Gonzalo Gamio Gehri
Como se sabe, el Dr. Marcial Rubio ha sido elegido Rector de la PUCP, elegido por una abrumadora mayoría. Lo acompañan los vicerrectres Efraín Gonzales de Olarte, Pepi Patrón y Carlos Fosca. Una vez más, la Universidad elige a sus autoridades a través de procedimientos democráticos. Quienes asumen el gobierno de la PUCP son académicos de impecable prestigio.
Se sabe también que la PUCP enfrenta hoy tres procesos judiciales en los que se pone en juego el ejercicio libre de su derecho de propiedad, así como la autonomía universitaria en el ámbito de su gobierno como en el del ejercicio del libre pensamiento al interior de sus aulas y de sus organismos de investigación. En el último número de la revista Caretas (pp. 34-37 y 90), el Dr. Rubio es entrevistado por Zenaida Solís. Punto Edu reproduce esta entrevista. El nuevo Rector habla sobre su concepción de la sociedad, sobre la Doctrina social de la Iglesia y sobre el conflicto que actualmente enfrenta a la PUCP con las pretensiones del representante del Arzobispado de Lima. Los lectores conocen mi compromiso con la PUCP – en la que me formé, de cuya vida participo como egresado, profesor de filosofía y miembro colaborador de IDEHPUCP -, un compromiso del que me siento orgulloso. Como miembro de la PUCP, veo con buenos ojos que el nuevo Rector se pronuncie con claridad y firmeza en torno a los principios que la Universidad defiende. Quisiera comentar – por supuesto, a título personal – algunos breves pasajes de esta entrevista.
Recientemente, algunos diarios ultraconservadores han querido echar sombras sobre la elección del Dr. Rubio, sindicándolo de manera errónea y malintencionada como un extremista ideológico (como es conocido, se trata de la misma prensa amarilla y autoritaria que intentó difamar cobardemente a la CVR y a sus miembros; particularmente a su Presidente, el Dr. Salomón Lerner, Rector Emérito de la PUCP). Para nadie es un secreto que los sectores más conservadores de la "clase política" peruana y los medios - especialmente los más cercanos al autoritarismo de los noventa - han observado con recelo el compromiso institucional de la PUCP con la defensa de los Derechos Humanos y del sistema democrático. El entrevistado responde directamente a las preguntas acerca de sus ideas sociales y religiosas:
¿Tienen razón los que dicen que la izquierda y los no creyentes se entronizan en puestos claves?
Yo siempre he sido católico. Además los parámetros de la izquierda hace 30 años eran distintos. Soy un socialista cristiano. Creo en la Doctrina Social de la Iglesia, en que el trabajo es la fuente de la riqueza y que hay que remunerarlo bien.
Luego, distingue claramente entre las relaciones que la PUCP mantiene con la Iglesia y el Vaticano – que concibe como positivas – y la tensa relación con el Arzobispado de Lima, generada por el conflicto en torno a la interpretación del Testamento de Riva-Agüero.
¿Por qué cree que no cuenta con la simpatía de monseñor Cipriani?
Luego, distingue claramente entre las relaciones que la PUCP mantiene con la Iglesia y el Vaticano – que concibe como positivas – y la tensa relación con el Arzobispado de Lima, generada por el conflicto en torno a la interpretación del Testamento de Riva-Agüero.
¿Por qué cree que no cuenta con la simpatía de monseñor Cipriani?
Él ha dicho que la universidad es más abierta que lo que debería ser. Hay universidades católicas en las que las facultades de Ciencias Sociales se han cerrado.O en las que profesores no católicos no pueden enseñar. Alguna vez se alabó la decisión de una universidad católica italiana en la cual, para enseñar, había que llevar certificado de catolicidad de su párroco. Son posiciones extremas. La Constitución Ex Corde Ecclesiae autoriza a que los profesores no necesariamente sean católicos. Lo único que pide, lógicamente, es que respeten las ideas católicas.
¿Lo que existe es una lucha ideológica para condenar a un moderno Galileo?
Ojalá lo fuera. Lo que hay es una concepción de universidad católica como una institución pastoral.
¿El Vaticano exige eso?
No es concepción del Vaticano. Nosotros estuvimos en una reunión de universidades católicas en Estados Unidos a raíz de la cual la Carta Ex Corde Ecclesiae ha sido declarada oficialmente en revisión en el Vaticano, debido a problemas en su aplicación.
¿Porque es una Carta muy cerrada?
No es cerrada. Es la forma como la interpretan en diversos obispados del mundo, concretamente aquí, muy cerrada.
¿Entonces no van a cumplirla?
Nosotros sí cumplimos con Ex Corde Ecclesiae.
Rubio considera – acertadamente, a mi juicio – que quienes quieren ver sacrificada la autonomía de la PUCP, su pluralidad y la excelencia académica en nombre del imperio de una concepción conservadora de la fe católica no reconocen la apertura y pluralidad con la que el propio Vaticano concibe la labor de las universidades católicas en el mundo. El modelo que los enemigos de la PUCP quieren ver aplicado en sus claustros es el que ostentan ciertas universidades confesionales del país, con libros cuya lectura directa no está permitida y autores (o temas) en principio vetados por "peligrosos" o "nocivos" (o el uso de manuales). Está claro que ese modelo - marcadamente ideológico, además de funesto para la educación superior - no es propiamente el de una universidad genuina; las instituciones que prohiben libros no son universidades. La parte contraria a la PUCP no está particularmente preocupada porque el control doctrinal monolítico eche a perder la calidad académica de la institución, y ésta quede convertida en una suerte de recinto exclusivamente confesional. Aparentemente no consideran que el tema de la pluralidad y la rigurosidad académica sea un asunto medular.
Rubio considera – acertadamente, a mi juicio – que quienes quieren ver sacrificada la autonomía de la PUCP, su pluralidad y la excelencia académica en nombre del imperio de una concepción conservadora de la fe católica no reconocen la apertura y pluralidad con la que el propio Vaticano concibe la labor de las universidades católicas en el mundo. El modelo que los enemigos de la PUCP quieren ver aplicado en sus claustros es el que ostentan ciertas universidades confesionales del país, con libros cuya lectura directa no está permitida y autores (o temas) en principio vetados por "peligrosos" o "nocivos" (o el uso de manuales). Está claro que ese modelo - marcadamente ideológico, además de funesto para la educación superior - no es propiamente el de una universidad genuina; las instituciones que prohiben libros no son universidades. La parte contraria a la PUCP no está particularmente preocupada porque el control doctrinal monolítico eche a perder la calidad académica de la institución, y ésta quede convertida en una suerte de recinto exclusivamente confesional. Aparentemente no consideran que el tema de la pluralidad y la rigurosidad académica sea un asunto medular.
Las declaraciones del Rector aclaran dos puntos. En primer lugar, que el modo en que la PUCP vive coherentemente su catolicidad no coincida con el punto de vista de algunas autoridades eclesiásticas locales no significa que esa catolicidad no sea auténtica. Este es un punto crucial. Creo que la PUCP debe defender el tipo de universidad católica que representa, una institución académica que combina bien el compromiso y la libertad de pensamiento: esa es la PUCP que amamos y a la que pertenecemos, y así queremos que permanezca. La apertura y la calidad académica de la PUCP contribuyen decisivamente a la vida de nuestra sociedad y a la de la Iglesia peruana y universal. Esa apertura, asímismo, es apreciada por la Iglesia de Roma, como asevera Rubio. En segundo lugar, la parte contraria a la Universidad tiende a identificar las discrepancias que la PUCP tiene con ella con el agravio, y eso no tiene fundamento y puede confundir a la opinión pública. Es legítimo discrepar racionalmente; es un derecho humano. En sentido estricto, el desacuerdo no tiene porqué suscitar irritación, los desacuerdos razonables son hechos humanos ineludibles, son expresión de lo distintivamente humano. La posición que la PUCP ha asumido en sus declaraciones públicas respecto de su autonomía y derecho de propiedad han sido formuladas de manera argumentativa y respetuosa. Lo mismo puede decirse de los términos expresados en la entrevista que comentamos.
Quienes aducen que el problema judicial tiene que ver con la administración de la herencia de Riva-Agüero, y no con la pluralidad académica de la PUCP no reparan – o no quieren reparar - en el hecho de que, como sostiene agudamente Rubio, “con el control económico se tiene todo el control. Ahí se acaba la autonomía de la universidad”. Es evidente que es así. Nótese que la parte contraria a la PUCP pretende administrar no sólo la herencia de Riva-Agüero, sino también posesiones recientes como CENTRUM y el Instituto de Idiomas (la propia Zenaida Solís señala claramente: esa declaración delata una intención económica, para luego añadir: (eso) no es muy feliz para alguien que dice perseguir un fin espiritual. Sin comentarios).
En fin, encuentro esta entrevista importante, y estoy básicamente de acuerdo con lo expresado en ella. Me parece valioso que el nuevo Rector se pronuncie con claridad y firmeza sobre el problema de la autonomía de nuestra Universidad, el proceso legal y el conflicto con un quienes quieren ilegítimamente controlar la institución desde fuera y sofocar su espíritu de apertura a lo diverso y su rigor científico. Este conflicto rompe con una historia de buenas relaciones entre el Arzobispado y la PUCP. Nunca antes se puso en tela de juicio la autonomía universitaria, y las potestades de la PUCP como propietaria absoluta de sus bienes. Es realmente triste que la comunidad universitaria tenga que afrontar este duro trance. Sin embargo, es necesario desde todo punto de vista defender la autonomía de la PUCP, su condición de institución académica libre, plural y democrática. Esa es mi posición y la de la gran mayoría de miembros de esta antigua y venerable comunidad universitaria, mi alma mater. Defendamos nuestra Universidad. Desde esa libertad y compromiso plural con el conocimiento y la civilidad, la PUCP sirve con excelencia al país y a la Iglesia.
En fin, encuentro esta entrevista importante, y estoy básicamente de acuerdo con lo expresado en ella. Me parece valioso que el nuevo Rector se pronuncie con claridad y firmeza sobre el problema de la autonomía de nuestra Universidad, el proceso legal y el conflicto con un quienes quieren ilegítimamente controlar la institución desde fuera y sofocar su espíritu de apertura a lo diverso y su rigor científico. Este conflicto rompe con una historia de buenas relaciones entre el Arzobispado y la PUCP. Nunca antes se puso en tela de juicio la autonomía universitaria, y las potestades de la PUCP como propietaria absoluta de sus bienes. Es realmente triste que la comunidad universitaria tenga que afrontar este duro trance. Sin embargo, es necesario desde todo punto de vista defender la autonomía de la PUCP, su condición de institución académica libre, plural y democrática. Esa es mi posición y la de la gran mayoría de miembros de esta antigua y venerable comunidad universitaria, mi alma mater. Defendamos nuestra Universidad. Desde esa libertad y compromiso plural con el conocimiento y la civilidad, la PUCP sirve con excelencia al país y a la Iglesia.
He escuchado la tesis de que muchos de los problemas de la PUCP con el arzobispado se acabarian si la PUCP renunciara a su titulo de “Pontificia”. Segun tengo entendido, el titulo de “Pontificia” no le trae NINGUN tipo de beneficio a la PUCP como institucion y mas bien le otorga derechos al arzobispado (por alli es que entra a tallar Cipriani). Si la PUCP no es una intitucion pastoral (como dice bien Marcial Rubio) y en la practica la Iglesia Católica no tiene ningun tipo de participación directa en la administración de la Universidad ¿por que no evitarse problemas con Cipriani y con futuros arzobispos conflictivos renunciando simplemente al titulo de “Pontificia”? Hasta donde se, la UNMSM alguna vez tuvo dicho titulo y hace muchos años lo perdio, para su propio bien! ¿Que es lo que detiene a las autoridades de la PUCP para tomar esta decision? La movida seria puramente legal. En la practica, las relaciones con la Iglesia Católica seguirían siendo las de siempre... ¿no crees?
ResponderEliminarRodolfo:
ResponderEliminarLa PUCP, como U. Católica, tiene un Centro Pastoral, pero no es una institución pastoral. Su propósito es la producción de conocimiento. No subordina la ciencia a la religión Católica(menos ante una visión particular del catolicismo) sino que promueve el diálogo entre ambas.
Es preciso distinguir entre el conflicto por la herencia de JRA y las condiciones de su carácter pontificio (que le fue otorgado, no lo olvidemos, 25 años después de fundada).
Saludos,
Gonzalo.
Yo iría más allá de lo que dice Rodolfo. Como bien decía un profesor de esta institución, la PUCP es más universidad que católica. Entonces hay que dejarnos de hipocrecías por los dos lados. Que la PUCP deje de lado su título de pontificia y su nombre de Católica. Podría convertirse en la Universidad del Perú. De católica ya no tiene nada, salvo uno que otro curso de teología heterodoxa y un oratorio.
ResponderEliminarComo en tu caso personal Gonzalo, lo de católico es algo accesorio que no debe influir en el debate público. Terminemos pues de una vez con el clericalismo.
Hola Roy:
ResponderEliminarYo haría algunas distinciones. Pareciera que estableces como verdadera la ecuación catolicismo = conservadurismo, y eso no es verdad. Para empezar, no hay que confundir lo que el Vaticano estipula de una Universidad Pontificia con las exigencias del Cardenal. No son necesariamente lo mismo. El Vaticano no tiene ningún problema con el perfil de la PUCP. Una universidad puede ser católica y universidad, como lo es la PUCP.
No confundas lo que discuto sobre la laicidad en las sociedades democráticas (en las que existen creyentes en diversas religiones y no creyentes), y mi condición de católico (que es un compromiso mío con una comunidad. Soy católico por tradición y por elección, pero no soy conservador. Eso también es perfectamente posible.
Saludos,
Gonzalo.
P.D.: El nombre "católica" fue asumido por vocación, y el título de “Pontificia” fue un honor otorgado por el Papa en 1942. La PUCP ha honrado ese nombre siempre, y su relación con el obispo ha sido por lo general cercana, con la excepción del actual Cardenal. Este conflicto (en el que la posición de la PUCP es muy clara) no tiene porqué implicar dejar su nombre. La Iglesia Católica no sólo respeta la diversidad, la ultiva. En ella habitan diferentes carismas y enfoques teológicos.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
De acuerdo con lo que dices, Gonzalo, sobre el titulo “Pontificia” y el nombre “Catolica”. Sin embargo, creo que las propuestas de Rodolfo y Roy son legitimas a pesar de tus respuestas. ¿Por que no simplemente abandonar lo de “Pontificia” y “Catolica” y de esa manera cerrar toda posible injerencia de gente como Cipriani? Esto NO implicaria ningun rompimiento con la Iglesia Catolica: los cursos de teologia seguirian, el centro pastoral seguiria, el respeto por la iglesia seguiria, etc. Simplemente se renuncia a unos nombres que le esta trayendo muchos problemas a la universidad y que puede seguir trayendole problemas en el futuro. ¿Cual seria el problema con esto? Los profesores y autoridades catolicos seguirian siendolo y aquellos que no lo son seguirian no siendolo.
ResponderEliminarHola L.C.:
ResponderEliminarPodría ser una posibilidad legítima, pero no es mi opción. ¿Por Qué concederles algo tan importante como el nombre de la PUCP a un sector intransigente? Pienso que la raíz del problema no es el nombre ni el título, sino ese sector intransigente , que no es tolerante con quien tiene una lectura teológica distinta, o valora la diversidad.
Saludos,
Gonzalo.
Gonzalo,
ResponderEliminarA pesar de lo que digan tú y Rubio o lo que puedan decir los partidarios de Cipriani hay algo de romántico en esta disputa por la PUCP que va más allá de lo económico. Para unos significa defender un supuesto bastión de la tolerancia y de la excelencia académica. Para otros implica recuperar la supuesta identidad católica de una institución que ha sido víctima de la ideologización, especialmente de izquierda. Por lo menos hay algún ideal detrás de ambas facciones.
Yo quisiera aprovechar esta tribuna para hablar (y denunciar) otra realidad del mundo universitario peruano, el cual no se reduce a la PUCP. Espero que no se descubra quien soy en realidad porque si no, con toda seguridad, peligraría mi trabajo.
Se trata del caso de la Universidad de Lima. Veo que en tu blog eres un crítico del autoritarismo. Yo creo que este no nace sólo en la política partidaria sino que se aprende en muchas instituciones. En el caso de la U. Lima hay una rectora que se ha perpetuado en el cargo a lo largo de más de 25 años a través de una serie de prácticas poco limpias. Ella ha sido muy eficiente en el manejo administrativo y ha convertido a la universidad en una empresa muy rentable. Una empresa donde los profesores son proveedores de servicios (que son como fusibles que son expulsados cuando ya no son “útiles”) y los alumnos clientes. Durante estos años la rectora ha logrado expulsar a profesores de gran capacidad que podían hacerle sombra a su poder y se ha rodeado de tecnócratas, la mayor parte de perfil bajo, que son totalmente sumisos y otros, como el actual vicerrector, con una ambición muy grande y con poco sentido de humanidad, que manejan la universidad como si fuera una fábrica de jabones. Existe un clima de miedo, donde nadie expresa lo que piensa porque todo puede ser usado contra uno. Si se critican los programas de estudio porque se cree que son académicamente poco serios o se cuestiona algún aspecto que se considera esencial en el sistema uno puede ser víctima del despido. Se pide una lealtad incuestionable al régimen, un régimen que ciertamente no es leal, ni tolerante, ni respetuoso de la dignidad de sus trabajadores. La respuesta de actual vicerrector cuando había alguna crítica era: “no tienen por qué quejarse, para eso se les paga bien”. Por cierto la paga es muy buena para el promedio del mercado peruano, pero a eso se reduce la dignidad del profesor… Cállate que para eso te pago… Tus cartones nos interesan como marketing para tener más clientes pero no para que desarrolles nuevos conocimientos –a menos que ellos produzcan plata-.
Hola Blas:
ResponderEliminarMuy interesante y preocupante lo que escribes sobre el autoritarismo y la U. de Lima. Bienvenidas tus reflexiones.
Sólo un apunte pequeño sobre el caso PUCP. Un rasgo de las ideologías es el no permitir la revisión crítica de sus cimientos y valores. En la PUCP existe una pluralidad de posiciones: hay profesores liberales, socialistas, conservadores, del Opus Dei, de la teología de la liberación, etc. Esa pluralidad es buena, le ha dado solidez y profundidad. En sus aulas tiene lugar la revisión crítica de los cimientos teóricos y valores, porque de eso se trata la actividad universitaria.
Pienso, en contraste, que la perspectiva de quienes quieren tomar la PUCP desde el tradicionalismo sí es ideológica, porque consideran negativa o pecaminosa la revisión crítica de sus cimientos y valores. Confunden incluso el cuestionamiento con el agravio. Se trata de impedir que la PUCP sea tomada y desmantelada como universidad en beneficio de una ideología que se cubre de un manto religioso. Yo soy católico, pero quiero una Universidad abierta y libre, como la PUCP siempre ha sido.
Saludos,
Gonzalo.
Sobre lo de la PUCP, prefiero no metermer en pelea entre curas y caviares...Creo que la cuestión es más compleja de lo que tú planteas. Pero insisto en decir que por lo menos hay ideas en juego y no sólo plata...
ResponderEliminarAlgunos datos para completar lo que sostenía sobre la U. de Lima:
En 1977, la Asamblea Universitaria eligió como rectora de la Universidad de Lima a Ilse Wisotzki, cargo que desempeñó hasta 1984, cuando el máximo órgano de gobierno de la institución la reeligió para un nuevo período que concluyó en 1989, año en que entregó el mando a Desiderio Blanco. En 1994 fue elegida nuevamente.
En 1999, la Asamblea Universitaria la eligió por cuarta vez rectora. En el 2004 Wisotzki fue ungida rectora por quinta vez. Ahora ha sido elegida por sexta vez.
En 1995, Wisotzki modificó el estatuto de la universidad cesando a todos los profesores mayores de 70 años. Con esa medida, se libro de contendores rectorables como Antonino Espinosa Lañas, Carlos Fernandez Sessarego, Gabriela Porto, Harold Griffiths Escardo, Fernando Silva Santisteban entre otros.
Lo insólito es que cuando Wisotzki cumplió 70 años en el 2003, no ceso gracias a una reforma del estatuto que le permite sólo a ella permanecer en esa casa de estudios de manera vitalicia.
Además de los catedráticos mencionados, Wisotzki despidió a decenas de profesores y empleados arbitrariamente. Ha sido denunciada ante el Poder Judicial y ha tenido que acatar algunas reposiciones.
Actualmente, existe mucho descontento interno. El régimen es carcelario. A los profesores se les prohíbe transitar libremente. Las cámaras de vigilancia graban todos los movimientos. El actual vicerrector es de la misma escuela pero con mayor ambición, más pragmatismo utilitarista y menos cultura. Se cree que aspira a suceder a la señor Wisotzki en el poder.
Estos casos de despotismo universitario se podrían evitar si se prohíbe mediante Ley aprobada en el congreso de la república, las reelecciones inmediatas tanto de decanos de facultades como de rectores.
Wisotzki es un pésimo ejemplo en un país democrático.
Hola Blas:
ResponderEliminarLo que señalas evidencia que la concentración del poder y la imposición de un modelo exclusivamente empresarial tienden a distorsionar la lógica universitaria.
Insisto, lo de la PUCP es mucho más que lucha ideológica de facciones. Intelectuales que no tienen nada de "caviar" como Luis Jaime Cisneros han mostrado su compromiso con una PUCP libre y plural.
Saludos,
Gonzalo.
Gonzalo,
ResponderEliminarDos cosas.. La existencia de facciones en la lucha por la PUCP me parece evidente. Cada uno piensa tercamente que tiene la razón y tienden a ver las cosas como blanco o negro (como tú). Yo tengo amigos que aprecio mucho en todos los "bandos": clericales, curas rojos y caviares. Dicho sea de paso, en todas esas posiciones hay excelentes personas pero también arribistas y estúpidos...
En el caso de la U. de Lima el problema no es solamente el modelo empresarial. Otras universidades tipo la UPC lo tienen y, si bien no estoy de acuerdo con el modelo, el manejo de su adminsitración es decente. El problema más grave es la corrupción del poder que se ha generado en la U. de Lima.
Hola Blas:
ResponderEliminarBueno, hay cuestiones de principio que me llevan a opinar diferente. Como tú mismo señalas en el caso de la U. de Lima, cuando en el plano académico y en el institucional la posibilidad de la crítica se disuelve, se disuelve la idea misma de universidad.
Creo que el modelo empresarial no cree sustancialmente en los procedimientos democráticos en las universidades cfr. el libro de Bustamante B. "La nueva universidad", (aquí encontrarás un post sobre el tema). Pero dejemos que los hechos confirmen o refuten esta tesis ¿Habrá alternancia en el poder en las nuevas universidades - empresa? ¿Hay elecciones?
Coincido contigo en lo de los peligros en la U. de Lima. En la PUCP lo que se propone entre la gente que quiere tomarla es una intervención externa.
Saludos,
Gonzalo.
P.D.: Este es mi post sobre el modelo empresarial de univirsidad, y sus inconsistencias:
ResponderEliminarhttp://gonzalogamio.blogspot.com/2007/04/repensar-la-universidad.html
Saludos,
Gonzalo.
Mientras la PUCP siga siendo catolica siempre va a correr el riesgo de ser censurada de una u otra manera por la iglesia. Hoy es Cipriani y sus intereses economicos. Mañana sera otro por otras razones. Ya en el pasado (no muy lejano), las autoridades catolicas de la PUCP han censurado la contratacion de algunos profesores por no adecuarse a los estandares que ellos consideraban catolicos. Creo que es un poco ingenuo pensar que la PUCP es una universidad donde reina la libertad absoluta de expresion. ¿Cuantos profesores ateos hay en la PUCP que hablan libre y abiertamente de su ateismo en las aulas y como intelectuales publicos? ¿Cuantos profesores pro-aborto hay en la PUCP que defienden su postura y critican a la iglesia por su intolerancia con esto? ¿Cuantos profesores homosexuales hay en la PUCP que expresan su desacuerdo con la iglesia catolica por su postura frente a la homosexualidad y sexualidad en general? Peor aun, ¿seria posible que el rector de la PUCP sea ateo, pro-aborto, u homosexual abiertamente? ¿Lo permitiria el Vaticano? (obviamente, no lo permitiria si dicho individuo quisiera erradicar la presencia Catolica en la PUCP. Pero estoy pensando en un intelectual brillante, moralmente intachable y respetuoso de la iglesia a pesar de sus diferencias con ella. ¿Seria posible que el Vaticano le de el visto bueno?).
ResponderEliminarHay ideas interesantes en tu blog. Yo tampoco creo que el modelo empresarial sea el adecuado para una universidad. Creo también que la ley que dio el fujimorato para que estas entidades se convirtieran en empresas, a pesar de unas pocas ventajas, en el balance final ha sido fatal (aunque tampoco apoyo el modelo estatista de universidad).
ResponderEliminarSin embargo ese modelo existe y efectivamente muchas universidades son empresas. Al igual que en las empresas normales, hay buenas práctica y malas prácticas, hay buenos empresarios y malos empresarios.
En el caso de Bustamante yo creo que está profundamente equivocado pero creo que es una persona decente (hasta donde sé) y lo mismo pienso de la UPC. Es decir no creo que sea el ideal de universidad (ni de lejos) pero dentro de todo me parece una "empresa" decente. En la U. de Lima creo mas bien que hay pésimas prácticas "empresariales" que llegan a ser gansteriles y corruptas.
Estimado Gonzalo,
ResponderEliminarNo hay por qué asustarse tanto... Aunque Cipriani ganara el juicio, no tiene la gente para reemplazar a los profesores actuales de la PUCP. Por ejemplo mira el caso de los profesores de teología. Tengo entendido que ahora Cipriani sí tiene la facultad de cambiarlos y no lo ha hecho ¿Por qué? Por que no tiene a nadie para hacer los cursos.
¿Qué ha hecho con la pastoral universitaria? Sólo ha comprado más panderetas y algunos folletos con contenidos distintos a los anteriores.
Por ejemplo, en el caso de filosofía, ¿A quien podría poner del mismo nivel (o aunque sea de un nivel aceptable) en vez Giusti, Lerner o Rosemary? ¿A un cura de Navarra? Ni hablar... Ten en cuenta que Cipriani es un Opus atípico. A los Opus no les gusta meterse en las cosas de otros, ellos crean sus guetos. Y si miras al resto del clero peruano (o de los laicos) el nivel intelectual es paupérrimo, salvo los jesuitas y uno que otro curita autodidacta…
No podría por ningún lado hacer nada... Además tendría en contra a casi todo el alumnado al cual se le ha enseñado a repudiar al catolicismo ortodoxo... (porque el catolicismo liberacionista simplemente los aburre)....
Creo que hay mucho de paranoia en todo esto. Las cosas no van a cambiar mucho gane o pierda Cipriani. El asunto de la PUCP no se resolverá por un juicio. Es una batalla cultural, que en buena medida ya está ganada por los que dirigen actualmente la universidad.
Estimado Gonzalo:
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con tu aseveración sobre el carácter democrático de la PUCP. Bien sabes que se cuecen habas en todas partes y la asamblea está digitada previamente y solo representa al 40 por ciento de profesores sino menos. El resto, la mayoría, por ser contratados no votan. El nivel de representatividad de las autoridades es muy bajo. Basta ver las críticas que les hace el gremio estudiantil en su blog. Debería haber más modestia y aceptar que en la pucp existe una oligarquía (de conducta progresista, pero oligarquía al fin) que si no cambia de modales y no amplia su base de representatividad puede poner en riesgo a toda la universidad.
Estimado Celso:
ResponderEliminarQue la última administración de la PUCP ha cometido algunos errores es algo que yo mismo he señalado en este blog. Sin embargo, lo de la oligarquía me parece un exceso (y hasta puede resultar sumamente ofensivo, dada la etimología del término). El sistema de elecciones se funda en los estatutos de la PUCP.
Una cosa es criticar algunas medidas de la última administración de la PUCP y otra no caer en la cuenta de lo peligrosa que es la amenaza ultraconservadora que se cierne sobre ella, que incluye el control académico y la destrucción de la autonomía y la democracia, puesto que el Rector sería impuesto desde fuera). Es preciso defender a la PUCP. Mi posición es a favor de sus autoridades elegidas, y por preservar el notable legado de Rectores como F. MacGregor y S. Lerner, que contribuyeron a hacer de la PUCP una Universidad del siglo XXI.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo.
ResponderEliminar¿Podrías mencionar cuáles son esas Universidades Empresas? Acabo de comparar las currículas de la UP y USIL en Administración, y la única diferecnia notable que encuentro es que no hay estos cursos en USIL: Sicología, Filosofía, Sociología, Ciencia Política, Pensamiento Social Contemporáneo y Teología. Seis cursos. Me dirás que son seis cursos fundamentales, pero yo no recuerdo que para alguien eso haya sido fundamental, formativo, crucial, etc. Lo de la participación de los alumnos en el gobierno de la universidad, tampoco (quizás para hacerse notar, para sumar puntos en el curriculum). Tal vez lo que tú estás defendiendo es un modelo que sólo ocurre en algunas facultades de algunas universidades.
Hola LuchínG:
ResponderEliminarAunque esos cursos son fundamentales para la formación universitaria, me refería también a los cursos de especialidad. Mira el plan de estudios de derecho de las universidades -empresa, la UP no lo es (más información en mi post "Repensar la universidad").
Saludos,
Gonzalo.