Gonzalo Gamio Gehri
Ha partido Jeffrey Klaiber sj., el
notable profesor e historiador jesuita, luego de una operación difícil. Es una
gran pérdida para la Iglesia ,
para sus hermanos, para sus amigos. Para la UARM y para la PUCP , instituciones a las que pertenecía y a las
que siempre amó. Echaremos de menos su lucidez, su jovialidad, su integridad como persona, su valoración del vínculo de la amistad. La apertura reflexiva y
la esperanza con la que siempre observó la historia de la Iglesia y de la vida
civil. Su entrañable amistad con el Perú, país que lo adoptó, y en el que
trabajó la mayor parte de su vida, en las aulas y desarrollando labores
pastorales.
Jeff y yo habíamos cultivado una
buena amistad en virtud de una serie de espacios que compartíamos. Un tiempo
participamos del Consejo Universitario de la UARM , y también de la Comisión de Fe y Cultura
de la PUCP , que
él presidió hasta anteayer. Era un entusiasta del compromiso con los pobres
como un elemento central de la tarea pastoral y veía con alegría los primeros signos del
pontificado de Francisco. En los últimos meses, cuando conversábamos, no dejaba de preguntarle sobre el gobierno del papa Bergoglio. Me interesaba mucho conocer sus impresiones desde su condición de historiador de la Iglesia. Jeff asumió en los últimos años, con gran interés y entrega, la tarea de rendir
homenaje intelectual e institucional al Concilio Vaticano II, al cual dedicó una parte de sus escritos más recientes. Nunca perdía la sonrisa, veía siempre el lado positivo de las
cosas sin perder el sentido crítico, y siempre buscaba rescatar los matices
importantes para elaborar un análisis riguroso de la realidad (“sí pero no…”). Qué triste
constatar que la gente buena suele irse pronto.
En 2012 viajamos juntos a Roma –
en compañía de Soledad Escalante, Juan Carlos Díaz, Bernardo Haour, Jorge
Aragón e Isabel Lavado – para participar - representando a la UARM - en la Conferencia sobre Democracia, cultura y catolicismo,
organizada por la
Universidad de Loyola
y contando con la presencia de universidades jesuitas originarias de Indonesia, Lituania y el Perú.
Jeff intervino con una ponencia sobre la situación de la Iglesia en Venezuela,
Ecuador y Bolivia. El texto será publicado en un libro compartido con las actas
del evento. En su trabajo como historiador, los diagnósticos más severos
dejaban siempre un espacio importante para el cambio y la mejora de las estructuras y
de las mentalidades. Sin duda, esa dimensión del juicio provenía del examen
riguroso de los fenómenos sociales, pero también de una mirada de fe. Ese
ejemplo de vida – en la academia como en la esfera pública – constituye una
importante lección para nosotros.
Hasta pronto, querido amigo.
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