Gonzalo
Gamio Gehri
Hace algunas semanas vi
Grandes esperanzas (2012) - dirigida por el cineasta inglés Mike Newell - representación cinematográfica de la excelente novela de Charles Dickens. Esta
buena película me remitió al libro. Es una historia de formación de un ser
humano. Es también una obra sobre el destino y el amor. Pip Pirrip, es un niño que
vive con su hermana y su cuñado en una zona empobrecida de Kent. Su cuñado lo
educa como herrero. Sufre una experiencia perturbadora al ser obligado a
colaborar con la huida de un preso prófugo de la justicia, a quien alimenta y
provee de una lima para liberarse de sus grilletes. Luego de un tiempo es enviado a la morada de
la Señorita Havisham, una misteriosa mujer aristócrata, a realizar unos
mandados.
Allí conoce a Estella, la protegida de Havisham, una bella e inteligente niña de su misma edad. La presencia de la niña tuvo un enorme impacto en el
alma del muchacho. Los grandes y hermosos ojos de Estella, enmarcados por sus
acentuadas cejas, calaron en el corazón de Pip para siempre. Por un tiempo
visitó la mansión, aprendiendo a bailar y escuchando poesía en compañía de
Estella y de Havisham. Finalmente, tuvo que volver al campo y a retomar el
trabajo en la herrrería de su cuñado. Pero Pip abriga muy dentro la idea de
convertirse en un caballero (un gentleman)
para algún día ser digno del amor de Estella.
Pasan varios años. La
rueda de la fortuna gira en su dirección cuando se entera que un misterioso
benefactor le otorga una herencia considerable, a cambio de mantener el
anonimato – el joven cree firmemente que se trata de Havisham, pero el
personaje misterioso no es otro que el reo que ayudó una década atrás -. Pip se
traslada a Londres y estudia. Se convierte en quien anhelaba ser. Encuentra a
Estella, a quien no ha olvidado. Ella le corresponde, aunque intenta combatir
el amor que siente por Pip. Piensa que podría ser que otro destino le aguarde.
Pip vuelve a su antigua
casa pero no se siente ya parte de ese mundo. Visita a Havisham, y allí
encuentra a Estella. Ella le informa que se casará con otro hombre, proveniente
de una familia noble y poderosa. Él
detecta cierto temblor en su voz. Pip siempre pensó que su vínculo con ella
estaba forjado en acero y confiaba en que no podría mellarse jamás, pero también sentía que algo se estaba rompiendo en su interior, y que sólo su voz podría curarlo.
La conversación entre
ambos es extraordinaria por su profundidad. La película respeta el pasaje del capítulo 44 de la
obra original:
“ – Dentro de una semana te habrás olvidado de mí.
- ¿Olvidarme de ti? Eres parte de mi existencia, de mí mismo. Siempre has estado presente en cada una de las líneas que he leído, desde que vine aquí, un vulgar y tosco muchacho cuyo corazón heriste ya entonces. Siempre has estado presente en cada perspectiva desde aquel día, en el río, en las velas de los barcos, en los marjales, en las nubes, en la luz, en la oscuridad, en el viento, en los bosques, en el mar, en las calles. Siempre has sido la encarnación de cada fantasía con la que mi mente ha tropezado. No son más reales las piedras de las que están hechos los más recios edificios de Londres, ni tendrías mayor dificultad en desplazarlos con la mano de lo que han sido y seguirán siendo para mí tu presencia y tu influencia, allí y en todo lugar. Estella, hasta el último instante de mi vida no podrás sino ser parte de mi existencia, parte de lo poco que de bueno hay en mí, parte de lo que de malo llevo”.
Pero la
fortuna dará nuevas vueltas. El futuro tendrá reservados nuevos momentos para
Estella y PIp, encontrándose mutuamente. No se trataba de la última palabra para esa historia. Pip afrontará asimismo proyectos
importantes con los que podrá ayudar a sus antiguos amigos de Londres y de
Kent. Dickens deja sin duda un espacio para la esperanza.
Esta reivindicación del amor y la
esperanza es un elemento medular en la narrativa de Dickens, quien
denunció los males de las desigualdades y la deshumanización de un capitalismo
extremo. No compartió el triunfalismo
victoriano. Por el contrario, señaló sus inequidades y conflictos internos. Sus
novelas nos conmueven tanto hoy como cuando fueron compuestas. Son testimonio
de un espíritu profundo y sabio.
Profesor Gamio,
ResponderEliminarAprecio mucho este tipo de entradas en su blog porque es una invitación amable a descubrir un tipo de literatura asequible que muestra los tópicos esenciales que han llevado al hombre no solo a pensar, sino a sentir su proceso de formación. En ella percibo una atmósfera crítica y a la vez romántica, que ciertamente encuentra asidero en la profundidad de uno, tan necesaria ahora, como siempre lo ha sido y será.
Gracias por el sosiego y, sobre todo, por la enseñanza.
ResponderEliminarEstimado James:
Qué grato es leer tan generosas palabras, que alientan.
Saludos,
Gonzalo.
ResponderEliminarNo he tenido la oportunidad de ver la película pero sí de leer el libro. Dickens siempre me ha parecido un escritor esperanzador pero al mismo tiempo crítico , cualidades que admiro en sus libros. Su pequeña pero interesante entrada me ha provocado cierta curiosidad sobre la película, ansío verla pronto.
Espero que en algún momento vuelva a escribir más entradas en este interesante blog,
Camila
Portento portentoso!
ResponderEliminarMaravilla maravillosa!
El pasado ya no existe
y siguiendo sus brumosas huellas
encuentro que el futuro tampoco:
un instante y la nada!
Leer este post es un respiro en medio de tanta agitación. Despierta, por medio de una narrativa simple pero dedicada, un cierto sentido de romanticismo esperanzador. Gracias por el post.
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