martes, 15 de abril de 2014

UN EVENTO SOBRE ÉTICA PÚBLICA, AGENCIA POLÍTICA Y DEMOCRACIA





Gonzalo Gamio Gehri

Hace una semana y poco más participé en el Diálogo Parlamento transparente y lucha contra la corrupción en el Perú, organizado por Transparencia en coordinación con USAID y el Congreso de la República.  Se planteó mi intervención como una reflexión sobre el tema Ética y política ¿Una relación posible? Luego comentaron Marisol Pérez Tello y José Távara. Finalmente los presentes – congresistas, periodistas, funcionarios de distintas organizaciones sociales – tomaron la palabra para contrastar ideas. El evento estuvo muy bien gestado y el tema en general fue abordado con precisión por los participantes que formularon algún cuestionamiento o desarrollaron algún caso.

Yo describí inicialmente – recurriendo a algunos argumentos de Bernard Williams y también de Platón – el concepto de ethos, para desarrollar la idea de razón práctica en los términos de una “vida examinada”. Discutí luego la noción de democracia y la distribución del poder político que ella postula a partir de su organización institucional y su sistema de derechos – la herencia liberal – y el elemento participativo – la herencia griega -. La lucha contra la concentración del poder requiere procedimientos y mecanismos de representación tanto como ciudadanos alertas y dispuestos a actuar en los espacios públicos. La corrupción prospera allí donde no existen filtros formales, donde las instituciones son débiles y en donde los ciudadanos no se movilizan y  no vigilan a sus autoridades.

Próximamente publicaré por partes mi esquema y las ideas básicas de mi presentación. Combatir la corrupción exige cuidar dos frentes, el de las instituciones y los procesos, y el de la acción cívica. Rendición de cuentas de un lado y vigilancia del otro. El conocimiento de la ley, la conciencia del propio derecho a la praxis cívica y la fiscalización de los representantes constituyen recursos importantes para el control democrático y la defensa de la ética pública. Necesitamos ciudadanos con coraje y sentido de justicia que estén dispuestos a salir al espacio común para denunciar la comisión de delitos. El incremento de la participación directa de los agentes en los procesos de fiscalización ciudadana constituye un poderoso elemento de contención (y prevención) del delito al interior de nuestras instituciones. Es preciso actuar como ciudadanos: los súbditos nada pueden contra un soberano casi omnipotente (La Boetie, Tocqueville); en un régimen democrático - liberal, los representantes administran el poder por encargo, y están sujetos al examen y a la interpelación de los agentes políticos. El poder no les “pertenece” y están sujetos al control de los individuos y de los organismos públicos.




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