Gonzalo Gamio Gehri
El 27 de Agosto
2003 fue entregado el Informe Final de la CVR. Lastimosamente se ha avanzado muy
poco en la implementación del programa de reparaciones de las víctimas, la
ejecución de las reformas institucionales propuestas, así como la incorporación
de las investigaciones desarrolladas por la Comisión en los planes de estudio
de la escuela pública. La CVR elaboró un trabajo serio en torno a la elucidación del conflicto armado interno, examinando sus condiciones, los hechos y sus
consecuencias para nuestra comunidad nacional. Este documento fue redactado para ser estudiado y discutido en los foros del sistema político y la esfera de juicio ciudadano al interior de la propia sociedad civil, como se indica en la Introducción del mismo texto. Tal como sucedió con otros lugares del mundo en los que se formaron Comisiones de la Verdad, el texto fue recibido con desconcierto y hostilidad por parte de los políticos locales.
Este debate no se
ha realizado plenamente: los políticos y algunos líderes empresariales,
jerarcas del clero, militares en retiro y columnistas de opinión que se
opusieron a la conformación de una Comisión de la Verdad – y que luego
rechazaron su investigación sin leerla a conciencia – han procurado bloquear
cualquier proceso público de recuperación de la memoria que pudiese concretarse
en políticas de justicia y reparación (1). Tampoco han construido alguna suerte de “memorias
alternativas” sostenidas en testimonios y evidencias, que pudiese contrastarse
con el IF – CVR; han pretendido “refutar” una investigación multidisciplinaria
con opiniones en columnas periodísticas repletas de calificaciones con escasos
argumentos. En los últimos años han surgido, eso sí, libros testimoniales que han aportado un trabajo de reflexión sobre el conflicto (Los rendidos, Diario de vida y muerte, Memorias de un soldado desconocido).
Al cabo de tantos
años, la vocación por el silencio y la evasión frente a la violencia continúa
siendo la actitud presente en nuestra “clase política”. Constituye un escándalo
que todavía existan en el país más de cuatro mil lugares de entierro indebido
identificables y sin abrir. No existe voluntad para enfrentar esta dolorosa
realidad. Lo cierto es que las condiciones que propiciaron el conflicto armado
interno están presentes en el Perú de hoy, incluso pueden verse potenciadas por
la condescendencia con las ideologías violentistas - comunes en la extrema izquierda y la extrema derecha - que todavía
ejercen alguna influencia en diversos sectores de nuestro país. El Informe
Final se propuso enfrentar tales condiciones y plantear políticas diversas para
conjurarlas. Debatir los argumentos y las conclusiones, e implementar las
políticas de memoria e inclusión que se requieran debería convertirse en
una prioridad para el Estado como un reto para la democracia. Desconocer
nuestro pasado más doloroso es una invitación a repetirlo. No olvidemos a los
compatriotas que sufrieron la violencia del terror y de la represión. Sus demandas de justicia deberían ser las nuestras, sin dudarlo, pues son ciudadanos como
nosotros.
(1) Sobre este punto, véase el artículo de Salomón Lerner F. aparecido hoy en La República.
(1) Sobre este punto, véase el artículo de Salomón Lerner F. aparecido hoy en La República.
El Informe de la Comisión forma parte de los currículos escolares, es lectura obligatoria en muchas universidades, es citado y mencionado como autoridad repetidas veces en la mayoría de los medios de comunicación. Solo una muestra: hoy, no solo en el ámbito académico o entre políticos, sino en las conversaciones cotidianas ya no se habla de los años 80s y 90s como la "época del terrorismo" (algo que era común hasta inicios de los años 2000), sino del "conflicto armado interno", terminología impuesta por la Comisión. ¿Qué más clara muestra que este simple ejemplo de que el discurso de la Comisión es el hegemónico hoy? Otra cosa es que se quiera que sea el discurso totalizante, exclusivo y excluyente (no vale aquí el argumento de que el Informe esta abierto a ser debatido, porque siempre ese "debate" se da dentro de los términos del mismo Informe; en otras palabras, se piensa en el debate para cambiar lo accesorio, pero en ningún caso para cambiar lo esencial, para cuestionar el Informe en si o su validez; es algo así como una lógica lampedusiana aplicada al Informe). Siendo malpensantes, se puede ensayar de que esa preocupación por "difundir más el Informe" o "convencer de que aún hay mucho que trabajar", en realidad esconde unas simples aspiraciones laborales o crematísticas. Yo no creo que sea así. Pienso que las razones son aun más oscuras. A propósito, curioso que se le haya llamado a la Comisión, Comisión de la Verdad. Si esto es así, ¿para qué discurtir la "verdad"? En todo caso, ¿a qué nos lleva discutir la "verdad"?
ResponderEliminarAtentamente,
El Nieto de Cipriani
ResponderEliminarEl título "Comisión de la verdad" no es un artificio local; se llama así a las entidades que se ocupan - por mandato oficial del Estado o de organizaciones internacionales en conformidad con el Estado - realizan proyectos de justicia transicional. No se concibe la verdad como una entidad metafísica incorregible, sino como una investigación rigurosa sobre lesiones de Derechos Humanos, que constituye un "relato" razonable sobre lo vivido. Conviene revisar el propio texto de la CVR, donde señala que se trata de un relato científicamente construido, intersubjetivo, afectivamente concernido, etc., y perfectible. Está en el Informe.
No es cierto que el texto sea discutido en la escuela como parte de una política educativa. Se ha rechazado toda propuesta de incorporarlo en los textos escolares. Una minoría de colegios tocan el tema. El término técnico "conflicto armado interno" tampoco fue una iniciativa de la Comisión. Es un concepto de justicia transicional y que descarta otros términos que no corresponden a lo sucedido en el Perú, como "guerra civil" y otros.
1. Que sea un término usado y reusado en otras partes no nos obligaba a adoptarlo. ¿Cómo se titula el Informe Sábato? ¿Comisión de la Verdad? En ninguna parte del título del Informe "Nunca Más" se menciona la palabra verdad. Y más allá de disquisiciones abstractas sobre la "verdad", lo cierto es que esa palabra tiene una carga simbólica y afectiva que hace que se relacione inmediatamente aquello que la posee con aquello que debe ser aceptado, con lo que no puede ser cuestionado o rechazado . Lo que dices en tu primer párrafo solo se menciona en la Introducción del Informe. En todo el resto del Informe (al menos en los 4 tomos que me he leído íntegramente) solo hay juicios categóricos, señalamientos tajantes, referencias que se afirman como hechos...es decir, hablando coloquialmente, el Informe nos dice y repite "lo que te cuento es la Verdad", así, con mayúsculas.
ResponderEliminar2. No es verdad lo que dices acerca de las escuelas. Ciertamente en los textos de educación pública no se dice "esto lo dice la CVR", así, de manera expresa; pero sí incluyen información de la CVR -como verdad oficial- cuando se trata de hablar de la situación del Perú durante los años 80s y 90s, y se ha adoptado su análisis y perspectiva. Es decir, no pondrán la cita, pero copian la información. Te animo a que revises textos escolares y verás que no miento.
3. Luego, el tema de "conflicto armado interno". Primero, dices que es un concepto de justicia transicional. La pregunta es ¿por qué debemos aceptar esa perspectiva? Pero, en segundo lugar, claro que no hubo una "guerra civil"; hubo terrorismo...como tampoco es conflicto armado interno lo que pasa en México con los narcotraficantes. Lo que hubo fue, de un lado, una banda organizada de delincuentes, y del otro, el Estado peruano; y por obra y gracia de la CVR la banda de delincuentes pasó de ser terroristas, a ser una "parte del conflicto", al mismo nivel jurídico y, lo que es peor, moral, que el Ejército o la Policía, y con las mismas responsabilidades. Una última cuestión. El Informe es un documento axiológico: constantemente emite juicios de valor sobre lo ocurrido durante la época del terrorismo. Si esto es así, ¿por qué entonces utiliza una terminología neutral como "conflicto armado interno" al referirse a lo ocurrido en los 80s-90s en nuestro país? ¿No hubiese sido más adecuado usar una terminología con una carga axiológica que sirva de guía para que se entienda el horror de esos años? Cuando se habla de lo que los nazis le hicieron a los judíos, nadie dice los años 40s en Alemania fueron los años de la "discriminación a los judíos"; se habla del Holocausto.
5. Finalmente, mi mención al "conflicto armado" fue, básicamente, para mostrar que, mientras hace unos años, la forma generalizada para hablar de los 80-90s era decir que se trató de la época del terrorismo, hoy periodistas, académicos, articulistas, políticos, hasta gente común y corriente, hablan del "conflicto armado interno", lo cual demuestra la influencia y penetración ideológica que ha tenido la CVR a nivel de la sociedad; algo que refuta tu deseo de hacernos creer que la CVR ha sido dejada de lado o no ha tenido recepción alguna. Nada más alejado de la verdad. Como dije antes, otra cosa distinta es el sueño totalitario de pretender que cada peruano tenga junto a su almohada su ejemplar del Informe de la C"V"R.
ResponderEliminar1.- Los documentos que se titulan "Informes sobre desaparecidos" y demás son estríctamente lo dicho, a diferencia de las Comisiones de Verdad que elaboran una interpretación histórica de los conflictos, asignación de responsabilidad y recomendaciones. Se trata de una clase de trabajo que se ha llevado a concreción antes de la CVR. El IF es explícito acerca de cómo entiende esa noción.
2.- He revisado varios libros de colegio. El Congreso impidió la publicación de ed. Norma sobre el tema y otros.
3.- La idea de conflicto armado interno no implica asignar responsabilidades equivalentes entre las FFAA y policiales y los terroristas. La CVR dice que Sendero Luminoso fue el principal violador de DDHH, una organización terrorista e incluso genocida.