Gonzalo
Gamio Gehri
He señalado en varias ocasiones
que la Nostalgia constituye el temple de
ánimo distintivo del Romanticismo como proyecto cultural y existencial. Al sentido de
“pérdida de plenitud” - asociado a la desvinculación espiritual, la salida del
Paraíso, el exilio del individuo de la physis
o de la ciudad, o la ausencia de la amada – se le suma el “anhelo de unidad”
expresado a través de la creación poética, el amor o el movimiento inmanente del
espíritu. Una unidad que considera internamente la particularidad y la alteridad. Allí tienen a los filósofos
(Hegel y Schelling) y a los poetas. Me he ocupado del Fausto de Goethe y de los Himnos a la Noche de Novalis
varias veces - respecto del 'instante' y su desapareción -, y ahora es el turno de Wordsworth, un contemporáneo de los autores mencionados. Me orienta la idea filosófica / teórico-literaria que el proyecdeto
romántico no es solamente una forma de articulación cultural propia de inicios
del siglo XIX, sino que se trata de un modo de percibir la vida y el mundo presente como una fuerza viva en nuestro
mundo circundante – intuitivo.
Como Novalis, William Wordsworth evoca
la consideración de pérdida de sentido a partir de la muerte de alguien - en ambos creadores, una mujer amada -, aunque los estudiosos
no saben a ciencia cierta si Lucy existió o si es una suerte de idealización
del amor. Como Sophie en los escritos de un Novalis y Beatrice en el caso de Dante - personajes no sólo literarios -, se trata de
una musa ausente que inspira el pensamiento y la creación. La unidad perdida, una unidad basada en el vínculo intersubjetivo y simbólico.
Mientras Novalis evoca la unidad a través de la idea poética y metafísica de la
Noche, Wordsworth recurre a la visión de lugares naturales, evocando la mirada
de aquellos paisajes con los ojos jóvenes, o evocando la mirada de la propia amada. La
conexión entre lo humano y el cosmos es manifiesta a la luz de las sentidas
palabras del poeta.
“Las nubes flotantes le prestarán
su condición;
para ella será el llanto del
sauce;
así no dejará de ver,
incluso en los movimientos de
la tormenta”.
A través de la Naturaleza el
alma ausente presentará sutiles signos de existencia. La cercanía a la poesía
novaliana es sorprendente. Emcontramos en ambos autores un impulso poderoso por
superar la muerte a través de una experiencia de infinitud, una vivencia a la vez
contemplativa y creadora, Los marca el anhelo desesperado – pero lúcido – de arrancarle
una victoria a la muerte y el imperativo de darle una encarnación simbólica a esa disposición.
“Mucho amará a las estrellas de
medianoche,
y acercará su oído
muchas veces a un lugar secreto
donde los arroyuelos danzan sus
caprichosas rondas
y el hermoso nacimiento del
murmullo sonoro
pasará por su rostro”.
El conflicto entre caducidad y
anhelo de infinito, sin el engañoso recurso a la abstracción. (en el sentido estructamente romántico de esa expresión).
A través de la Naturaleza el alma ausente presentará sutiles signos de existencia.
ResponderEliminarpermítame, mi amigo, desarrollar esta idea a través de un post antiguo que acabo de retocar a partir de la experiencia viva.
suyo,
Giovanni
El link es:
http://geviert.wordpress.com/2014/01/07/fortuna-videns/