Gonzalo Gamio Gehri
Hace unos días, en una entrevista
publicada en El Comercio, Víctor
Andrés García Belaúnde señala con cierta irritación sus desacuerdos con la
CVR. Indica que intentó convencer al ex
presidente Paniagua de la presunta inconveniencia de formar una Comisión de la Verdad. Deslizó la idea de que ex presidente Belaúnde sostenía que “la verdad
no requiere de comisiones”. Incluso afirmó de manera irresponsable en torno a la
cifra de muertos y desaparecidos que la
CVR habría establecido que
“(los comisionados) hablan de 69 mil
muertos, ¿dónde están las partidas de defunción de esas personas?”.
García Belaúnde aparentemente no tiene
idea de la penosa situación de indocumentación que padecen tantos peruanos, aún
hoy, en lugares a los que el Estado no llega, por cierto, los mismos lugares
que años atrás sufrieron la violencia terrorista y represiva. El papel lo
aguanta todo. Salomón Lerner Febres ha respondido con justicia y severidad los infundios del congresista en su columna en La República.
Llama
la atención que García Belaúnde esté tan poco informado acerca del importante
trabajo en las audiencias públicas y las diecisiete mil de testimonios
recabados por la CVR
en zonas altoandinas y amazónicas: escuchar la voz de las víctimas constituye
una condición esencial en los procesos de justicia que emprende una Comisión de
la Verdad. Tampoco
examina con un mínimo detenimiento las conclusiones del documento. El Informe
Final – lamentablemente – ha sido muy mal recibido por nuestra autodenominada
“clase política”, que no lo ha leído ni examinado. Ello explica la inocultable ignorancia que exhibe el
congresista al declarar a la prensa sobre esta materia.
Curioso
que el legislador sostenga – amparándose en una supuesta aseveración del
antiguo caudillo de su partido – que la verdad no requiera de ser acometida ni
investigada por un grupo de ciudadanos y de especialistas. No es cierto que en
la precaria democracia que vivimos en los años ochenta la información sobre lo
que acontecía en materia de violaciones a los derechos humanos estuviese
simplemente a disposición de los medios de comunicación y de las instituciones
de la sociedad civil, como sostiene el parlamentario. En tiempos del segundo
gobierno de Belaúnde tuvo lugar uno de
los momentos más nefastos en cuanto a muertes y desapariciones forzadas;
obtener información sobre la situación de las víctimas era una tarea difícil y
enormemente peligrosa. Lo que dice García Belaúnde al respecto no es verdad.
Las
opiniones del congresista de AP convergen perfectamente con la perspectiva del
sector más conservador de la política peruana. Ello no nos sorprende, pero no
debería llevarnos a pensar que se trata del punto de vista de su partido. Juan
Incháustegui – ex ministro y antiguo militante de Acción Popular – escribió elúltimo domingo una carta a La
República , suscribiendo los términos de la columna de Salomón
Lerner en la que se critica la escuálida interpretación que esboza García
Belaúnde del trabajo de la CVR. La carta destaca la vocación democrática de Valentín Paniagua, así como su convicción de que resultaba positiva la formación de la Comisión de la Verdad. El
texto de Incháustegui es realmente contundente.
“Señor Director:
Quiero expresar
mi total coincidencia de lo sostenido por Salomón Lernes Febres en la edición
del diario La República
del día 22 de octubre sobre el trabajo realizado por la Comisión de la Verdad. En primer
lugar, como testigo presencial de la preocupación del presidente Valentín Paniagua
de la necesidad de conocer la verdad de lo ocurrido durante los años críticos
de la irrupción de Sendero Luminoso con su prédica y acción criminal y de su
valiente decisión –sustentada además en los pedidos expresos de los
candidatos a la presidencia de esos momentos– de crear la Comisión , debo decir que
tanto el proceso de conformación de la comisión como el respeto absoluto a su
independencia, a pesar de las implicaciones que esa determinación pudiera haber
generado al gobierno del presidente Belaunde, fueron una prueba fehaciente de
la indeclinable vocación democrática de Paniagua que fue siempre superior a
cualquier otra consideración política o partidaria. Asimismo, la labor de la Comisión no podría en
modo alguno ser tildada de motivación o conducta deshonesta, pues se condujo
con total probidad, que además resultaba una consecuencia natural de la calidad
moral, de todos y cada uno de sus integrantes.
Juan
Incháustegui Vargas. Exministro de Energía y Minas”.
La
carta parece una llamada de atención a García Belaúnde por sus destempladas
declaraciones en contra de la CVR
en El Comercio. En todo caso, se
trata de un claro deslinde en torno a la pertinencia de la formación de la Comisión de la Verdad por parte de
Paniagua. Es pertinente recordar que se trataba de un gobierno de transición y
no de un gobierno de Acción Popular. Las medidas tomadas por Panuiagua estaban
orientadas a la tarea de reconstruir la institucionalidad democrática, no en
honrar un programe partidario. La creación de la Comisión obedece al
desarrollo de un proyecto de política
transicional.
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