Gonzalo Gamio Gehri
Una de las cosas
especiales de la Navidad es que su espíritu trasciende las comunidades
religiosas, incluso el cristianismo. Para muchos, se trata de celebrar el
nacimiento del Hijo, para otros evoca el recuerdo del niño que nació en un
pesebre, y que – nadando a contracorriente de quienes identifican el sentido de
la vida con la acumulación de poder y
riqueza – predicó en su madurez la incómoda tesis de que el genuino poder reside
en la capacidad de brindar amor y perdón a los demás. Y vivió entre los más
humildes, aquellos que los poderosos consideraban – y siguen considerando –
insignificantes. Tuvo incluso la osadía de señalar que ellos serían los primeros
en acceder al Reino.
La muerte de cruz
esperaba a quien ese mensaje difundió y encarnó hasta el extremo, considerando
a los más pequeños – el pobre, la viuda, el extranjero – no súbditos, sino
amigos. Ese mensaje resulta irritante y desafiante para quienes administran el
poder en las instituciones políticas e incluso – con no escasa frecuencia -, en
las propias instituciones religiosas. Una amistad que exige dar la vida por los
amigos, en el marco de una renuncia radical a toda forma de violencia. Qué
lejos del fetichismo del poder y de la seducción del uso de la fuerza. Jesús de
Nazareth nunca sucumbió a la ilusión de pretender el control sobre la conducta
de las personas. Ni siquiera “por su bien”. La suya era una vocación por la
libertad. En su nombre, no dudó en enfrentarse a las autoridades políticas y
religiosas de su tiempo.
No tendría que ser
casual para los cristianos que el Dios encarnado haya elegido un pesebre para
ingresar a nuestro mundo humano. Gustavo Gutiérrez nos lo ha recordado en sus escritos, Nacer pobre entre los pobres, débil entre los
débiles. Expuesto a las privaciones y peligros que amenazan a los pobres y a los
débiles. Quienes estamos tan lejos de las excelencias que encarna este mensaje
no podemos sino maravillarnos frente al poder transformador del ágape. Algo de singular importancia se
nos dice sobre el modo de organizar el mundo y habitarlo.
Feliz Navidad..
Creo en mi modesta opinión que no se está completo si no practicamos una vida de servicio a los demás.
ResponderEliminarcreo en mi modesta opinión que no se está completo si no se practica una vida de servicio a los demás.
ResponderEliminarEstimado Gonzalo:
ResponderEliminarAunque al tiempo.. espero que hayas tenido unas felices fiestas. Ojala se de pronto la oportunidad de conversar.
un abrazo!
CZG