ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE DELIBERACIÓN Y FINITUD
Gonzalo Gamio Gehri
“Porque Zeus puso a los mortales en el camino del saber, cuando estableció con fuerza de ley que se adquiera la sabiduría con el sufrimiento. Del corazón gotea en el suelo una pena dolorosa de recordar e, incluso a quienes no lo quieren, les llega el momento de ser prudentes.”[1]
Siempre me he preguntado porqué los compositores de tragedias – pensadores de primera línea en la reflexión clásica sobre la ética y la política – han insistido en señalar que la sabiduría se logra a través del dolor. Por supuesto, esta posición re-vela la forma peculiar de la relación de los mortales con los dioses, e incluso el rol de la anámnesis en el espacio público ateniense. No obstante, más allá del horizonte cultural inter-intencional de su enunciación, la sabiduría trágica pone de manifiesto dimensiones fundamentales de la cosa misma, la comprensión del carácter finito y contingente tanto de la vida humana en cuanto tal, como de las propias excelencias que es capaz de desplegar un agente humano.
“Porque sufrimos, reconocemos haber actuado mal”, reza al verso 926 de Antígona, que después examina Hegel en
No podemos erradicar el dolor de la experiencia humana sin dejar de ser lo que somos (cfr., el rechazo de Ulises al ofrecimiento de la inmortalidad por parte de Calipso en Odisea V), pero podemos aprender de él, aun en las situaciones más amargas. En el fondo, no nos queda alternativa. Eso lo sabemos cuando perdemos a un ser amado. Aprender en torno a nuestros límites en tanto mortales, aprender en cuanto al trato que le debemos a los demás y a la medida correcta en los diferentes asuntos de la vida. Reconocer que la realidad que debemos enfrentar no está hecha a la medida de nuestros deseos; antes bien, suele ejercer una sólida resistencia frente a ellos. Considerar y percibir la inconmensurabilidad de los bienes que buscamos y aspiramos cultivar, así como la heterogeneidad de los males que combatimos o procuramos evitar. Tomar conciencia de que cualquier pretensión de autosuficiencia para una vida humana está condenada a fracasar. Extraer, finalmente, de la experiencia de la adversidad la aguda lección de Tiresias, según la cual la buena deliberación es el mejor de los bienes, incluso cuando sabemos que no podemos bosquejar del todo el escenario de nuestras vidas.
Excelente post, Gonzalo!
ResponderEliminarSolo enfatizaría y relacionaría que esa metafora del aprendizaje como dolor es fundamental. Aprender es estar inmerso en el problema, y eso es algo que no debemos olvidar, especialmente aquellos docentes que nunca piensan en el aprendizaje sino en la transmisión de la información.
Saludos
Renzo
Tiene razón al evocar la sabiduria trágica, Gonzalo.
ResponderEliminarEl dolor viene a ser una especie de catalizador en nuestro actuar, pero como señala Aristóteles, uno puede exonerar algunos dolores aprendiendo de la experiencia en sociedad.
Si, esos golpes de pecho, especialmente de personajes religiosos como nuestro querido J.L.C., qué "defienden" la vida cuando les conviene.
Estimado Renzo:
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo. Siendo tú un gran conocedor del mundo griego como tú, tu aprobación del texto es sumamente significativa.
Desde hace años, los griegos son mis interlocutores fundamentales en filosofía práctica.
El aprendizaje como dolor es un fundamento central en la formación de la deliberación.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Paolo:
ResponderEliminarCoincido plenamente con tu punto de vista sobre la tragedia y la acción política. Por eso es preciso rescatar esa sabiduría literaria leyendo a los clásicos.
Saludos,
Gonzalo.
Gonzalo: al leer tu artículo, no puedo dejar de recordar tus clases de Ética en Estudios Generales hace 2 años. Es verdad que el dolor es un método de aprendizaje, especialmente en los clásicos griegos. No obstante, tu artículo me hizo pensar en todo lo contrario. ¿Qué tanto nos obliga la sociedad a sentir dolor? ¿Qué tan sentimentalmente dolorosa es la sociedad moderna? Esto lo digo pensando en el fantástico libro "El Extranjero" de Albert Camus. En el mencionado libro, el protagonista pierde a su madre, pero no sufre dolor alguno, sino al contrario se dedica a los placeres del mundo. Por una serie de circunstancias, termina juzgado por un asesinato y uno de los argumentos morales para su condena será el de no haber sufrido por la muerte de su madre. Aunque tu artículo va más hacia la enseñanza en relación con el dolor, no pude dejar de pensar si es la sociedad la que nos lleva a ser sensibles para cumplir algunos parámetros.
ResponderEliminarEl extranjero de Camus hace referencia hacia un personaje que se siente extraño en este mundo. ¿Qué tan cierto es que la sociedad nos moldea sin darnos cuenta? Son preguntas que me planteo y me gustaría saber tu opinión. Un abrazo.
Alonso
Estimado Alonso:
ResponderEliminarEfectivamente, la educación también configura nuestras emociones. Sospecho que el individualismo contemporáneo no contribuye - a diferencia de las tragedias - a educarnos en la compasión, tan importante para el discernimiento práctico.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo:
ResponderEliminarEste artículo me pareció genial. También me parece buena la mención de "El extranjero", la cual retrata de manera espeluznante la "ausencia del dolor". Tu exposición me hizo pensar en la forma en que suelen asesinarse los jóvenes en el Callao y el nivel de frialdad con que algunos jóvenes matan a otros sin sentir níngún remordimiento. Dos opciones, o han "bloqueado" cualquier sentimiento de remordimiento o, simplemente ya no existe ningún tipo de plataforma ética (estoy pensando en voz alta). Prepararé algo al respecto en estos días.
Un abrazo nos vemos
Estimado Michael:
ResponderEliminarTerrible el dilema que planteas, pero es verosímil. Me parece importante que escribas sobre este tema.
Un abrazo,
Gonzalo.
Gonzalo:
ResponderEliminarLamento salirme del tema pero debes pronunciarte sobre esto: "A mí Hegel siempre me pareció muy charlatán muy inferior a Spinoza, Kant, Locke y Hume, pero creo que su máxima tiene mucho de verdad." Escrito por Aldo M. Aldo M le dice charlatán a Hegel. Y es egresado de nuestra universidad.
Hola Renato:
ResponderEliminarJajajaja. Sí, lo leí. Tómalo como de quien viene. Como dice el refrán, la ignorancia es atrevida.
Saludos,
Gonzalo.
Para el que menciona el tema del Callao: las emociones morales, salvo las más básicas, son socialmente construidas. Para que esa subjetividad se desarrolle en el individuo es necesario un tipo de intercambio individuo-entorno que la promueva. Ese tipo de intercambio es el que falla en las vidas de muchos jóvenes, los que como consecuencia no desarrollan narrativas de si mismos ni una estructura moral.
ResponderEliminarHola Susana:
ResponderEliminarEl tema de la violencia y los jóvenes del Callao es a la vez importante e inquietante. Hay que pedirle a Michael que desarrolle más estas ideas.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo;
ResponderEliminar¿Tienes alguna crítica a las escuelas psicológicas o a las ciencias cogntivas y sus interesantes
investigaciones relacionadas con la ética?
Como por ejemplo la psicología evolucionista y la teoría computacional de la mente
defendidas por Steven Pinker.
saludos,
Marcelo
Muy buen escrito. Vivir de verdad significa vivir apasionadamente. Y de la pasión nace el dolor y del dolor nace el reconocimiento de tu mismo y la oportunidad de aprender y desarrollarte.
ResponderEliminarEstimado Breastforms:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Muy interesante la reflexión que haces.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Marcelo:
ResponderEliminarComo sabes, mi concepción de la razón práctica le debe a Aristóteles y Hegel. Hoy, Bernard Williams y Charles Taylor influyen decisivamente en mi punto de vista. Simpatizo con los estudios psicológicos sobre el tema (Bandura, Gilligan, etc.), aunque encuentro a kohlberg excesivamente kantiano.
Saludos,
Gonzalo.