viernes, 30 de octubre de 2015

LA VERDAD Y LA COMISIÓN





Gonzalo Gamio Gehri

Hace unos días, en una entrevista publicada en El Comercio, Víctor Andrés García Belaúnde señala con cierta irritación sus desacuerdos con la CVR. Indica que intentó convencer al ex presidente Paniagua de la presunta inconveniencia de formar una Comisión de la Verdad. Deslizó la idea de que  ex presidente Belaúnde sostenía que “la verdad no requiere de comisiones”. Incluso afirmó de manera irresponsable en torno a la cifra de muertos y desaparecidos que la CVR habría establecido que  “(los comisionados) hablan de 69 mil muertos, ¿dónde están las partidas de defunción de esas personas?”.  García Belaúnde aparentemente no tiene idea de la penosa situación de indocumentación que padecen tantos peruanos, aún hoy, en lugares a los que el Estado no llega, por cierto, los mismos lugares que años atrás sufrieron la violencia terrorista y represiva. El papel lo aguanta todo. Salomón Lerner Febres ha respondido con justicia y severidad los infundios del congresista en su columna en La República.

Llama la atención que García Belaúnde esté tan poco informado acerca del importante trabajo en las audiencias públicas y las diecisiete mil de testimonios recabados por la CVR en zonas altoandinas y amazónicas: escuchar la voz de las víctimas constituye una condición esencial en los procesos de justicia que emprende una Comisión de la Verdad. Tampoco examina con un mínimo detenimiento las conclusiones del documento. El Informe Final – lamentablemente – ha sido muy mal recibido por nuestra autodenominada “clase política”, que no lo ha leído ni examinado. Ello explica la  inocultable ignorancia que exhibe el congresista al declarar a la prensa sobre esta materia.

Curioso que el legislador sostenga – amparándose en una supuesta aseveración del antiguo caudillo de su partido – que la verdad no requiera de ser acometida ni investigada por un grupo de ciudadanos y de especialistas. No es cierto que en la precaria democracia que vivimos en los años ochenta la información sobre lo que acontecía en materia de violaciones a los derechos humanos estuviese simplemente a disposición de los medios de comunicación y de las instituciones de la sociedad civil, como sostiene el parlamentario. En tiempos del segundo gobierno de Belaúnde  tuvo lugar uno de los momentos más nefastos en cuanto a muertes y desapariciones forzadas; obtener información sobre la situación de las víctimas era una tarea difícil y enormemente peligrosa. Lo que dice García Belaúnde al respecto no es verdad.

Las opiniones del congresista de AP convergen perfectamente con la perspectiva del sector más conservador de la política peruana. Ello no nos sorprende, pero no debería llevarnos a pensar que se trata del punto de vista de su partido. Juan Incháustegui – ex ministro y antiguo militante de Acción Popular – escribió elúltimo domingo una cartaLa República, suscribiendo los términos de la columna de Salomón Lerner en la que se critica la escuálida interpretación que esboza García Belaúnde del trabajo de la CVR. La carta destaca la vocación democrática de Valentín Paniagua, así como su convicción de que resultaba positiva la formación de la Comisión de la Verdad. El texto de Incháustegui es realmente contundente.

“Señor Director:

Quiero expresar mi total coincidencia de lo sostenido por Salomón Lernes Febres en la edición del diario La República del día 22 de octubre sobre el trabajo realizado por la Comisión de la Verdad. En primer lugar, como testigo presencial de la preocupación del presidente Valentín Paniagua de la necesidad de conocer la verdad de lo ocurrido durante los años críticos de la irrupción de Sendero Luminoso con su prédica y acción criminal y de su valiente  decisión –sustentada además en los pedidos expresos de los candidatos a la presidencia de esos momentos–  de crear la Comisión, debo decir que tanto el proceso de conformación de la comisión como el respeto absoluto a su independencia, a pesar de las implicaciones que esa determinación pudiera haber generado al gobierno del presidente Belaunde, fueron una prueba fehaciente de la indeclinable vocación democrática de Paniagua que fue siempre superior a cualquier otra consideración política o partidaria. Asimismo, la labor de la Comisión no podría en modo alguno ser tildada de motivación o conducta deshonesta, pues se condujo con total probidad, que además resultaba una consecuencia natural de la calidad moral, de todos y cada uno de sus integrantes.

Juan Incháustegui Vargas. Exministro de Energía y Minas”.


La carta parece una llamada de atención a García Belaúnde por sus destempladas declaraciones en contra de la CVR en El Comercio. En todo caso, se trata de un claro deslinde en torno a la pertinencia de la formación de la Comisión de la Verdad por parte de Paniagua. Es pertinente recordar que se trataba de un gobierno de transición y no de un gobierno de Acción Popular. Las medidas tomadas por Panuiagua estaban orientadas a la tarea de reconstruir la institucionalidad democrática, no en honrar un programe partidario. La creación de la Comisión obedece al desarrollo de un proyecto de política  transicional.




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