Gonzalo Gamio Gehri
Permítanme una reflexión más personal, y hacer un breve intermedio autobiográfico. Hace unos días dicté una breve conferencia sobre la elección de la especialidad de filosofía en el contexto del ingreso a la Universidad y el inicio de estudios universitarios. En tiempos en que el sistema capitalista avanzado y las ideologías del "éxito" y el consumo describen como real y valioso sólo aquello que se puede medir y contabilizar en dinero, invitar a jóvenes de diecisiete años a estudiar filosofía equivale a sugerirles que naden contra la corriente. Y así es. Así ha sido desde Sócrates, el sabio que fue condenado por su pólis por promover el examen crítico de los estándares públicos de lo bueno y sagrado. Desde los griegos, la filosofía ha sido una actividad racional radical y contracultural. Esa es su marca de origen. En buena hora.
Mientras me dirigía a este joven auditorio, recordaba mi propio proceso de discernimiento vocacional. Cuando salí del colegio (mi quinto de secundaria lo hice en 1987), mis intereses intelectuales eran básicamente literarios y políticos. Era un entusiasta de la lectura. Devoraba libros. Me planteé estudiar Derecho en la PUCP – mi padre es abogado de la PUCP -, pues no tenía ninguna duda respecto a la universidad en la que quería estudiar. Efectivamente, ingresé a la PUCP en 1988, con diecisiete años, la única universidad peruana en la que he estudiado. No obstante, nunca llegué a estudiar dicha especialidad; de hecho, no llegué a pisar nunca una facultad de derecho, porque los dos años de Estudios Generales me llevaron a cambiar mi área de interés hacia la filosofía. Me di cuenta que lo que yo buscaba - elaborar una reflexión ‘desde los fundamentos’ en torno a la justicia y lo bueno - lo encontraría en las aulas de filosofía, y no entre los juristas (apenas llevé Introducción al Derecho en mi segundo ciclo de Letras). Hice mi cambio cuando apenas estaba en el segundo semestre de los Estudios Generales Letras. Una oportuna decisión.
¿Qué me motivó tomarla? En 1989 – un año de profundos cambios en el mundo, dicho sea de paso – llevé el curso de Ética con el Luis Bacigalupo. Me impresionó la profunda reflexión de G.E. Moore sobre el sentido del concepto de “bien” en Principia Ética, y luego las discusiones en clase en torno al juicio a Eichmann sobre la base de los planteamientos de Aristóteles y Kant. Ese curso marcó de manera irreversible mi viraje hacia la filosofía. Allí descubrí mi interés permanente por la filosofía práctica. De hecho, dicto esa misma asignatura en la PUCP. Los cursos de Filosofía I y II con Kathia Hanza y Cecilia Monteagudo fortalecieron mi decisión. Allí tomé un primer contacto universitario con los presocráticos, Platón, Hegel y Marx, entre otros pensadores.
Confirmó definitivamente mi vocación el curso de Filosofía 3, con Rosemary Rizo-Patrón. Era la primera vez que se dictaba. Recuerdo gratamente el gran talento especulativo y la energía crítica desplegados en la presentación y el riguroso análisis de la obra de Dilthey, Husserl, las Escuelas neokantianas. Fue un magnífico curso. De hecho, esas clases me llevaron a descubrir en la fenomenología de Husserl, una fuente de inspiración fundamental. Asumí la convicción de que constituye una locura pretender aproximarse a las filosofías de Heidegger, Gadamer o Sartre sin tener una sólida base husserliana. Sin aquella base, los lectores del existencialismo o la hermenéutica (1) caen casi inexorablemente en una situación de completa indefensión conceptual, comparable a la que padecen los marxistas que no han pasado realmente por Hegel. Husserl se convirtió para mí en un interlocutor fundamental. Leí varias obras suyas. Antes de ingresar a la especialidad – tenía diecinueve años entonces, era el año del temible fujishock -, La filosofía como ciencia estricta era mi libro de cabecera. Hoy sigue siendo uno de mis libros favoritos. Luego, en los años de la Facultad de Filosofía, llevé el extraordinario Seminario de Hegel: Fenomenología del Espíritu con Miguel Giusti- que fue decisivo para mi formación - y otros cursos que también me marcaron especialmente (en los que pude discutir El Sofista de Platón, los Manuscritos de Marx, etc.). Tanto en la PUCP como en la U. de Comillas - en los cursos de Doctorado - he tenido profesores de primera, a quienes debo mucho. Pero eso es materia de otra historia que contaré otro día, pues hoy me estoy concentrando en los dos primeros años de vida universitaria, en E.E.G.G. Letras, años de descubrimiento de la filosofía.
Gracias a Dios, mi cambio de interés profesional no supuso ninguna convulsión en mis relaciones familiares. Mis padres me apoyaron en todo momento. Sé que muchos jóvenes no tienen esa suerte, y lo tengo en cuenta cuando me dirijo a ellos para hablarles sobre la vocación filosófica. Cuando algunos alumnos me cuentan acerca de sus dudas vocacionales, la incertidumbre frente al futuro, etc., suelo decirles lo siguiente, en versión resumida. El sentido de incertidumbre frente al futuro constituye una disposición que no podemos anular bajo ninguna situación; es una disposición básica de la condición humana. Ninguna potencial elección profesional está libre de una inseguridad natural frente a un mundo laboral complejo y precario. Ninguna, ni la que se orienta a la ingeniería informática. Lo que uno tiene que elegir es una gran pasión. Discernir para reconocer que actividad uno disfruta más, al punto que podría aspirar a dedicarse a ella de un modo permanente. Les digo que honestamente no sé si existe un “lugar” como el Infierno, pero que pienso que, probablemente, lo más cercano al 'Infierno' - al menos en una de sus descripciones tradicionales - sea tener que levantarse cada día para trabajar de 8 a.m. a 5 p.m. (por lo menos) en algo que a uno le desagrada. Lo mejor es tomarse un tiempo para discernir, y elegir una gran pasión. Y dar el salto. Punto.
En fin. Creo que mi decisión fue acertada; que, al menos en mi caso, elegir una gran pasión fue una buena idea. Pero tomar esta clase de decisiones toma tiempo, sin duda. A veces pienso que los jóvenes toman esta clase de decisiones demasiado pronto. Por eso los Estudios Generales que brindan universidades como mi Alma Mater - y en otras pocas, como la propia UARM - son tan importantes: nos permiten descubrir nuevas ciencias y nuevas formas de expresión, y nos ayudan a deliberar y elegir un camino personal en mejores condiciones. Espero, en todo caso, que a los muchachos de mi auditorio les haya sido útil esta pequeña reflexión sobre el asunto.
(1) Por supuesto, no estoy considerando a Heidegger un "existencialista" - etiqueta que el rechazó en Carta sobre el Humanismo -. Heidegger en un autor que se resiste sabiamente a cualquier clasificación. Lo que no puede ponerse en duda es la notable influencia que ejerció sobre la 'fenomenología hermenéutica' desde los treintas en adelante.
Hola Gonzalo,
ResponderEliminarYo le escuché decir a gente de la Coalición,
que tú te habías trasladado de la U.de Lima
a la PUCP,y habías pasado de un lugar algo así como "el espíritu de las fiestas"al "espíritu absoluto".
Por otro lado creo que esa formación recibida que mencionas,al haber satanizado a la ciencia,ha dejado grandes lagunas,por no decir océanos, en profesores y alumnos.
Saludos,
Marcelo
Marcelo:
ResponderEliminarQué bien que me comentas eso, aunque me desconcierta, no me explico la actitud de esa gente. Eso es una mentira del tamaño de una catedral. Respeto mucho a la U. de Lima, pero jamás estudié allí. Mis estudios en el Perú los hice en la PUCP y en ningún otro lugar. Siento vergüenza ajena de esa gente que se llena la boca de alusiones al "ser", la "verdad", la "preservación de las tradiciones", y no siente pudor al mentir descaradamente y confundir a terceros en cosas tan sencillas como esa, tan fáciles de desenmascarar ¿Con qué propósito?
Parece que un mentirosillo y fabulador incontinente anda suelto por allí. No es la primera vez, según parece. Una cosa es la discrepancia y otra la mentira. Lamentable.
Saludos,
Gonzalo.
P.D.: Ya luego conversaremos en otro post acerca de los estudios de carrera, pero te puedo asegurar que nunca se satanizó la ciencia, no vaya a ser que esa idea venga de la misma fuente.
Gracias.
ResponderEliminarDe nada, maestro.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Hola:
ResponderEliminarQue bien que toque este tema profesor Gamio. En la San Marcos sucede algo parecido. Los alumnos al terminar la carrera de filosofía, tienen grandes incertidumbres laborales, mas aún muchos entran a la carrera para luego cambiarse. En fin
La San Marcos, desde hace 10 años (o mas) tiene una fuerte tendencia a las disciplinas de epistemología, filosofía analitica (y del lenguaje), logica, y marxismo (peor, ya que el marxismo que consideran es fuertemente autoritario). La filosofía practica, la etica y la filosofia politica, tienen muy poco o nada de espacio, parece que se tiende a minimizarlo. Según sé, fué en la epoca del fujimorismo, en que se de cambió la carga curricular.
Atte
Uriel
No sólo toman la decisión demasiado pronto, sino que empiezan a tomarla demasiado tarde. El proceso de encontrar una vocación debería empezar a los doce o incluso antes. Otra cosa en la que fallan los padres es en que creen que con imponer una ética (por ejemplo, la del exito) es suficiente, cuando es igualmente importante el estilo con el que uno piensa, se conduce, interactúa, etc (por ejemplo, el trabajo de un marketero es crear falacias, la de un filósofo es razonar correctamente), y eso no se averigua con un par de cursos vocacionales.
ResponderEliminarProfesor Gamio,
ResponderEliminarGracias por su artículo. Justo estoy pensando ir a la facultad de Filosofía en la PUCP. Estoy en el último ciclo de EEGGLL y, aunque me han gustado todos los cursos de filosofía, pienso que la sociología es más útil para el desarrollo de una sociedad democrática.
De otro lado, una pregunta de orden laboral: a parte de la docencia, ¿cómo puede trabajar un filósofo?
Saludos cordiales,
Lorenzo
Estimado Lorenzo:
ResponderEliminarTodas las disciplinas que se ocupan del hombre pueden contribuir - desde su especificidad - a la consolidación de una democracia.
Tradicionalmente, se ha asociado laboralmente a la filosofía con la docencia y la investigación. No obstante, cada vez más filósofos trabajan en el Estado (ministerios, defensoría, ONPE, etc.) y organismos de la sociedad civil.
Saludos,
Gonzalo.
Luchín G:
ResponderEliminarEs posible que uno pueda descubrir su vocación desde chico, pero a veces uno necesita iniciar estudios superiores para tener mayor claridad.
Saludos,
Gonzalo.
Uriel:
ResponderEliminarYo matizaría tu afirmación. Buenos amigos sanmarquinos, como Miguel Polo y Zenón Depaz son especialistas en filosofía práctica. David Villena está trabajando cuestiones éticas sobre la guerra. Muchos profesores allí no son marxistas. Incluso me cuentan que hay algunos bastante conservadores. Que haya pluralidad es bueno.
Lo que creo es que hay que buscar es calidad, y Miguel, David y Zenón son de primera.
Saludos,
Gonzalo.
No dije que los cursos generales no sean importantes, sino que el proceso de elegir una carrera debe empezar mucho antes. Es por eso que no me parece correcto que acorten las vacaciones escolares, es prácticamente el único momento en que los chicos pueden probar otras cosas.
ResponderEliminarestimado gonzalo:
ResponderEliminarmuy interesante post. yo tengo 31 años. desde los 15 años me empeze a apasionar por la filosofia, mi horizonte intelectual se dirigia mas al problema de dios y la religion, es por eso que me nutria con todo tipo de libros relacionados al tema, sin embergo, yo si no puede estudiar en una universidad por factores economicos y de otra indole; pero nunca dejaba de leer, aunque de manera autodidacta....recien ahora, a mis 31 años, he empezado a estudiar en la universidad, mi gran pasion que es la filosofia....si bien es cierto, que por mi edad mis posibilidades de ejercer la carrera son menos, pero yo soy feliz de haber empezado academicamente mi pasion...ademas siempre fui filosofo, eso se nace... este tiempo que he vivido lo asumo como no un tiempo "perdido", sino todo lo contrario: es un "plus" en mi reflexión, y en ese sentido, una ventaja respecto de aquellos jóvenes que comienzan quizá demasiado temprano a sondear la filosofía. gracias gonzalo, espero tu comentario.
Ricardo:
ResponderEliminarÁnimo. Eres joven. La edad no tiene que ser un obstáculo para realizar tus metas.
Saludos,
Gonzalo.
Ricardo: ¿En qué trabajas?
ResponderEliminarHola gonzalo,
ResponderEliminartu post sirve para reflexionar en conjunto sobre el retroceso de las humanidades en los planes curriculares de secundaria y superiores (fuera de San Marcos, PUCP, UARM o Villarreal que de los pocos reductos humanistas).
Es necesario reflexionar tambien sobre aquello que lleva a un joven postulante a elegir algo más "útil". La gran mayoría de colegios preparan al alumno para un examen de admisión mas no para elegir una vocación. La suerte de tener padres que apoyen a un muchacho a estudiar una carrera de humanidades es infrecuente.
Lamentablemente, muchos padres perciben que lo científico es privativo de las ciencias formales o factuales, y desprecian a las humanidades o las artes.
Elegir una carrera de humanidades como filosofia, literatura o historia entre otra es contracorriente por la presión paterna y social, la impopularidad de estas carreras, la falta de oferta laboral y tb la falta de universidades que la enseñen bien.
a pesar de ello, hacemos bien en animar a quien empieza con un testimonio de parte.
saludos,
ARturo C.
Hola Arturo:
ResponderEliminarEl problema de la educación escolar es grave. No sólo están los colegios deficientes, sino los colegios pre-universitarios, que no te forman, sino que te ayudan a lograr un puntaje. Terrible.
Con esa educación, difícil que surjan vocaciones por la filosofía, la literatura, o la física pura.
Un abrazo,
Gonzalo.
Profesor Gamio:
ResponderEliminarEs cierto lo que dice. Los mejores profesores son los que usted menciona. Pero en estos temas quien mas a trabajado es Miguel Polo (profesor a quien admiro), pero, aun así la San Marcos tiene una inclinacion epitemologica. Lo de la pluralidad es bueno, siempre y cuando se logre un buen dialogo.
Tambien es necesario reflexionar, porque las humanidades han perdido terreno en la sociedad civil. Pues las humanidades tienen una imagen como "inutiles" o no "lucrativas" y se prepondera las "eticas del exito".
Tambien el porque los especialistas en humanidades no tienen cabida en los espacios publicos, siempre en las discusiones interculturales, se invita a un sociologo, antropologo etc. y muy poco a un filosofo. Tengo entendido que en europa dentro de los medios masivos de comunicacion siempre está presente un filosofo, el ejemplo mas notorio es Habermas.
Atte
Hola Gonzalo,
ResponderEliminarAhora que mencionas al profesor
Polo de la UNMSM,eschuché que su trabajo se estaba pareciendo mucho al tuyo,o tal vez sea al revés.
¿Cúal crees que sea el motivo?
Saludos,
Marcelo
Hola Marcelo:
ResponderEliminarCreo que Polo y yo coincidimos en diversos puntos, en otros discrepamos, pero lo considero un autor cercano. Es un pensador muy generoso. Tuve el gusto de prologar su libro anterior ("Los lenguajes de la ética") y en el último libro suyo, "Ética y razón práctica" cita mi primer libro. Yo mismo lo cito en "Racionalidad y conflicto ético". He aprendido mucho de su filosofía de la educación.
Hemos dialogado mucho, y hemos discutido mucho nuestra producción.
Saludos,
Gonzalo.
Uriel:
ResponderEliminarBueno, es verdad. Pero el espacio público puede contar con filósofos que aporten al debate.
Un ejemplo concreto. En Lima tenemos a los dos más importantes filósofos peruanos sobre el tema de la guerra y seguridad internacional: Ciro Alegría y David Villena. Dos notables expertos por su talento, información y nivel de consistencia lógica. Uno es de la PUCP, el otro es de la UNMSM. Toda la discusión sobre Chile y el armamentismo se hubiera enriquecido con su participación. Y muchísima demagogia hubiese podido ser desenmascarada.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo,
ResponderEliminarBuen post. Una pregunt: ¿cuàles son las características que sería prudente que posee alguien que vaya a estudiar filosofía?
Saludos,
Martín
Hola Martín:
ResponderEliminarDefinitivamente, la buena disposición a preguntar y a examinar argumentos, y el gusto por la lectura y la investigación.
Saludos,
Gonzalo.
Hola gonzalo:
ResponderEliminarUna reflexión genial. La verdad, de niño quería ser un "caballero jedi", pero como no habían universidades que te den ese tipo de título, consideraba (desde niño) que lo más cercano era ser filósofo (ja ja).
Ah! cuando le dije eso a mi profesor de Filosofía del colegio (un colegio estatal), me dijo que Heidegger sería una especie se Sith a quien habría que combatir (ja ja ja)
Hola Michael:
ResponderEliminarJajajaja. Tu profesor un poco extraño.
Saludos,
Gonzalo.
En efecto, hay que conbatir a Heidegger. Lo señala Habermas en "Discurso sobre la Modernidad".
ResponderEliminarBueno, Heidegger tiene cosas muy importantes e inspiradoras sobre nuestra facticidad. A utores como Gadamer, Dreyfuss y Taylor - el más importante hermeneuta vivo - se remiten a él.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Buen post Gonzalo. Tanto,q ue lo voy a ligar en mi blog con un comentario.
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Profesor Gamio,
ResponderEliminarUna pregunta sin ànimo ofensivo: ¿por què estudiar filosofìa cuando ya existen disciplinas especializadas sobre diversos temas?
Atte
Jaime
Hola Jaime:
ResponderEliminarEs que, precisamente uno de los problemas de nuestro tiempo es que se pierden de vista las preguntas que tocan la realidad como un 'todo' y las visiones de conjunto. Las ciencias particulares pretenden satisfacer nuestros estándares de control instrumental y 'objetividad', pero estudian segmentos de la realidad. La realidad como problema se oculta. Las "cuestiones últimas" (el sentido de la realidad o la vida, los problemas éticos, la condición humana, etc.) permanecen inexpresados como tales. Sin embargo, son cuestiones que nos interpelan.Para eso está la filosofía.
Por supuesto, esta es una respuesta bastante resumida.
Saludos,
Gonzalo.
Su relato vital me ha hecho pensar en un programa argentino que se llama "Filosofía, Aquí y Ahora", conducido por el filósofo José Pablo Feinmann. En el capítulo 3, en el que este presentador introduce a Descartes, cita las palabras con las que cierra el discurso del método. Descartes había escrito: "Esta declaración que hago aquí(el Discurso del Método) bien sé que no ha de hacerme importante en el mundo; mas no tengo ninguna gana de serlo y siempre me consideraré más obligado con los que me hagan la merced de ayudarme con mis ocios, sin tropiezos, que con los que me ofrezcan los cargos más memorables de la tierra". Feinmann llega a comentar las labores propias del filósofo (o sus ocios, como los llama cariñosamente Descartes) de una manera afín a cómo usted lo ha hecho, esto es, incidiendo en que la importancia de su quéhacer se deriva de la importancia que tienen las mismas cuestiones que trata. Y aunque uno no pueda atender a estas cuestiones en todo momento, es lo propio que el filósofo se procure de un buen tiempo para decicárselo a ellas, así como de las comodidades necesarias que debiera gozar cualquier persona para sí. En este punto, lo intrigante es saber cómo responderá la sociedad a las pretensiones del filósofo: si este va a ser reconocido socialmente o, más mundanamente, si va a encontrar trabajo en algún lado- un temor sano y desafientemente estimulante en verdad. A esto a mi me gusta llamarlo la cuestión de "LA CAVERNA INGRATA", en alusión a que el mismo Sócrates ya había hablado un poco sobre esto en "La República" de Platón. Y creo que el profesor Raúl Gutiérrez en su ensayo "¿Porqué Leer a Platón Hoy?" ha tratado ese problema de una manera genial también.
ResponderEliminarBUENAS NOCHES PROFESOR, COMPARTO LA IDEA DE QUE A UNO LE DEBE APASIONAR REALMENTE LO QUE DECIDE ESTUDIAR, PUES ES FINES PRACTICOS LO QUE UNO HARA (SI NO SE CAMBIA O RENUNCIA)POR MUCHOS AÑOS DE SU VIDA. AGRADEZCO ESA ANALOGIA CON EL INFIERNO, ES MUY BUENA. GRACIAS, PORQUE USARE COMO CITA ESA ANALOGIA Y ESTOY SEGURA QUE AYUDARA A DECIDIR A MUCHOS JOVENES O POR LO MENOS LES DARA QUE PENSAR COMO A MI LO HA HECHO. A PUESTO EN PALABRAS CLARAS ALGO QUE TENIA DIFUSO ENTRE MIS IDEAS. SALUDOS
ResponderEliminarSr. Gamio
ResponderEliminarEs cierto que ha habido un retroceso en cuanto a los jóvenes que se interesan por la humanidades pues el mercado laboral los excluye, pero además nuestro país, en pleno auge económico, necesita de otras disciplinas para consolidarse definitivamente. Urge la presencia de Antropólogos y Sociologos, de Ingenieros Agronomos, Ingenieros de Sistemas, Industriales, Civiles, Mecatrónicos y Arquitectos
Gracias, Patricia. Qué bueno que el post te sea útil.
ResponderEliminarAldo:
Nadie niega que se necesiten esas profesiones. Sin embargo,la vocación no se puede forzar.
Saludos,
Gonzalo.
Habría que hablar también sobre la necesidad de reconocimiento. La mayor parte de la gente no va a destacar en lo que sea que elijan, por lo que al final van a pensar que se equivocaron de profesión; o la profesión que han elegido no ofrece una "carrera": los maestros no tienen treinta y cinco niveles a los cuales subir; o el reconocimiento es sumamente subjetivo, como en el caso de los escritores (sospecho que esto debe ser la causa de la mayor parte de las broncas literarias).
ResponderEliminarHola Gonzalo,
ResponderEliminarEn efecto , como dirís Sartori en este mundo de homovidens, es poco probable que sólo una minoría opte por estudiar filosofía y otras profesiones afines.
Saludos!
Jenny
Hola Gonzalo,
ResponderEliminarEn efecto , como dirís Sartori en este mundo de homovidens, es poco probable que sólo una minoría opte por estudiar filosofía y otras profesiones afines.
Saludos!
Jenny
Estimado Gonzalo:
ResponderEliminarMe resulta sumamente interesante tus reflexiones. Personalmente tengo una duda media existencial. Yo he estudiado Derecho y he descubierto hace unos dos años atras a la sociología y a la política, y cómo ambas se relacionan con el Derecho. Me gustan tanto que estoy pensando en seguir una de las dos como segunda carrera, he revisado la curricula de ambas carreras en San Marcos y muchos de los cursos a llevar coinciden. Mi pregunta es ¿cual de estas dos (Sociología o Ciencia Política) es más afín con el Derecho de acuerdo a tu percepción como profesor universitario?. Me interesa mucho el debate político y la teoría política así como el desarrollo humano y de las sociedades. Asimismo, ¿consideras que San Marcos es una buena opción para estudiar cualquiera de estas dos carreras?
Gracias de antemano por absolver mis consultas.
Un abrazo.
Hola LMPV:
ResponderEliminarEn lo personal - aunque las dos son próximas al derecho - escogería la ciencia política, dado que te aproxima desde una óptica realista, al funcionamiento del Estado, su relación con la sociedad y el fenómeno del poder.
La UNMSM es una muy buena opción. También están la PUCP y la UARM.
Saludos,
Gonzalo.