sábado, 24 de enero de 2015

"EL HECHIZO DEL TIEMPO": LA FÁBULA DEL ETERNO RETORNO







Gonzalo Gamio Gehri


El hechizo del tiempo (Groundhog day) de Harold Ramis (1993) es una cinta extraña en el cine comercial norteamericano. Se trata de una comedia muy seria que lleva implícita una tesis interesante, común al trabajo de pensadores y místicos. Bill Murray es Phil Connors, el meteorólogo de un canal de televisión que cada año cubre en el pueblo de Punxsutawney el célebre día de la marmota. Según una tradición local, cada 2 de febrero los pobladores examinan si la legendaria marmota Punxsutawney Phil contempla o no su sombra al salir de su madriguera, pronosticando así un breve o un duradero invierno. Connors vive amargado por el estancamiento de su carrera profesional. Se comporta soberbio con Rita, su joven y bella productora (Andie McDowell) y su camarógrafo Larry. Trata a los seres humanos como instrumentos o personajes insustanciales.

Phil se ve confrontado por una situación mágica e inexplicable. Experimenta el día de la marmota una y otra vez. Se despierta a las 6:00 a.m. del mismo 2 de febrero, con la misma canción – I got you babe de Cher y Sonny -, debe enfrentar las mismas situaciones, las personas le dicen las mismas cosas. El mismo día, cada vez. Idéntico. Phil revive el 2 de febrero probablemente siglos. Una tenebrosa y literal interpretación de la noción de Eterno retorno de Nietzsche.

Este misterioso desorden del tiempo – que aparentemente sólo tiene impacto en él, pero que a la vez le permite aprender y actuar de diversas maneras – lo lleva a la desesperación. La comedia se convierte en un drama sombrío. Se da cuenta que vivir una y otra vez el mismo día puede reportarle beneficios, pero la desesperanza invade su alma. Está enamorado de Rita, pero ella no parece quererle. Su cautiverio temporal lo lleva a suicidarse de múltiples maneras, sin éxito: cada mañana se despierta en perfecto estado de salud. Se aleja de Rita por muchísimo tiempo, intentando olvidarla. Se recluye en su cuarto, o pone atención en la vida de otras personas. Aprende a poner su ego fuera de la ecuación. “Me he quitado la vida tantas veces”, declara, “que ya ni siquiera existo”.

Esta incapacidad de eliminarse lleva a Phil Connors a comenzar a pensar que su terrible condición puede ser una oportunidad de asumir una existencia diferente. Llega a apreciar profundamente a los pobladores de Punxsutawney, a quienes ignoraba o detestaba explícitamente. Aprende a ser feliz en medio de gente sencilla. Constata que sus sentimientos hacia Rita no se han desvanecido a pesar de esos años transcurridos en esa extraña y retorcida eternidad. Se ha trazado el proyecto de convertirse en el hombre que ella podría verdaderamente amar. Se convierte en un eximio pianista, escultor en hielo, médico en la práctica, experto en literatura francesa del siglo XIX. Esas habilidades lo transforman en un ser mejor humano independientemente del futuro de su relación amorosa con Rita. Como en los antiguos cuentos de hadas, la clave para romper el hechizo es el servicio a los demás, el amor, el cuidado del otro. El hoy se convierte en mañana en cuanto la vida se constituye en algo más que un espacio para la autorrealización.









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