Gonzalo Gamio Gehri
Neruda es un escritor extraordinario. El sentido de la ausencia lo
percibe y lo transmite en palabras como nadie antes que él. Sus imágenes cotidianas retratan
con simplicidad y lucidez la nostalgia y el dolor de la pérdida, episódica o
permanente. Dos formas de dolor que el poeta distingue pero - que a su vez - padece.
“No estés lejos
de mí un solo día, porque cómo,
porque, no sé decirlo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes”.
”Es largo el día”
podría ser una metáfora de la vida entera.
Podría ser una espera infinita, desgarradora, como la de las suplicantes que aguardan a Atenea. O es quizá el plazo que parece no cumplirse el que se percibe como eterno. Como la del muchacho que vela las armas a la espera del Alba.
Podría ser una espera infinita, desgarradora, como la de las suplicantes que aguardan a Atenea. O es quizá el plazo que parece no cumplirse el que se percibe como eterno. Como la del muchacho que vela las armas a la espera del Alba.
“Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:
no te vayas por un minuto, bienamada,
porque en ese minuto te habrás ido tan lejos
que yo cruzaré toda la tierra preguntando
si volverás o si me dejarás muriendo”.
El poeta hace que el amor sea como una experiencia de lo divino, en la que los
periodos de ausencia producen verdadera agonía. “Que yo cruzaré toda la tierra preguntando si volverás o si me dejarás
muriendo”, es un verso de veras intenso. Inclusive recuerda a esos caballeros de los mitos corteses que alguna vez atravesaron
bosques y enfrentaron al enemigo en nombre de la amada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario