Gonzalo Gamio Gehri
Finalmente, el gobierno formó la Comisión de alto nivel que supervisará la construcción y composición del Museo de la Memoria. Estará presidida por Mario Vargas Llosa, y conformada por Salomón Lerner Febres, Luis Bambarén, Frederick Cooper, Enrique Bernales, Fernando de Szyszlo y Juan Ossio. Saludamos la rectificación del Ejecutivo. El donativo alemán no ha sido retirado, y se utilizará para la construcción del Museo. El alcalde Salvador Heresi ha manifestado su intención de que el distrito de San Miguel se convierta en su sede. Incluso el ejército peruano – a través del general Otto Guibovich – se ha pronunciado a favor del proyecto.
El Museo podrá convertirse en un lugar de reflexión y diálogo en torno a lo que hemos vivido, y que no debe repetise. Esta decisión gubernamental manifiesta un giro peculiar en torno al tratamiento oficial del tema. Se trata de una Comisión interesante por su composición: Salomón Lerner y Enrique Bernales proceden de la CVR, y son importantes intelectuales que han dedicado años de su vida a la causa de los Derechos Humanos y la lucha contra la corrupción. Luis Bambarén representa a un sector de la Iglesia Católica que se ha preocupado con singular énfasis por los temas de justicia. Fernando de Szyszlo, Juan Ossio y Frederick Cooper provienen del mundo de la cultura y tienen una reconocida trayectoria política liberal. Los nombres de esta lista han sacudido las expectativas de los enemigos confesos del Museo, que creían que contaban con el apoyo incondicional de Alan García (ver el interesante análisis del historiador Jorge Valdez acerca de la situación actual de los “críticos” de esta iniciativa). Necesitamos más elementos para emitir un juicio concluyente, pero sin duda el imprevisto cambio de rumbo de los acontecimientos es muy interesante. De todos modos, no podemos cantar victoria. Ya sabemos que este gobierno actúa de acuerdo con criterios de utilidad política y no guiándose por consideraciones de principio. Estemos alertas.
Este cambio de perspectiva ya se insinuaba cuando Ántero Flores Aráoz reconoció públicamente que se había equivocado con la exposición Yuyanapaq; que después de verla por primera vez, podía decir que en ella encontraba objetividad. En general, estas circunstancias suponen un duro golpe para quienes han asumido públicamente la causa de la impunidad, quienes pronunciaban el cántico “o la gloria o el silencio” para los perpetradores. El Museo va. En un agudo y divertido artículo, Ricardo Vásquez Kunze describe cómo los "conservadores políticos" de salón (a quienes el periodista frecuentaba otrora) han perdido la alegría con la noticia, y le han puesto una cruz a Heresi dentro del círculo de sus amistades por brindar su apoyo para que el Museo se construya en San Miguel. Vásquez Kunze los llama “rabonas y sahumadores” porque suscriben la desconcertante y antidemocrática tesis según la cual – estoy citando la columna – “los únicos partidos de derecha son las Fuerzas Armadas y la Iglesia”. Estos personajillos, predicadores del viejo autoritarismo criollo de "trono y altar", son los grandes derrotados de este día.
En estos días – en medio de la polémica en torno a este tema – he escuchado una serie de opiniones de todo calibre sobre este asunto. Ciertamente, es necesario construir una ‘memoria plural’ (el propio Informe de la CVR lo plantea así), es preciso considerar como la piedra angular de la memoria de la violencia, el testimonio de las víctimas de la insania terrorista y de la represión militar. Decenas de miles de campesinos quechuablantes (o hablantes de la lengua aymara o de las lenguas amazónicas), aquellos que fueron arrancados de sus casas por la noche, y nunca volvieron a aparecer. Aquellos familiares que tocaron la puerta de las comisarías, los cuarteles, los municipios, etc., buscando ayuda para encontrar a los suyos, y fueron rechazados. Por eso sostengo que – en el enjambre de posiciones en torno al debate sobre la memoria – el Informe Final de la CVR cuenta con el sólido fundamento de 17,000 testimonios recabados, examinados, contrastados. La CVR escuchó las voces de quienes no habían sido escuchados jamás. Aquellas voces que los enemigos de la memoria quieren hoy silenciar.
La discusión ha puesto énfasis en la multiplicidad de “ideologías” que animarían a muchos presuntos “gestores de la memoria” a insistir en el proyecto del Museo. Sino se permite la entrada de otras “ideologías”, la iniciativa estaría “sesgada” desde su base. La crítica de esta afirmación merece un análisis ético y epistemológico más detenido, que prometo hacer en un futuro post. No obstante, quisiera decir algo breve sobre esto. Quien así piensa examina los temas de Derechos Humanos desde el unilateral prisma del poder: plantea esta clase de conflictos de interpretación desde la mera lucha de intereses de poder. Curiosamente, estos conservadores políticos y religiosos se llenan la boca de expresiones como la “búsqueda de la verdad”, pero piensan de facto como 'leninistas ortodoxos', pues creen que “salvo el poder, todo es ilusión” (creencia que encuentro por demás inaceptable). Se obsesionan con el ‘juego de fuerzas’ detrás de la memoria. Nótese que cuando se identifica y describe a los actores (los presuntos “grupos de interés”, es decir, los partidos, las FFAA, la jerarquía eclesiástica, las ONG, etc.), las víctimas no aparecen como interlocutores válidos. Su cinismo es evidente.
¿Y la verdad? A veces los ‘hechos’ nos saltan a la cara. Aunque los hechos están tejidos de interpretaciones, a veces determinados hechos fracturan nuestros juicios previos sobre algunos asuntos. 17,000 testimonios pueden hacer añicos nuestros “saberes” sobre la pacificación, por eso mi insistencia en la lectura del Informe Final. Recientemente se abrieron las fosas de Putis, se han descubierto los hornos en el cuartel de Los Cabitos. Hoy se están exhumando cadáveres en distintas zonas de Ayacucho. Decir categóricamente que aquí no hubo violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos, que es mejor el silencio, que recordar es lesivo para ciertas instituciones del Estado, o que todavía no es oportuno hacer memoria constituye una ofensa contra los que sufrieron, y anhelan justicia.
Finalmente, el gobierno formó la Comisión de alto nivel que supervisará la construcción y composición del Museo de la Memoria. Estará presidida por Mario Vargas Llosa, y conformada por Salomón Lerner Febres, Luis Bambarén, Frederick Cooper, Enrique Bernales, Fernando de Szyszlo y Juan Ossio. Saludamos la rectificación del Ejecutivo. El donativo alemán no ha sido retirado, y se utilizará para la construcción del Museo. El alcalde Salvador Heresi ha manifestado su intención de que el distrito de San Miguel se convierta en su sede. Incluso el ejército peruano – a través del general Otto Guibovich – se ha pronunciado a favor del proyecto.
El Museo podrá convertirse en un lugar de reflexión y diálogo en torno a lo que hemos vivido, y que no debe repetise. Esta decisión gubernamental manifiesta un giro peculiar en torno al tratamiento oficial del tema. Se trata de una Comisión interesante por su composición: Salomón Lerner y Enrique Bernales proceden de la CVR, y son importantes intelectuales que han dedicado años de su vida a la causa de los Derechos Humanos y la lucha contra la corrupción. Luis Bambarén representa a un sector de la Iglesia Católica que se ha preocupado con singular énfasis por los temas de justicia. Fernando de Szyszlo, Juan Ossio y Frederick Cooper provienen del mundo de la cultura y tienen una reconocida trayectoria política liberal. Los nombres de esta lista han sacudido las expectativas de los enemigos confesos del Museo, que creían que contaban con el apoyo incondicional de Alan García (ver el interesante análisis del historiador Jorge Valdez acerca de la situación actual de los “críticos” de esta iniciativa). Necesitamos más elementos para emitir un juicio concluyente, pero sin duda el imprevisto cambio de rumbo de los acontecimientos es muy interesante. De todos modos, no podemos cantar victoria. Ya sabemos que este gobierno actúa de acuerdo con criterios de utilidad política y no guiándose por consideraciones de principio. Estemos alertas.
Este cambio de perspectiva ya se insinuaba cuando Ántero Flores Aráoz reconoció públicamente que se había equivocado con la exposición Yuyanapaq; que después de verla por primera vez, podía decir que en ella encontraba objetividad. En general, estas circunstancias suponen un duro golpe para quienes han asumido públicamente la causa de la impunidad, quienes pronunciaban el cántico “o la gloria o el silencio” para los perpetradores. El Museo va. En un agudo y divertido artículo, Ricardo Vásquez Kunze describe cómo los "conservadores políticos" de salón (a quienes el periodista frecuentaba otrora) han perdido la alegría con la noticia, y le han puesto una cruz a Heresi dentro del círculo de sus amistades por brindar su apoyo para que el Museo se construya en San Miguel. Vásquez Kunze los llama “rabonas y sahumadores” porque suscriben la desconcertante y antidemocrática tesis según la cual – estoy citando la columna – “los únicos partidos de derecha son las Fuerzas Armadas y la Iglesia”. Estos personajillos, predicadores del viejo autoritarismo criollo de "trono y altar", son los grandes derrotados de este día.
En estos días – en medio de la polémica en torno a este tema – he escuchado una serie de opiniones de todo calibre sobre este asunto. Ciertamente, es necesario construir una ‘memoria plural’ (el propio Informe de la CVR lo plantea así), es preciso considerar como la piedra angular de la memoria de la violencia, el testimonio de las víctimas de la insania terrorista y de la represión militar. Decenas de miles de campesinos quechuablantes (o hablantes de la lengua aymara o de las lenguas amazónicas), aquellos que fueron arrancados de sus casas por la noche, y nunca volvieron a aparecer. Aquellos familiares que tocaron la puerta de las comisarías, los cuarteles, los municipios, etc., buscando ayuda para encontrar a los suyos, y fueron rechazados. Por eso sostengo que – en el enjambre de posiciones en torno al debate sobre la memoria – el Informe Final de la CVR cuenta con el sólido fundamento de 17,000 testimonios recabados, examinados, contrastados. La CVR escuchó las voces de quienes no habían sido escuchados jamás. Aquellas voces que los enemigos de la memoria quieren hoy silenciar.
La discusión ha puesto énfasis en la multiplicidad de “ideologías” que animarían a muchos presuntos “gestores de la memoria” a insistir en el proyecto del Museo. Sino se permite la entrada de otras “ideologías”, la iniciativa estaría “sesgada” desde su base. La crítica de esta afirmación merece un análisis ético y epistemológico más detenido, que prometo hacer en un futuro post. No obstante, quisiera decir algo breve sobre esto. Quien así piensa examina los temas de Derechos Humanos desde el unilateral prisma del poder: plantea esta clase de conflictos de interpretación desde la mera lucha de intereses de poder. Curiosamente, estos conservadores políticos y religiosos se llenan la boca de expresiones como la “búsqueda de la verdad”, pero piensan de facto como 'leninistas ortodoxos', pues creen que “salvo el poder, todo es ilusión” (creencia que encuentro por demás inaceptable). Se obsesionan con el ‘juego de fuerzas’ detrás de la memoria. Nótese que cuando se identifica y describe a los actores (los presuntos “grupos de interés”, es decir, los partidos, las FFAA, la jerarquía eclesiástica, las ONG, etc.), las víctimas no aparecen como interlocutores válidos. Su cinismo es evidente.
¿Y la verdad? A veces los ‘hechos’ nos saltan a la cara. Aunque los hechos están tejidos de interpretaciones, a veces determinados hechos fracturan nuestros juicios previos sobre algunos asuntos. 17,000 testimonios pueden hacer añicos nuestros “saberes” sobre la pacificación, por eso mi insistencia en la lectura del Informe Final. Recientemente se abrieron las fosas de Putis, se han descubierto los hornos en el cuartel de Los Cabitos. Hoy se están exhumando cadáveres en distintas zonas de Ayacucho. Decir categóricamente que aquí no hubo violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos, que es mejor el silencio, que recordar es lesivo para ciertas instituciones del Estado, o que todavía no es oportuno hacer memoria constituye una ofensa contra los que sufrieron, y anhelan justicia.
Mario Vargas LLosa puede ser el caballo de troya contra el sector de la sociedad civil en el Museo de la Memoria. MVLL va a ser quemado por Alan García porque sabe este último, que MVLL es muy peligroso como candidato presidencial y lo ha lanzado al ojo de la tormenta. Los militares y la PNP lo van a presionar duramente, y también los deudos víctimas de militares y policías. Si es inteligente e imparcial MVLL y saca adelante en buenos términos y consensos el Museo de la Memoria podría tener buenas chances electorales. Por ahí va la cosa. Alan García nunca cambia de opinión gratuitamente o porque nobles sentimientos lo empujan, aquí ha cambiado de posición con respecto al Museo de la Memoria porque simplemente va a sacar provecho y sobre todo porque va a desgraciar a potenciales rivales. Jaime Del Castillo
ResponderEliminarEstimado Jaime:
ResponderEliminarCuento con eso respecto del gobierno. No creo ni por un momento en las “buenas emociones” de Alan. Ël está calculando. Sin embargo, no creo que MVLL tenga intereses electorales; ya está lejos de eso.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo:
ResponderEliminarPerfecto. Aunque siempre está vigente la frase que dice: "En política no hay cadáveres políticos" y MVLL es un arequipeño que como el volcán de dormido puede pasar a una candente explosión de lava.
Atentamente
Jaime
¿cómo será el museo? ¿cómo estará diseñada la muestra? ¿qué parte de la memoria estará representada? ¿será la memoria del Perú? ¿será la memoria de la CVR? No se. Ojalá que la "memoria" sea justa con lo que hay que memorizar.
ResponderEliminarFelipe
¿Y qué opinas sobre la versión que dice que MVLl es una mala elección porque se hechó -eso es lo que dice esa versión, no yo- en el informe de Uchuraccay?
ResponderEliminarHola Luchín G:
ResponderEliminarEso habría que discutirlo. El IF CVR avala sustantivamente lo expuesto por la comisión Vargas Llosa.
Saludos,
Gonzalo.
Gonzalo, respecto a mi afirmación en la reunión de ayer sobre Ossio aquí está la entrevista en Perú 21 donde acepta pertenercer al grupo de consulta de Alan García:
ResponderEliminarhttp://peru21.pe/impresa/noticia/nativos-han-sido-invisibles-estado/2008-08-24/222694
y un post del Morsa que da cuenta de lo mismo y la intervención de Ossio en el debate respecto a la llamada "Ley de la selva":
http://www.elmorsa.com/2008/09/02/el-buen-salvaje-de-juan-ossio/
Por supuesto esto no lo descalifica, pero es muy probable que su presencia sea fruto de las negociaciones entre Vargas Llosa y García y que cumpla el papel de observador del presidente. Insisto, no creo que esto descalifique a Ossio ni mucho menos al comité formado, pero es un elemento de juicio más para evaluar el proceso de este comité.
Saludos.
César
Es buena noticia saber que el museo por fin se pone en marcha, y creo que mucho del mérito de este tema es de Mario Vargas Llosa con el artículo demoledor que publicó. También hay que felicitar a todos los que pusieron su granito de arena para mover la opinión de la sociedad civil (lo cual ciertamente te incluye a ti, Gonzalo). La comisión conformada da buenos augurios de que este proyecto pueda llegar a buen puerto. Lo que me gustaría plantear como pregunta es si Lima es el mejor lugar para situar este museo. En todo caso, un tema que probablemente la comisión abordará es identificar los criterios deben tenerse en cuenta para determinar la ubicación del mismo.
ResponderEliminarHola Gonzalo,
ResponderEliminarSAbes a qué se debe el aparente giro ideológico de Vasquez Kunze? Su afirmación de que las FFAA y la Iglesia son los únicos partidos de derecha es bien fuerte, pero no menos cierta (además, un tanto contradictoria con su pasado, no?). SAludos,
Carlos P.
Estimado José:
ResponderEliminarMuchas gracias. En efecto, es una grata noticia. Habrá que ver cómo evoluciona.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Carlos:
ResponderEliminarNo sé a qué viene el giro de Vásquez Kunze. Ha roto con sus colegas reaccionarios, a juzgar por sus textos. Se identifica como “déspota ilustrado” y rechaza la determinación religiosa del pensamiento político. Nunca fue un “ultramontano” ni fue ciprianista, como otros colegas suyos. En ese sentido, no necesariamente habría contradicción.
Saludos,
Gonzalo.
Primero, este es un sintoma saludable, al margen de las intenciones reales de García. En gran medida porque representa una victoria de la presión de la opinión pública en un caso justo; aunque muchos pongan en tela de juicio la simpatía de una mayoria cuantitativa de la población con esta idea.
ResponderEliminarYo si espero mucho de esta comisión y confio en su objetividad y capacidad de escrutinio libre de la presión política.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHOLA AMIGOS, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.
ResponderEliminarEn esta ocasión, percibiendo que la reciente muerte de Alfonsín ha sacado a colación balances sobre su gestión que significó el retorno más sólido a la
institucioanlidad democrática en Argentina, me permito compartir con ustedes algunas reflexiones mías sobre la próxima fundación de un Museo de la Memoria en
el Perú
(http://www.rpp.com.pe/2009-03-31-lerner--museo-de-la-memoria-sera-reparacion-mo\
ral-para-victimas-de-terrorismo-noticia_173180.html). Se trata de una exhibición permanente de material mayormente visual que registra y documenta varios de los
momentos más dramáticos que tuvieron lugar entre fines de los 70s y mediados de los 90s (principalmente) durante el terrible fuego cruzado entre el movimiento terrorista Sendero Luminoso y la (no siempre pero muchas veces) abusiva línea de
fuerzas del orden, tanto militares como policiales.
En efecto, la fundación y organización de un lugar físico que sirva tanto para hacer memoria como para brindar un espacio simbólico para el diálogo entre
diversas perspectivas y sensibilidades respecto a nuestro pasado reciente de violencia socio-política puede interpretarse, en principio, como una señal de que somos una sociedad que quiere mirar hacia el futuro aprendiendo continamente lecciones de su pasado. Y dicho aprendizaje no es en sentido escolástico, sino en un clima de discusión continua que vaya actualizando infinitamente las
preocupaciones constantes nuestras relativas a la maduración de un país justo y equitativo en su diversidad. Si un único discurso oficial pone sobre el tapete el peligro de callar y negar varias voces, el entramado de varios discursos al unísono (y no siempre discordantes) atenúa enormemente dicho peligro.
Un Museo de la Memoria se ajusta plenamente al ideal de una hermenéutica compartida por víctimas, testigos y demás partícipes reflexionantes que procuran usar sus habilidades racionales en beneficio de los más urgentes intereses éticos subyacentes a una realidad política que se pretenda justa. Aquí se combinan creativamente el sueño de la crítica libre de la Ilustración con el foro de opinión públicamente relevante antaño encumbrado en el ágora ateniense.
Si todo sale como muchos soñamos, este Museo fungirá ehacientemente, en simultáneo: como un espacio físico donde las imágenes se hagan presentes al público, invocándolo a recordar para aprender y reflexionar; y como un espacio
simbólico desde el cual podamos proyectar nuestros ideales de comunicación entre las diferentes identidades que comparten nuestra nación.
Sé que en España aún están lidiando con la conformación de discursos realmente críticos sobre la Guerra Civil, aunque también sé que en el campo de la difusión
educativa y estudios especializados se ha avanzado mucho. Alemania ha reformado
algunos campos de concentración como museos de la Segunda Guerra Mundial, pero me pregunto si los franceses hacen lo propio con sus argelinos y los rusos contemporáneos con sus objetivos de exterminación. Pregunta abierta a mis contertulianos: ¿existen iniciativas parecidas a la conformación peruana del Museo de la Memoria en otros países latinoamericanos? ¿Espacios de mostración y difusión de eventos históricos que supusieron serias fracturas en la unidad nacional?
Aquí me despido hasta una nueva ocasión.
Excelente, Charlie. Completamente de acuerdo.
ResponderEliminarBuen punto.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo,
ResponderEliminartambien considero que MVLL no tiene planes electorales, lo cual no significa que no me atraiga la idea, pero es remota muy remota esa posibilidad.
Lo bueno es que ha demostrado ser un liberal integro: no solo creyente en el liberalismo politico sino tambien y sobre todo en el politico. Eso es ser un liberal consecuente. Por eso despierta escozor en los reaccionarios a quienes desconcierta constantemente: no saben si tienen en él un aliado o un enemigo.
Lo terrible hubiera sido que con todo el peso que posee la opinion de MVLL, no apoyase el IF CVR o el Museo de la Memoria. Expreso, Correo y La Razon se cuidan mucho de criticarlo abiertamente: no tienen argumentos ni la talla moral para hacerlo.
Mario ha demostrado una vez mas que aun es el intelectual peruano más influyente en nuestro país.
Un abrazo
ARturo
Estimado Gonzalo:
ResponderEliminarEs una lástima que se haga este MM ahora, en estas épocas. Es algo muy pronto. Esto será un Yuyanapaq pero en grande. La persecución a los héroes que nos trajeron la paz ha comenzado. Primero Fujimori. Ahora los militares que mataron a terrucos, así en la cabeza, están viendo que hacer para proteger a sus familias, pues la cacería de brujas ha comenzado. Este MM es sólo una muestra de lo que se viene. La condena a nuestro presidente Fujimori son síntomas. Esperemos a ver qué ocurre.
Y como dice Valle Riestra, esto le va a sumar electorado a Keiko. Cosa que es cierta.
Saludos,
Ricardo.
Otros comentaristas: voy a tratar de hacerme entender por Ricardo Milla, por favor no vayan a pensar que creo que Grau y Fujimori están al mismo nivel.
ResponderEliminarRicardo Milla: de modo que si Grau hubiera ametrallado a los marineros chilenos, ¿no deberíamos jusgarlo por crímenes de guerra?
A Ricardo
ResponderEliminar-la memoria de todas las víctimas debe tener un lugar en el museo. Qué te hace pensar que será un homenaje a los terroristas
-si algún familiar nuestro hubiera sido abatido por militares sin previo juicio y durante 17 años difamado como terrorista, no me hubiera importado en absoluto para nada los índices reducidos de inflación: simplemente exigiría justicia.
Y todos aquellos que nos condolemos por el dolor ajeno dejaríamos de lado nuestras particulares diferencias políticas en aras de la razón, la verdad y la justicia PARA TODAS LAS VÍCTIMAS. Estoy seguro que todos cerraríamos filas por nuestros deudos. ¿Acaso es diferente porque se trata de personas que no conocemos?
Lamentablemente, parece que sí.
Arturo
Y de ninguna manera justificaríamos una dilatación de la verdad y de su constante recuerdo. Una omisión semejante es vergonzosamente cómplice.