurídico y las impresiones sobre el juicio de Fujimori.
Saludos,
Gonzalo.
"Este debate corre el peligro de derivar en un debate de tipo "político""
ResponderEliminar¿político? No debería. Al menos no veo motivo alguno en este debate (en tu espacio me refiero). No creo que algún comentarista deje la reflexión ponderada de lo que se escribe o se lee para darse a la malicia o a la ociosidad de un debate político donde no cabe. Por último, creo que como administrador no lo permitirías. ¿O aludes a mi comentario? (dado que escribes "preservemos"). En ese caso te pediría gentilmente de indicarme textualmente dónde ves este peligro en lo que he escrito.
"ver la columna de Aldo M. hoy en "Correo""
Acabo de verla. Al margen obviamente, para entender tu comentario. En ese caso te doy la razón. La politización de todo, con, además, chacota y bulla, aburre a la larga sinceramente. Leo una frase curiosa de Mariategui en esa editorial, muy significativa creo yo: "(...) creo que vale la pena que hoy nuevamente adorne nuestras páginas desde este rincón". Adorne, adornar nuevamente. Los artículos son un adorno, adornan ese diario. Sin comentarios.
Al quid:
"Es una interpretación de la realidad(enteramente revisable) lo que me permite vislumbrar su inagotabilidad".
Sin duda una afirmación más sensata. Estaría de acuerdo en lo inagotable sobre todo, más que en la interpretabilidad revisable, que no es siempre posible (Hobbes dixit). La hermenéutica moderna da esta libertad sin duda. En el aut aut que propongo en mi último comentario, parto desde la hermenéutica jurídica (alemana) que da verdaderamente muy poco espacio para revisar el propio esquema gnoseológico. Si no sirve, hay que cambiarlo in toto. Porque se debe decidir qué se conoce y cómo se conoce para determinar lo que es revisable: la inagotabilidad es, en este caso, inagotabilidad responsable y expuesta, no eterna posibilidad hermenéutica. Asumir la tarea, no sólo de tener que revisar lo que no nos gusta de la realidad, sino, sobre todo, de tener que revisar lo que nos gusta demasiado de ella hasta escarbar en el silencioso dogma individual de las propias certezas, y en breve (el Frist de los teólogos, la caducidad, el plazo). O hasta aceptar el hecho que no nos sea concedido interpretar en el más mínimo modo o forma: es el ver-stehen, "comprender", en ese doble sentido etimológico en alemán como "ponerse/ser puesto en el lugar de" (ninguna empatía o intersubjetivismo, sino en sentido estrictamente locativo, juridiccional: "en el lugar").
Como digo, es el caso "duro" de la hermenéutica jurídica, para bien o para mal. En el caso de la epistemología científica que nos ocupa, la cuestión es más suave, el trade off, el compromiso, es posible sin duda. Como en el caso de la teología, la ciencia moderna debe saber garantizar en el tiempo la creencia en la reproducción de la propias teorías, axiomas, postulados y demás semánticas a través de un principio lógico de validez que bien pretenda, ahí donde no desea mediar en ningún modo(es el caso de las Wahrheitsanspruche, las "presunciones" militantes de validez de Habermas por ejemplo). En este último aspecto, la ciencia deja la teología, y se apoya en el derecho o en la política.
Tu ejemplo de Comte, que veo citas a menudo, también tiene otro lado muy curioso: no que Comte se haya convertido en un positivista duro al final de su vida, sino que la ciencia misma sea una teología secularizada y que Comte lo reafirme perfectamente ante litteram con su catequismo (sociológico) positivista.
saludos
PS "Quién mejor para responderlo que tú". ja ja ja que buena esa, muy buena. Mis respetos.
Hola Giovanni:
ResponderEliminarCon lo del peligro de la politización, me refería no a tus comentarios ni al debate en este espacio, sino al debate en la prensa y en otros blogs. En otros espacios se pierde el asunto en los manifiestos pro Humala o las odas fideístas al Baldor. Creo que en este blog - gracias a tus intervenciones y a las de Martín - la materia epistemológica del debate se está conservando, y es la más importante.
Muy aguda tu reflexión, y la alusión a Comte sin duda es muy precisa (la paradoja comteana: por un lado, los tres estadíos del pensamiento como "secularización" del conocimiento; por el otro, la analogía religiosa: "templos", "carecismos", etc.).
Sobre nuestro amigo comentarista que toma en vano el nombre de "Husserl", podría apostar que proviene del blog local de los amigos del "anteayer", los monarquistas nostálgicos de la heráldica y la genealogía de la nobleza castiza peruana, o alguno de sus calichines jajajaja.
Sobre la chacota de Aldo M., tu crítica es esclarecedora. Sí pues, ni siquiera los elogios a sus columnistas le salen bien a Aldo M. Curiosamente, el Director de "Correo" usa un título muy duro, pero no se da cuenta de sus propias incoherencias.
Saludos,
Gonzalo.
Yo creo que Aldo lee tambien el blog del profe Gamio. Debe estar dentro de sus favoritos jejeje.
ResponderEliminarTambien Aldo es un periodista y como tal debe ver al pais desde su noticiario. Claro! si siempre está presentando crimenes, robos corrupción no es de extrañar el pais que ve Aldo sea sólo eso. Periodistas! Te sentencian sin juicio!
Daniel N.
Hola Gonzalo, muy interesante tu post. El historiador francés Marc Bloch amonestó a los historiadores con 'manía de enjuiciar' con estas palabras: "Robespierristas, antirobespierristas, os suplicamos gracia: por piedad, decidnos sencillamente, quién fue Robespierre". Pero, ¿los científicos sociales podemos alcanzar una irrefutable imagen de Robespierre o de cualquier fenómeno solo utilizando herramientas epistémicas como la observación y la explicación, o un conocimiento 'from nowhere' para utilizar la terminología de Nagel? ¿Acaso nuestra observación no está guiada teóricamente, cruzada por nuestros gustos y prejuicios? ¿Me podrías sugerir textos para seguir profundizando en esto? Gracias por adelantado.
ResponderEliminarDavid
Estimado David:
ResponderEliminarGracias por tu comentario. No hay instrumental empírico que no descanse en una teoría.
Hay una nutrida bibliografía. Yo recomendaría éstas entre otras:
- Adorno, Habermas y otros "La disputa sobre el positivismo en la sociología alemana".
- Habermas, J. "Conocimiento e interés".
- "Kuhn "La estructura de las revoluciones científicas".
- Husserl "La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental" (dicho sea de paso, al Anónimo que usurpa el nombre de Husserl, el ejercicio del método fenomenológico no implica 'ausencia de compromiso'. Todo lo contrario: dice que la fenomenología encarna la teleología inmanente de la humanidad occidental. Este Anónimo ha leído el manual navarro equivocado. Que el Anónimo lea al autor mismo, siquiera el Anexo III de esa obra. Si habla de Husserl, revíselo cuando menos).
Hay mucho más, pero sugeriría esas.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Daniel N.:
ResponderEliminarNo sé si Aldo M. conoce este blog o no (lo ha mencionado un par de veces de un modo hostil, fiel a su estilo), pero el asunto central es que la tesis que el Director de "Correo" promueve (y que es mucho más radical y menos sólida que la de M. Tanaka), a saber, que el "intelectual comprometido" ha fracasado, no ha sido demostrada ni fundamentada. No se basa en una definición rigurosa del "intelectual comprometido", sino en caricaturas, ni se ofrecen razones ni "datos" para justificar ese deseo.
Ciertamente, el científico social debe fundar su trabajo en el manejo de una base teórica, fundamento empírico, la observancia de la solidez lógica, y atención al principio de lucidez. Nada de esto entra en contradicción con el compromiso social y político.
Saludos,
Gonzalo.
Huseerl habló del mundo de la vida pero ahora con ayuda de algunos espiritistas y ocultistas parece penar desde el mundo de la muerte. Qué buena!
ResponderEliminarHola Daniel:
ResponderEliminarHusserl es uno de los filósofos más sabios de la historia, pero un ignorante oscurantista de manual ha usurpado su nombre. Ya sabemos de que "espacio rococó" viene.
Ya me harté de esa clase de gente que se oculta para decir disparates. De ahora en adelante, el blog no admite comentarios anónimos. El que se identifique será bienvenido.
Saludos,
Gonzalo.
Saludos,
ResponderEliminarun comentario al margen sobre tu opinión del intelectual comprometido Gonzalo. Se medite sin suspicacias.
Pienso que el criterio que demuestra y fundamenta claramente el completo fracaso del modelo del intelectual comprometido es el proceso de transición y consolidamiento democrático que ha abierto el autoritarismo competitivo del periodo fujimorista. Este es el limes, el criterio fundamental a nivel de régimen. No se trata únicamente de un criterio temporal. Se trata de un limes irreversible, para bien o para mal, que afecta a las viejas y a las nuevas elites, a la sociedad política y a sus operadores, a la vieja cultura política en general y por ende, a los intelectuales indistintos o aquellos que, dentro de este grupo, se definen "comprometidos" subjetivamente (a proposito de espisteme objeto-sujeto).
Yo definiría a estos últimos como todo aquel actor político, pasivo o activo - de y en la sociedad política - operante a nivel de los poderes fácticos indirectos (universidades, medios, editoriales, comisiones, ONGs, institutos, internet, etc.), dentro y/o fuera del país. Cuando se habla, por lo tanto, del fracaso de este modelo de intelectual, se habla, primero, explícitamente de un tipo (o figura) pre-transicional (ojo con este criterio). El término "comprometido" nos lleva, en segundo lugar, a precisar mejor a este tipo de intelectual por su opción ideológica: Se trata de todo aquel intelectual de izquierda, indistintamente pasivo en la sociedad política pre-fujimori o activo, entonces y aún, en los poderes fácticos indirectos mencionados durante todo el periodo pre-transicional (edad media no menos de 35 años, para darle un mínimo de cultura política).
A este tipo deberemos añadir la variante del tipo post-transicional obviamente. Es quien se adapta y quien no lo logra, más los efectos del desarraigo ideológico post-muro de berlín y cómo influye finalmente el factor generacional (desocupación, reconocimiento, autoestima, etc.). Más adelante explico qué los diferencia desde mi punto de vista. Existe seguramente un grupo intermedio indefinido que se coloca entre los referentes carismáticos de ambos (líderes, opinion makers).
Si aplicamos el criterio, encontramos, entonces, intelectuales comprometidos entonces y todavía, con el polo de la izquierda antisistema pro-sendero (activos fuera y dentro del país), reformistas blandos (social-demócratas), neutrales y todas sus variantes soft neo-marxistas hasta el polo opuesto anti-sendero, post-marxista, post-liberal y anti-autoritario. A todos los distingue algo preciso: la ideología de la igualdad (criterio de N.Bobbio).
(sigue)
(continuación)
ResponderEliminarObviamente - para que no nazcan gratuitamente las suspicacias que, imagino, estarán surgiendo en el lector candelejón que no tomó en serio lo que escribí al inicio - se debe considerar necesariamente, en este criterio, también al intelectual de vieja derecha pre-transicional y el post-transicional de nueva derecha también. Vale exactamente lo mismo aquí. Dejo para otro comentario la colocación y definición del intelectual comprometido de derecha y qué lo diferencia de los los reaccionarios y los monárquicos de anteayer. Por ahora podemos darle una rápida etiqueta también, a partir de su forma menos interesante y gratuita: "el- intelectual-barrabravista-y- chacotero".
Todo proceso de consolidamiento democrático implica un cambio de cultura política (activamente o por inercia, si se quiere) debido al progresivo cambio ( o astuto reciclaje) de las viejas y las nuevas elites políticas. Es una ley paretiana Gonzalo. Es lécito entonces hablar de un completo, necesario y natural fracaso de AMBOS (!) modelos de intelectual de vieja izquierda y vieja derecha, frente al ingreso de otros nuevos (no por esto más sabios) que se abren paso: ¿motivos del fracaso? o por senectud (factor generacional), o por obsolescencia ideológica ("izquierda" contra "derecha"), por ociosidad voluntaria, o por presión en la mobilización de roles al interior de las funciones de comando (producción de semánticas, acumulación de capital simbólico, etc.) en los poderes indirectos mencionados. Por ahora este criterio.
Disculpa la extensión y el tema al margen de este post.
cordialmente,
Giovanni
Hola Giovanni:
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Se agradece también la rigurosidad de tu análisis. Esté uno de acuerdo o no contigo, sabe que al leer tus comentarios uno se va a encontrar con buenos argumentos.
Sólo para entenderte mejor, y poder dialogar mejor sobre esa base, te pediría que desarrolles la idea según la cual es puntualmente la transición el proceso que pone de manifiesto el fracaso del intelectual comprometido. Has descrito muy bien la amplia gama de versiones del intelectual comprometido que colapsan, pero quisiera saber porqué es la transición - y no otro proceso - el que produce su agotamento.
En segundo lugar, te preguntaría qué tipo de investigador consideras que 'aparecería en escena´como consecuencia de ese fracaso ¿Sería el cienfífico sectorista / feticista del dato, en versión del elogio de "Correo"? (Espero que no).
Saludos,
Gonzalo.
"quisiera saber porqué es la transición - y no otro proceso - el que produce su agotamento"
ResponderEliminarPorque es un criterio político-institucional Gonzalo. De esta manera puedo proponer una lectura polítológica o macrosociológica a nivel de régimen e intentar individuar sus actores y dinámicas internas. Obviamente otros procesos a nivel micro o meso, también son relevantes. Yo propongo, digamos, un borrador de modelo explicativo a nivel macro como criterio necesario y suficiente.
En sentido estricto, se debería entender consolidamiento democrático, no transición. Este es el limes que propongo. técnicamente La transición ya se concluyó con Paniagua y quien habla todavía de transición inconclusa, engaña. Si se desea una idea sociológica flexible, extra-politológica, de transición política (como en su actual uso electoral por ejemplo, de "transición inconclusa"), lo concedo como metáfora político-comunicativa, pero entonces se debe dar también la respectiva flexibilidad heurística al criterio que propongo. En efecto, uso también en modo flexible el término transición, transicional, para poder incluir válidamente en el razonamiento los proyectos de justicia transicional que sigues por ejemplo. Se puede entender consolidamiento en sentido amplio entonces.(yo uso otros criterios internacionales o geopolíticos tipo DPP como ya sabes, pero sería abstraer demasiado para un comentario).
Consolidamiento democrático como criterio entonces. ¿por qué? Porque un proceso de consolidamiento puede ser promovido únicamente por frescas y nuevas elites. Nuevas Elites (a izquierda como a derecha) que ponen en discusión el equilibrio de fuerzas. Precisamente por esto, se puede individuar el modelo de intelectual que colapsa, que se adapta o que surge de este proceso. Ninguna vieja elite, ni de izquierda, ni de derecha (ojo dónde reside el potencial de negociación pre-transicional entre ellas), ni conservadora o progresista, ni reaccionaria ni revolucionaria, ni utópica, ni pragmática, deseará nunca que se consolide una nueva relación de fuerzas en el espacio político. "Los poderes fácticos" de derecha e izquierda (así sí le daría razón a Sinesio Lopez) convergen en un punto de equilibrio pre-transicional que les permite rechazar y neutralizar cualquier nueva fuerza que las suplante o que las lleve a nuevas formas de negociación o mediación (Bagua por ejemplo, es el mejor ejemplo de protesta territorial desde los tiempos del "orgullo arequipeño" regional. Signo que el centralismo territorial del modelo pre-transicional sofoca a largo plazo).
A ningún nivel, ni simbólico, ni material, ni fáctico, las fuerzas pre-consolidamiento están dispuestas al cambio. Por lo tanto corren (ambas) en defensa del status quo. No existe prueba alguna (la transitología argentina es otro fracaso) que un proceso de desarrollo político lleve a un cosolidamiento exitoso. Todas las involuciones son posibles.
Toda elite se renueva únicamente o por colapso interno (ideologías pre-muro incluidas), o por el avance victorioso de una nueva elite que nace en su mismo seno. La mejor manera para que una elite se reproduzca exitosamente en el tiempo, es que esta sepa pasar el comando a nuevos líderes (los suyos) en el momento oportuno, independientemente de su dogma o doctrina (China dixit). Es un hecho empírico que todas las revoluciones, de izquierda o derecha (para usar una de las cuatro formas de liberalización política: pacto, reforma, imposición o revolución), son promovidas por nuevas generaciones, gente fresca con nuevas ideas y propuestas, a nivel macro, micro o meso.
¿qué tipo de investigador aparecería en escena? me preguntas con esperanza.
(sigue)
ResponderEliminarNo sabría decirte con precisión. Qué surja del inevitable colapso ideológico y la sana metástasis idiosincrásica, no sabría predecirlo. Por lo demás mi mirada se pierde en la de un observador externo, como sabes. Tal vez la persona que logra plantearse cabalmente esta precisa pregunta, posible sólo AHORA y no ANTES (!), sería la más indicada para darnos una respuesta puntual. Respuesta que está ya en la pregunta misma (!).
Eso sí, todo colapso trae ruido y piedras, trae nuevos antagonismos, esto se puede percibir con claridad. En este sentido pienso que el intelectual sectorista-fetichista de derecha, como lo llamas, no sea menos que el blando "políticamente correcto", o peor, el maleducado de la banda izquierda opuesta. Ambos extremos se tocan como puedes ver, tanto el investigador "barrabrava" como el investigador "está-probado-señorita-si-lo-está-matatiru-tiru-lá". Ambos al final se anulan, para nuestra suerte y sin mucho esfuerzo.
Eso sí y esto es lo más importante, más allá de la broma ahora: ninguna chacota, ningún combo, ninguna coalición, ninguna discusión en Blogs como la que estamos haciendo por ejemplo, era mínimamente posible en los años duros de Sendero, es decir, en los años de la insurgencia y la contrainsurgencia. Se medite. Por esto mismo pienso al consolidamiento como criterio fáctico, irreversible y puntual. Fracasa, entonces, el intelectual de izquierda o derecha que no ve la necesidad de nuevos antagonismos constructivos que punten a la formación de nuevas elites. Fracasa antes de partir, quien sigue creyendo en la dicotomía izquierda-derecha (que uso descriptivamente como sabes), fracasa siempre el intelectual que mira demasiado hacia atrás con nostalgia o demasiado hacia adelante. Comprometerse sí, pero con el presente.
saludos,
GK
PS he recuperado una vieja cuenta de Blogger para poder comentar. Viniendo de Wordpress, me causa problemas técnicos. Si no sale mi comentario completo, avísame por favor. Si sale doble puedes borrar la copia y poner las dos partes en orden lógico. Gracias, saludos.
Hola Giovanni:
ResponderEliminarLa idea de la “transición inconclusa” es metafórica (no estoy pensando en el libro de Adrianzén). Se refiere a que, luego de la transición como proceso político puntual (Paniagua) no se logró poner en marcha, como parte de políticas de largo aliento, la agenda de la transición (sistema anticorrupción, justicia y reparación para las víctimas, etc.). Se ha retomado el curso de la “normalidad política” con todas sus taras. Qué fenómenos han generado esta situación, y en qué medida ella ha señalado el agotamiento del modelo del ‘intelectual comprometido’, es algo que debemos discutir extensamente, y tus argumentos encauzan bien el debate. Como sabes, yo abogo por retomar, en este contexto post transicional, la agenda de la transición (aunque este proyecto no requiera de ‘intelectuales orgánicos’ - el concepto mismo me parece cuestionable).
La pregunta sobre el tipo de intelectual futuro no la hago con esperanza ni con nostalgia, sino pensando en la tesis apadrinada por la dirección de “Correo”, que señala que el tiempo que viene es el del científico sectorista fetichista del dato que hace su "chamba" y no piensa en proyectos sociales y políticos). No me parece una tesis sólida, ni tampoco auspiciosa. Hasta suena ideológica, curiosamente (debajo de la "chacota" aparece la ideología).
Lo que dices sobre los debates virtuales y los años del terrorismo es definitivamente cierto. Las conclusiones políticas de eso es algo que debe discutirse.
Saludos,
Gonzalo.
P.D.:Voy a informarme mejor sobre los mecanismos de comentarios para no importunar a quienes tienen Wordpress. Mientras tanto, vuelvo al formato original.
saludos,
ResponderEliminaren efecto, no aludía a tu comprensión de la transición en nexo con Adiranzén, que era sólo un ejemplo en mi discurso. Argumento en términos del criterio utilizado, como me preguntabas efectivamente.
La agenda de la transición fracasa porque la cultura política de las viejas elites (izquierda y derecha) lo promueven. Las potenciales nuevas elites (los intelectuales menores de 30 años para usar un criterio generacional) no invierten en ningún proyecto de largo plazo. Todo proyecto de consolidamiento (la agenda de la transición que propones por ejemplo) debe ser siempre un proyecto completamente TRANSVERSAL a la lucha ideológica, por no decir superior a ella. Pero, sucede al revés.
En efecto, todo consolidamiento es un proyecto político-institucional a nivel de régimen (mucha atención con este preciso nivel), NO ES un proyecto a nivel de sistema de partidos y sus respectivas cultura políticas antagónicas de izquierda o derecha, incluidos toda su red de poderes indirectos en la sociedad política. Sean claro estos dos niveles. Porque el "bien" de un régimen no es lo mismo del bien ideológico o privado, tanto menos entre intelectuales que colapsan recíprocamente. En este sentido el intelectual comprometido no solo colapsa si no distingue estos dos niveles y el programa respectivo, colapsa además en soledad, en miseria nostálgica. Es precisamente lo que leo Eduardo Hernando escribe desde hace mucho: el bien de la comunidad política no es un bien ideológico, no debe serlo. Todo proyecto de "consenso sobre el mal" también fracasa Gonzalo, si la nueva cultura política transversal o más allá de la la fractura Izquierda-derecha, no propone un consenso sobre el bien. El consenso sobre "bien" no es una metáfora contrapuesta (tampoco debe ser vista como una ideológica filo-estatal). este término tiene un preciso significado técnico en politología, es decir: rendimiento institucional. Las instituciones (democráticas) también pueden educar. Esto es típico de la fase post-consolidamiento (la "calidad democrática" la llaman).
Sé que formulas tu pregunta sin nostalgias Gonzalo, precisamente por esto repito que eres tú el que formula la pregunta-clave que la "derecha" local, nostálgica no se pone ni se sueña todavía.
saludos
saludos,
GK
Hola Giovanni:
ResponderEliminarTu afirmación sobre la agenda transicional, en torno a que debería ser supra-ideológica es completamente cierta. En parte su debilitamiento se debe a que no ha sido asumida así ni por tirios ni por troyanos.
No descarto que deba construirse un 'consenso sobre el bien' - sobre la base de un 'consenso sobre el mal'. Lo que objeto es que aquel traduzca un consenso sobre el sentido de la vida y no fundamentalmente sobre cuestiones de justicia y derechos básicos. De acuerdo con tu idea de rendimiento institucional y educativo.
Saludos,
Gonzalo.
Así es. Esa diferencia entre régimen político y antagonismo ideológico no deberían sobreponerse.
ResponderEliminarSe note que - para regresar al tema inicial del post - la diferencia permite perfectamente el compromiso político del investigador sin necesidad de tener que cuestionar el episteme que utiliza para su trabajo científico.
Dicho analíticamente (una propuesta teórica esta vez):
mientras las posiciones a nivel de la comunidad política y el consolidamiento del régimen mismo reflejan (o deberían reflejar) un antagonismo COOPERATIVO extra-partidario, a nivel de las opciones ideológicas, en cambio, se desarrolla libremente un antagonismo COMPETITIVO entre visiones del mundo diferentes. Este último antagonismo puede ser constructivo o destructivo ("chacotero") si se quiere, pero debe ser INTRAsistémico (es decir al interior de las reglas implícitas del primer nivel), no antisistémico.
Un antagonismo competitivo a nivel científico es sano, pues se trata de un antagonismo entre diferentes epistemes, teorías, postulados, métodos, etc, es decir, referido al problema (Fragestellung), no a la persona. Si no le basta al investigador y desea más bien "comprometerse más", es decir, asumir un mayor compromiso intelectual para dirigir el propio antagonismo a un nivel superior, es decir, proponer un tipo de dirección y rendimiento institucional a nivel del antagonismo cooperativo del primer nivel, entonces se pasa de un antagonismo competitivo a un antagonismo activo, es decir, un antagonismo EJECUTIVO, asumiendo poco a poco posiciones de responsabilidad o de comando al interior de la elite o "poderes fácticos" que le sean más pertinentes por espíritu o intererés. En los tres casos NO se debe salir del primer nivel. Tres tipos de antagonismo entonces, uno dentro del otro. Resumiendo:
Antagonismo cooperativo (nivel del régimen y rendimiento de las instituciones)
Antagonismo competitivo (nivel ideológico, opciones políticas, visiones del mundo, episteme)
Antagonismo ejecutivo (el puente entre los dos niveles, roles de responsabilidad, funciones al interior de una elite).
Una propuesta, saludos.
Giovanni
Publico el comentario que envié al blog de S. Maldonado, quien me acusa de "caricaturizar" al positivismo;
ResponderEliminarhttp://asesinatoenelmargen.blogspot.com/2010/02/anti-positivismo-y-objetividad-en-las.html
Recuerdo que lo que estoy haciendo es criticar el positivismo clásico subyacente a la posición de Martín.
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Estimado Stanislao:
Interesante post, pero no olvidemos que mis críticas no se plantean en general, sino que se dirigen a Martín Tanaka, quien defiende en diversos posts las tesis centrales del positivismo clásico que he señalado y tú has evocado. En ese sentido, no hay caricatura. Pretendo plantear una discusión epistemológica en CCSS a partir de lo señalado por Nelson Manrique.
En segundo lugar, no queda claro quiénes hoy se reclaman explícitamente como positivistas; ni siquiera Bunge (dice que no lo es). ¿Dónde están? El positivismo declinó notoriamente luego del llamado "positivismo lógico" y las críticas del segundo Wittgenstein y de Popper.
Claramente los racionalistas críticos NO son positivistas. Los escritos de Popper, Albert y Lakatos señalan expresamente sus distancias respecto del positivismo.
Saludos,
Gonzalo.
P.D.: Podría decirse que, en filosofía - después de mediados del siglo XX -, el positivismo prácticamente ha desaparecido.
ResponderEliminarTampoco queda claro qué positivistas recusan la separación entre ser y deber ser. Hasta el Círculo de Viena se señalaba que debíamos estar prevenidos de la "falacia naturalista" , que consistía en derivar "debe" de "es"(G.E.Moore retomando a Hume).
Saludos,
Gonzalo.
Hola Giovanni:
ResponderEliminarMe parece realmente iluminador el análisis que planteas. La distinción de los niveles señalados describe mejor el problema y resuelve (y disuelve) una serie de impasses, entre ellos la oposición intelectual comprometido / 'científico'. Y le da su lugar a ciertas críticas (en algunos casos, un espacio de interlocución, en otros, el basurero) esbozadas en el proceso de este debate en la prensa y en los blogs. La chacota que anuncia la 'New Age' de la Academia se queda sin piso, por ejemplo.
Sugiero un post sobre el tema.
Saludos,
Gonzalo.
GGG,
ResponderEliminarNo vayas con indirectas pues. Tanto te cuesta escribir mi apellido? La tesis del "fracaso del intelectual comprometido" es mía, ok? Nada de rodeos. Se dice: "La tesis de Meléndez publicada en su columna de Correo" (por cierto, columna que tu sugeriste, como siempre, indirectamente).
Y si consideras mi posición de "chacota, basureo" etc...no la cites siquiera pues..que luego cuando te respondo, te desesperas...
Tienes razón, Carlos, te citaré, aunque todavía no lo hago porque espero el texto académico sobre el tema que prometiste a tus lectores - pues no quiero simplificar tu perspectiva, en tanto vas a desarrollarla -. No hay ninguna mala intención de mi parte, sólo consignar las posiciones existentes. En realidad, sólo me sorprendió la reacción de "Correo"; de hecho, me he referido en un comentario anterior a lo que dice Aldo M. en su columna a causa de su "redicalidad", pues él (de manera absurda), habla de un "problema de neuronas" y no de método o actitud (dicho sea de paso, la nota previa de Aldo M. constituye uno de los dos picos de "vano sarcasmo" (o agravio)en el debate; el otro es la acusación disparatada de "malagua"). Será interesante reflexionar porqué toma partido y radicaliza la crítica, en todo caso.
ResponderEliminarCreo que en este diálogo puedes aportar mucho, porque conoces de metodología cuantitativa. Más que la chacota, sería bacán una perspectiva en esa línea.
Sobre lo del final. Sé que ha habido situaciones de tensión personal / bloguera entre nosotros. Yo he dado vuelta a la página. Si nos concentramos en los argumentos , en un clima de respeto, bienvenido el diálogo.
Saludos,
Gonzalo.
Profesor Gamio:
ResponderEliminarVuelvo a la comprensión de este debate por una pregunta de raíz ontológica en ciencias sociales. Si se afirma que el mundo de los fenómenos sociales es real y objetivo, dotado de autonomía e independiente de la interpretación que tiene el sujeto de este... ¿No es esta una posición teísta y materialista a la vez? En el sentido de que el todo existe independientemente de la existencia de las partes...
Si se considera que el individuo es lo único real como lo postula el individualismo metodológico... se esta partiendo de una posición contraria o equivalente a esta?
Agradecería su comentario.
Gracias.