Gonzalo Gamio Gehri
El debate sobre el descalabro provocado de Perú 21 ha traído cola. Pienso que una cuestión elemental que tendría que esclarecerse – más allá de la nota publicada por el Director de El Comercio y el pobre artículo de Hugo Guerra Arteaga – es si el gobierno influyó o no en la consumación de este probable kamikaze editorial. Si bien se trata de una decisión interna de una empresa privada, los (ex) lectores del diario tenemos derecho a saber a qué obedece este (¿súbito?) cambio de línea. Muchos lamentamos la desaparición de un tipo de periódico crítico y plural.
En el debate que siguió se cargaron un poco las tintas. Y prosperó por momentos la caricatura, con su típico sabor agridulce y su infaltable efecto deformante. De un momento a otro, quienes protestamos por el incidente nos convertimos en una suerte de “activistas” de “causas cívicas” del “sector AB” – al que honestamente, no pertenezco (ni con el que me siento identificado), pero el papel aguanta todo -, un sector insensible a las protestas en las que no se ponen en juego valores “post-materiales” (como la ética, la ciudadanía, las libertades de expresión y demás “bienes suntuarios”), sino la pura y dura supervivencia de gente concreta en Moquegua y otros lugares del país, víctimas de la injusticia. En un despliegue magnífico - y ocurrente - de estereotipos, yo mismo era descrito como un firmante de Facebook en desagravio a Álvarez Rodrich (sitio que no he visitado), me convertía en conspirador de ONG (y no pertenezco a ninguna), e incluso se me imaginaba como un exalumno de Los Reyes Rojos (yo estudié en un pequeño y entrañable colegio llamado Mártir José Olaya). Pero en fin, así son las caricaturas. Mi hipotética (y espuria) “conciencia de clase” debía llevarme a confundirme en un coro de voces AB a favor de Álvarez Rodrich que nada dice sobre Moquegua.
Respeto la lucidez y el ingenio de quienes han objetado esta supuesta ‘campaña’ (en la que, repito, el asunto no es solamente – ni fundamentalmente - el despido de Álvarez Rodrich, sino la preocupante situación de la libertad de prensa en el Perú. Es cierto que esa situación deplorable no es nueva para nada, pero eso se debe en parte a que los ciudadanos no hemos estado alertas ante los movimientos y componendas entre el poder y los dueños de los medios). No obstante, considero que algunas posturas excesivamente gruesas y dicotómicas obedecen a la observancia de una matriz teórica – sospecho que deudora del positivismo y de ciertos elementos conceptuales remanentes del marxismo ortodoxo (no de Marx) – que tienen consecuencias deterministas. Esas consecuencias impiden en muchos casos contemplar otras posibilidades de compromiso cívico. Las críticas pueden ser efectistas, pero el fundamento teórico resulta bastante endeble.
Es el problema de los determinismos, te envuelven en una conjunto de correspondencias cuasi forzosas. Mi supuesta “conciencia de clase” me tendría que empujar – “porque así son las cosas” - a distribuir la indignación de esta manera: Perú 21: 1, Moquegua: 0 ¡Mi distrito, mi Universidad, incluso mi “círculo académico” tendría que apuntar a eso! Al determinismo de clase y al determinismo distrital / “territorial”, se suma un tercero: el determinismo profesional ¡Soy de Humanidades! (ergo: lo mío son las consideraciones individuales, “espirituales”, no las “estructurales”). No se plantea la posibilidad de que alguien como yo pueda estar comprometido con el ex Perú 21 y con Moquegua; o que alguien que “pertenece” al “sector CD” – no me gustan para nada estas categorizaciones de simple uso estadístico - se solidarice con Álvarez Rodrich y los columnistas renunciantes, o que los protestantes de Moquegua planteen sus demandas en términos éticos, lo que puede constatarse por las noticias). A quienes consideran que las cuestiones éticas están desvinculadas de las necesidades materiales, uno se siente tentado a preguntarles si han oído hablar de la justicia. La “ética” no es una idea etérea que sobrevuela caprichosamente los territorios de la “realidad material”; no es mera “superestructura”. La realidad siempre es más complicada, y manifiesta mayores combinaciones y matices. Hay clasificaciones “duras” y “dicotómicas” que sólo existen en la mente de algunos observadores. Contra ellos, ya Hegel calificaba como “abstracción” la costumbre de explicar una totalidad compleja y dinámica desde un único elemento: consideraba que esa unilateralidad resultaba funesta para la reflexión crítica.
Estoy de acuerdo en que las protestas encuentran una mayor articulación en el seno de instituciones: eso lo he señalado en diversos posts, y en otros escritos. Lo que considero discutible es que estas instituciones sean fundamentalmente concebidas al interior del sistema político, léase los partidos. A menos que se esté avizorando la formación de partidos nuevos – que los necesitamos es seguro -, aquí opera una segunda abstracción: la desvinculación de la teoría ‘institucionalista’ respecto de los contextos y las condiciones de la práctica. Nos gustaría que los partidos políticos en el Perú fueran espacios deliberativos, pero no suelen serlo. No lo son ahora, ni lo han sido, por lo general. Son “feudos” de caudillos que deciden los cuadros dirigenciales a su antojo, o son asociaciones provisionales de individuos que manejan una bolsa y tienen privadas aspiraciones congresales. Lo suyo es la negociación y la dádiva (y, a veces, la corrupción). El debilitamiento de los grupos existentes, así como las penosas declaraciones de Alan García en torno a una posible tercera postulación presidencial en el 2016 bosquejan este panorama. Necesitamos fortalecer los partidos – qué duda cabe – pero también contamos con otros espacios, como las instituciones de la sociedad civil (que conste que no quiero decir con ello “sólo las ONG”). Las protestas sociales, y también las formas de vigilancia ciudadana y formación de opinión pública, requieren de espacios que las constituyan como una forma articulada de vindicar derechos.
Debemos buscar imágenes y conceptos multidimensionales (“concretos” en términos de Hegel), que no dejen pasar aspectos del problema que no estamos tomando en cuenta, por obra de determinismos de cualquier tipo. Sin duda, eso hará más fructífero el diálogo.
El debate sobre el descalabro provocado de Perú 21 ha traído cola. Pienso que una cuestión elemental que tendría que esclarecerse – más allá de la nota publicada por el Director de El Comercio y el pobre artículo de Hugo Guerra Arteaga – es si el gobierno influyó o no en la consumación de este probable kamikaze editorial. Si bien se trata de una decisión interna de una empresa privada, los (ex) lectores del diario tenemos derecho a saber a qué obedece este (¿súbito?) cambio de línea. Muchos lamentamos la desaparición de un tipo de periódico crítico y plural.
En el debate que siguió se cargaron un poco las tintas. Y prosperó por momentos la caricatura, con su típico sabor agridulce y su infaltable efecto deformante. De un momento a otro, quienes protestamos por el incidente nos convertimos en una suerte de “activistas” de “causas cívicas” del “sector AB” – al que honestamente, no pertenezco (ni con el que me siento identificado), pero el papel aguanta todo -, un sector insensible a las protestas en las que no se ponen en juego valores “post-materiales” (como la ética, la ciudadanía, las libertades de expresión y demás “bienes suntuarios”), sino la pura y dura supervivencia de gente concreta en Moquegua y otros lugares del país, víctimas de la injusticia. En un despliegue magnífico - y ocurrente - de estereotipos, yo mismo era descrito como un firmante de Facebook en desagravio a Álvarez Rodrich (sitio que no he visitado), me convertía en conspirador de ONG (y no pertenezco a ninguna), e incluso se me imaginaba como un exalumno de Los Reyes Rojos (yo estudié en un pequeño y entrañable colegio llamado Mártir José Olaya). Pero en fin, así son las caricaturas. Mi hipotética (y espuria) “conciencia de clase” debía llevarme a confundirme en un coro de voces AB a favor de Álvarez Rodrich que nada dice sobre Moquegua.
Respeto la lucidez y el ingenio de quienes han objetado esta supuesta ‘campaña’ (en la que, repito, el asunto no es solamente – ni fundamentalmente - el despido de Álvarez Rodrich, sino la preocupante situación de la libertad de prensa en el Perú. Es cierto que esa situación deplorable no es nueva para nada, pero eso se debe en parte a que los ciudadanos no hemos estado alertas ante los movimientos y componendas entre el poder y los dueños de los medios). No obstante, considero que algunas posturas excesivamente gruesas y dicotómicas obedecen a la observancia de una matriz teórica – sospecho que deudora del positivismo y de ciertos elementos conceptuales remanentes del marxismo ortodoxo (no de Marx) – que tienen consecuencias deterministas. Esas consecuencias impiden en muchos casos contemplar otras posibilidades de compromiso cívico. Las críticas pueden ser efectistas, pero el fundamento teórico resulta bastante endeble.
Es el problema de los determinismos, te envuelven en una conjunto de correspondencias cuasi forzosas. Mi supuesta “conciencia de clase” me tendría que empujar – “porque así son las cosas” - a distribuir la indignación de esta manera: Perú 21: 1, Moquegua: 0 ¡Mi distrito, mi Universidad, incluso mi “círculo académico” tendría que apuntar a eso! Al determinismo de clase y al determinismo distrital / “territorial”, se suma un tercero: el determinismo profesional ¡Soy de Humanidades! (ergo: lo mío son las consideraciones individuales, “espirituales”, no las “estructurales”). No se plantea la posibilidad de que alguien como yo pueda estar comprometido con el ex Perú 21 y con Moquegua; o que alguien que “pertenece” al “sector CD” – no me gustan para nada estas categorizaciones de simple uso estadístico - se solidarice con Álvarez Rodrich y los columnistas renunciantes, o que los protestantes de Moquegua planteen sus demandas en términos éticos, lo que puede constatarse por las noticias). A quienes consideran que las cuestiones éticas están desvinculadas de las necesidades materiales, uno se siente tentado a preguntarles si han oído hablar de la justicia. La “ética” no es una idea etérea que sobrevuela caprichosamente los territorios de la “realidad material”; no es mera “superestructura”. La realidad siempre es más complicada, y manifiesta mayores combinaciones y matices. Hay clasificaciones “duras” y “dicotómicas” que sólo existen en la mente de algunos observadores. Contra ellos, ya Hegel calificaba como “abstracción” la costumbre de explicar una totalidad compleja y dinámica desde un único elemento: consideraba que esa unilateralidad resultaba funesta para la reflexión crítica.
Estoy de acuerdo en que las protestas encuentran una mayor articulación en el seno de instituciones: eso lo he señalado en diversos posts, y en otros escritos. Lo que considero discutible es que estas instituciones sean fundamentalmente concebidas al interior del sistema político, léase los partidos. A menos que se esté avizorando la formación de partidos nuevos – que los necesitamos es seguro -, aquí opera una segunda abstracción: la desvinculación de la teoría ‘institucionalista’ respecto de los contextos y las condiciones de la práctica. Nos gustaría que los partidos políticos en el Perú fueran espacios deliberativos, pero no suelen serlo. No lo son ahora, ni lo han sido, por lo general. Son “feudos” de caudillos que deciden los cuadros dirigenciales a su antojo, o son asociaciones provisionales de individuos que manejan una bolsa y tienen privadas aspiraciones congresales. Lo suyo es la negociación y la dádiva (y, a veces, la corrupción). El debilitamiento de los grupos existentes, así como las penosas declaraciones de Alan García en torno a una posible tercera postulación presidencial en el 2016 bosquejan este panorama. Necesitamos fortalecer los partidos – qué duda cabe – pero también contamos con otros espacios, como las instituciones de la sociedad civil (que conste que no quiero decir con ello “sólo las ONG”). Las protestas sociales, y también las formas de vigilancia ciudadana y formación de opinión pública, requieren de espacios que las constituyan como una forma articulada de vindicar derechos.
Debemos buscar imágenes y conceptos multidimensionales (“concretos” en términos de Hegel), que no dejen pasar aspectos del problema que no estamos tomando en cuenta, por obra de determinismos de cualquier tipo. Sin duda, eso hará más fructífero el diálogo.
Excelente respuesta. Sucede que el señor Meléndez quiere hacer todo a la vez: un blog inteligente y llamativo, un análisis serio y el uso estereotipos... y no se puede. Su blog es gracioso por el tono y por lo grueso de la brocha, pero está claro que en ese tono y con esa brocha no se puede entrar a matices ni defender posiciones serias.
ResponderEliminarEs sintomático que después de una respuesta se niegue a seguir debatiendo. Y también es una pena que prefiera seguir siendo el Aldo Mariátegui de los blogs en vez del analista talentoso que claramente puede ser.
Quizá Meléndez no encuentre el ámbito de los blogs como el adecuado para la discusión y sólo para "jorobar" como no se cansa de repetir. Lo serio en los trabajos o en los estudios, lo de los blogs simplemente para relajarse y a veces aligerar algo de la mala sangre.
ResponderEliminarInteresante respuesta Gonzalo ¿no te parece que un tema importante es la posibilidad de la discusión por este medio? lo que suele suceder, como refiere Stone Gossard, es que uno de los polemistas desista de continuar la discusión y la anule en el inicio.
Saludos
Estimados Ernesto y Stone Gossard:
ResponderEliminarGracias por sus mensajes. Este post refleja mi posición sobre el tema. Respeto que Carlos quiera dejar la discusión aquí. Me gustaría que continuara, pero de otra forma: más argumentativa, sin "chapas" ni fotos, pero cada quien tiene su estilo, y eso también lo respeto.
Para mí los blogs son un espacio de deliberación muy interesante. Yo prefiero usarlo como una extensión de la reflexión, entre académica y cívica.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
ResponderEliminarJusto porque más que liberal soy medio "libertino" me satisface mucho que en tu post la libertad individual recupere un lugar que no veía en los blogs ensayísticos, por llamarlos de alguna forma, siempre a medio camino entre la chacota y la teorización insufrible. También en un camino intermedio está Carlos Melendez, pero con ímpetus distintos, y lamento que no hayan podido mantener el diálogo productivo que parecía entablarse. Pero esa es una posibilidad de la pluralidad y es claro que tú tienes bien definidos tus objetivos y persistes ejemplarmente en tu trabajo. Un gusto leerte.
Estimado Alexis:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu mensaje. Me da gusto que este blog te parezca interesante. Qué bien que coincidamos en esa vindicación de la libertades individuales y políticas, en un contexto social en que aun el autoritarismo, las vanguardias y los tradicionalismos tienen enorme poder e influencia.
Saludos,
Gonzalo.
Hola , segui el desarrollo del debate pero despues vi que tus respuestas sonaban demasiado complacientes y como que el jorobado tampoco quizo profundizar mas en su discurso critico. Extraño todo!! Quiza en el fondo el unico debate politico es el de Tradicion o Modernidad y punto!!
ResponderEliminarPor cierto ya estoy comprando Peru 21!!!!
un abrazo
eduardo
Hola, Gonzalo: El último comentario de Hernando me parece pura bravuconada, parecida a las del general Donayre. Pudo haber debatido sobre tradición y modernidad conmigo, por ejemplo. Pero nunca lo hizo. Simplemente respondió que, como no teníamos nada en común, no iba discutir.
ResponderEliminarLos que hablan tanto de "tradición" solo difunden una parte de la tradición, la que les interesa defender. Esta invención de la tradición es el arma de los fascistas y los ayatolas, hay que decirlo con todas sus letras.
Si tanto le interesa debatir, por mi parte queda abierta la invitación.
Hola Daniel:
ResponderEliminarCreo que sería muy interesante que el debate que propones tenga lugar.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Eduardo:
ResponderEliminarBueno, no considero que mi crítica sea complaciente: ha mostrado el carácter dogmático de su "marco teórico". Sinceramente, respeto su estilo "humorístico", pero no me parece el mejor para debatir.
Sería interesante que aceptaras la invitación de Daniel Salas a debatir.
Saludos,
Gonzalo.
No tengo ningun problema en discutir con Salas o con quien sea si se trata de defender la Tradicion!
ResponderEliminarTermino mis cursos en la universidad (ya que yo no vivo de becas o subvenciones o "grants" yankees!)y debato sobre Evola y Guenon, espero que Salas empiece a leerlos y entenderlos!
saludos
eduardo
Eduardo:
ResponderEliminarConociendo la agudeza y el talento de Daniel, ten por seguro que será un excelente interlocutor en ese debate.
Saludos,
Gonzalo.
No hay problema. Eso sí, para que la discusión tenga sentido, hay que debatir temas, no autores.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que este problema es mas que el despido de AAR o Peru21, en juego esta la libertad de prensa y la trasparencia e independencia de los medios de comunicación. Aquellos que dicen que el grupo Comercio tienen el derecho de manejar sus empresas como quieran, olvidan que un diario no es una empresa cualquiera, su credibilidad esta basada en la independencia y objetividad de sus periodistas, los medios de comunicación son un pilar de la democracia y no deben ser tratadas como extensiones de propaganda del gobierno o de los negocios de las empresas que las manejan.
ResponderEliminarEl problema con el jorobado es su generalidad, deberia ser mas especifico, esta bien criticar la actitud de una persona, pero de ahi a saltar sin más ni más a calificar a todos del mismo error me parece excesivo. De todas formas algunas de sus criticas me parecen pertinentes y cosas que se pueden discutir como lo hiciste. Lamentablemente, si han leido su último post, hoy esta siendo el blanco de la censura, lo que me parece inaudito sobretodo viniendo de donde parece insinuar (aqui otra vez seria bueno saber exactamente de donde, pero supongo que no es posible), esperemos que los bloggers se indignen tambien ante este atropello de la libertad de expresion.
Ok, yo la proxima semana tengo que evaluaciones y de alli ya estoy mas libre!!
ResponderEliminarEn ese momento escribire un texto sobre la tradicion en mi blog para abrir el debate.
De acuerdo no "autores" pero tampoco "cifras" (Antes los hombres vivian hasta los 50 años y ahora el promedio de vida es 80.. por lo tanto lo moderno es mejor....sic)
saludos
eduardo
PD: ¿que piensas de la censura contra melendez gonzalo?
Daniel y Eduardo:
ResponderEliminarConversemos con Carlos Pérez para organizar el debate, pues. Estoy de acuerdo de que sea temático.
Sobre lo de C. Meléndez, creo que debe contar todos los datos y nombres para poder concluir si se trata de una censura o no. Tiene que contar la historia completa.
Saludos,
Gonzalo.
Amazilia:
ResponderEliminarSuscribo completamente tu punto de vista sobre Perú 21 y el Comercio.
Saludos,
Gonzalo.
Las cifras son información histórica, de igual valor que los datos filológicos. Así que no veo por qué tendrían que excluirse. Si Hernando pretende hablar de tradición pero se niega a discutir la historia, comenzamos mal.
ResponderEliminarCuando digo que no veo necesario discutir autores me refiero a que no me parece productivo discutir sobre lo que dijo en realidad fulano de tal, sino sobre la validez de las ideas que defendemos.
Si hay un debate, que sea en otro blog, no en el de cada uno. Tal vez Gonzalo nos pueda prestar el suyo. Cada uno manda su respuesta por correo electrónico y que comenten quienes quieran.
ResponderEliminarDaniel y Eduardo:
ResponderEliminarYo sería de la idea de organizar un debate presencial, en Lima. Me ofrezco a moderarlo, si están de acuerdo.
¿Qué opinan?
Saludos,
Gonzalo.
Ok, por mi puede ser presencial y moderado por gonzalo o en su blog no hay problema!
ResponderEliminarEl problema con los datos es que no siempre nos conducen a algun lugar!!! por lo menos no es un argumento persuasivo para mi
eduardo
Yo acepto las dos maneras de debatir. Veo que al profesor Hernando no le interesan los datos, sino el universo ficcional. Allí puede perder, ya que yo soy crítico de ficciones. Lectura recomendable: "Tlon, Uqbar, Orbis Tertius" en donde el gran Jorge Luis Borges desnuda la maldad de los regímenes totalitarios, es decir, de las tiranías que pretenden subplantar la realidad.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarVi que planean hacer un debate, me encantaría poder participar de algún modo, espero que no haya ningún incoveniente, cuenten conmigo, saludos.
Carlos P.
Claro, Carlos, quería comunicarme contigo para la organización del debate público.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Odiaría perderme un debate tan interesante.
ResponderEliminarLa apertura de Daniel Salas reduciendo la tradición a mera arma de ayatolas y fascistas complica su posición inicial a mi entender, pero las ideas se explican mejor con tiempo y fructifican cuando se contraponen a la vez con pasión y paciencia.
Estaré pendiente.
Estimado Fabber:
ResponderEliminarOrganizaremos el debate y de hecho pasamos la voz. Será un gusto contar con tu presencia.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo recibiste el comentario que te mande ayer?? saludos
ResponderEliminarArturo
Hola Arturo. No. Por favor, reenvíamelo.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Fabber: no hablo de la tradición sino de la invención de la tradición. Hay una diferencia y la voy a explicar.
ResponderEliminarA ver como Daniel Salas inventara la "invencion de la tradicion" suena interesante... ;) , me allano a cualquier acuerdo siempre y cuando sea a partir de la segunda semana de diciembre!!
ResponderEliminarsaludos
eduardo
Ya me he contactado con Carlos Pérez para organizar el debate.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo te comentaba que hiciste muy bien en dejar claras tus ideas frente a Carlos Melendez. Hasta ahora no he encontrado de su parte respuestas claras sino evasivas o cantinfladas. Podria dar para más pero prefiere captar comentarios por encima de propuestas claras. Los apuntes que le hizo S. Rendón tambien fueron claros.
ResponderEliminarvoy a linkear tus post sobre Peru 21 en naufrago digital y LDS. sobre el debate que planean tambien quisiera estar presente. Sera presencial???
saludos
Estimado Arturo:
ResponderEliminarCreo que el debate ha sido alturado e interesante. sería interesante que continúe por otras vías.
El debate Salas-Hernando promete. He hablado con Carlos Pérez para organizarlo los tres (Carlos, tú y yo). De repente a través de CIREPS.
Gracias por linkear mis posts.
Saludos,
Gonzalo.
Hola, Gonzalo:
ResponderEliminarYo voy a estar viajando a Lima en junio o julio del siguiente año. Así que tenemos tiempo para coordinar. Puedo adelantar que los temas que voy a abordar son tradición, ficción, imaginación moral, utopías y escritura de la historia. Mi enfoque, como sabes, no es propiamente filosófico y mi idea principal es que las ideas de Hernando carecen de fuerza porque están no sostenidas en datos empíricos sino en una convicción estética. Saludos.
Hola Daniel:
ResponderEliminar¿No vendrás en Diciembre?
Bueno, si vienes en junio organizamos algo con tiempo. Los temas que planteas son muy importantes.
Saludos,
Gonzalo.
Bueno, creo que por este lado de la blogósfera se avecina un debate interesante. Me gustaría participar si es que se puede.
ResponderEliminarSaludos
Alan Salinas
Estimado Alan:
ResponderEliminarDesde luego. Cuenta con ello.
Saludos,
Gonzalo.
Entonces Salas tendra tiempo para prepararse muy bien!! Creo que deberia empezar por revisar: "El Reino de la Cantidad y los signos de los tiempos" de Rene Guenon, ya que insiste en moverse en el plano de la densidad materialista (no por azar coqueteaba con el marxismo en letras!!)
ResponderEliminarsaludos
eduardo
No solamente coqueteaba con el marxismo sino que era, abiertamente, socialista. Ahora no solamente no lo soy sino que, además, soy antisocialista precisamente porque "el reino de la cantidad" demuestra fehacientemente que el socialismo está equivocado. A pesar de eso, creo que el marxismo sigue siendo un punto de partida necesario para la fundamentación de la crítica cultural. Sobre lo que hay que leer, eso déjenselo a cada uno. Saludos.
ResponderEliminar