Gonzalo Gamio Gehri
Las pasadas elecciones han mostrado a cabalidad las heridas abiertas que tiene el país, o al menos, parte de él. Una investigación del diario español El mundo, así como un artículo de Nelson Manrique y otro de Marco Sifuentes, han dado a conocer las diversas manifestaciones de discriminación y encono por razones de raza y “clase” contra aquellos peruanos que votaron a favor de Humala (o en contra de Keiko Fujimori). El mundo cita una página denominada Vergüenza democrática, desde la cual se denuncia a los usuarios de espacios electrónicos en los que se dirigen frases agraviantes contra el sector de la población que presuntamente le cerró las puertas del gobierno a su candidata.
"Espero que Chile bombardee al Perú. Que se jodan y se queden sin nada. Misios (pobres) de mierda", escribe en las redes sociales de Internet una joven que no es ninguna chilena fanática, sino una peruana indignada porque Ollanta Humala ganó las elecciones y será el próximo presidente de su país.
Ojalá se destruya Machu Picchu, para que no tengan con qué comer", añade otro usuario, en una "antología" de frases racistas hecha por la página Vergüenza Democrática, que cuestiona ese tipo de comportamientos”.
No se trata de gestos de intolerancia aislados o escondidos. En otra cuenta de Facebook se invita a quemar los libros de Mario Vargas Llosa, el premio Nobel de literatura que “osó” apoyar a Humala: a la usanza de Torquemada y otros fundamentalistas, estos muchachos extremistas prefieren incinerar libros antes que leerlos. Recordemos que algunos medios de prensa conservadores se expresaron de manera ofensiva contra el novelista en repetidas ocasiones. En diversos espacios virtuales se atribuye la derrota de los Fujimori a la alianza entre el “rencor” de ciertos grupos de izquierda, la animadversión de Vargas Llosa, y lo que consideran la “ignorancia” (¿?) de sectores populares provenientes del interior del Perú. En algunos blogs se sugiere que Keiko Fujimori debió ganar, porque – entre otras cosas - contaba con la mayoría del voto limeño, que presuntamente concentraría el voto de las “clases” ‘cultivadas’ y ‘prósperas’ del país. A mucha gente le pesa un triunfo que proviene de la voluntad de una mayoría provinciana; le pesa el principio democrático “un ciudadano, un voto”. Se percibe un clima de agudo resentimiento fundado en un rancio y absurdo imaginario jerárquico pseudo-colonial. El resultado, como podemos constatar en la nota de El mundo, como en los textos de Manrique y Sifuentes, es una expresión de irracionalidad, de violencia verbal, en la que prácticamente se le niega al otro la condición humana en razón de su apariencia, su color de piel, su condición social o su grado de instrucción.
Debemos combatir esta forma de violencia y de falta de reconocimiento. Lo que sucede en las redes sociales es deplorable. Es cierto – dicho en honor a la verdad – que muchos usuarios que son críticos del fujimorismo acusaban a sus adversarios de ser “cómplices de la corrupción de los noventa”, y que esto puede constituir una forma de estigmatización moral, pero esta forma de agresión, con todo, podría ser contestada recurriendo a argumentos, en tanto una generalización ilegítima puede ser desenmascarada y ridiculizada. Los ataques fundados en la raza o en el origen social, en contraste, son estríctamente injustos, pues apelan a aquelllo que no constituye propiamente un asunto de deliberación y elección, así como apelan a formas particularmente siniestras de intolerancia y estigmatización parasitarias de una ideología falsa y destructiva. Quienes discriminan de esta manera le asignan falazmente un valor (por demás falso y denigrante) al elemento racial y al factor socioeconómico. Piénsese en las lamentables columnas de Bedoya Ugarteche, y su no menos lamentable premio internacional al racismo. Las formas de discriminación son inaceptables en una sociedad libre. Muchas veces estas expresiones entrañan un insano y funesto odio a uno mismo. El agresor tiende a odiar en el otro lo que odia en sí mismo: sucede a menudo con el racismo, y también pasa con otras lacras ideológicas que producen formas de falso reconocimiento, como el machismo y la homofobia. Tiene que ser terrible verse sumido en el círculo vicioso del prejuicio y el autodesprecio, descubrir al más encarnizado enemigo dentro de la propia alma, o en el propio rostro. Una situación tan trágica como patética.
Esta circunstancia muestra de modo patente los conflictos que padecemos como sociedad, y que muchas veces nos negamos a mirar (en el estricto sentido de la “ceguera voluntaria” descrita por Esquilo y Sófocles). Ya los estudios del recordado Carlos Iván Degregori señalaban lo difícil que resultaba a tantos peruanos reconocer el valor de la diversidad en el otro, en el entorno o en sí mismos.
“Muchos de nosotros mismos, si bien reconocemos la diversidad cultural, étnica y racial porque nos la cruzamos en las calles, o en nuestra propia casa, o en nuestro propio cuerpo, tenemos dificultades para aceptarla como positiva.”
Este argumento lo encontramos asimismo en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación. Como se ha demostrado y documentado, durante el conflicto armado interno la agresión física contra las víctimas se veía acompañada con frecuencia del agravio racial y social. La CVR considera que el proceso de reconciliación no podrá llevarse acabo en el Perú si sus habitantes no renunciamos a la idea de identificar la diversidad racial, cultural lingüística y confesional como un obstáculo para la concreción de un proyecto común y de un genuino sentido de ciudadanía. No es casualidad que muchos actuales apologistas del olvido y el silencio en materia de violaciones a los derechos humanos hayan invocado – para referirse a nuestra identidad colectiva - el nocivo ideal conservador de la monocultura, implícito en el indeterminado discurso reaccionario del “mestizaje” o incluso en la oscura retórica de la “síntesis viviente”. La derecha política y religiosa ha pretendido afianzar una imagen monolítica y ficticia del país tanto como han procurado imponer desde el Estado una 'memoria usurera' que garantice la impunidad de los perpetradores: su fracaso en esta campaña ha reducido a escombros ese programa de acción.
El reconocimiento del otro sigue siendo un desafío fundamental para nosotros si de verdad queremos construir una auténtica comunidad política. Lo ocurrido con las elecciones y las formas de violencia simbólica que se han desatado con su desenlace son prueba de ello.
Degregori, Carlos Iván “Perú: Identidad, nación y diversidad cultural” en: Heise María (ed) Interculturalidad. Programa FORTE-PE/ Ministerio de Educación: Lima,2001 Lima pp 88 – 89.
Estimado Gonzalo,
ResponderEliminarEn esta ocasión estoy casi de acuerdo contigo, lo que ya es decir. Solo la salvedad que creo que también hay que criticar a los que insultan por elecciones, en este caso políticas, pero en otras ocasiones pueden ser de fe, orientación sexual o forma de vida.
En cuanto al resto de tu texto coincido plenamente. Solo que creo que el problema de fondo puede ser eso que alguien dijo sobre que el nombre de la CVR no era correcto ya que en el Perú nunca hubo una conciliación por lo que no puede existir una reconciliación. Creo que después de tanto tiempo no se acepta al prójimo y en muchos casos las personas creen que el no aceptarse a si mismo o a los iguales le acerca al otro. Creo que falta conocimiento de las personas que conforman este país y por eso se siguen presentando conflictos de corte étnico y territorial.
Sin duda este es el mayor problema que enfrentara el próximo gobierno ya que estas diferencias han quedado de manifiesto en los resultados electorales separando Lima y parte de la costa con el resto del país. Si no se hace algo estas diferencias se acentuaran y llevaran a mas conflictos a situaciones sin posibilidad de solución pacifica.
JSB
Hola Gonzalo,
ResponderEliminarCualquier expresión de caracter racista en el facebook,
televisión,periódico o en donde sea,es absolutamente
condenable y repudiable,venga de quien venga.
Y si aun viene de personajes mediáticos-como
Alc.Mariátegui o algún político como p.e.
Antero Flores Aráoz-o alguien con cierta influencia,
es especialmente grave y merece ser duramente
sancionado.Tolerancia '0' con los racistas.
Este virus tiene que ser erradicado en su totalidad
de la sociedad,empezando por los medios y redes sociales.
Cambiando de tema Gonzalo.Me parece,además de una gran huachafada, poner ese muñeco en el Morro Solar,un gasto público innecesario e injusto
con los creyentes de otros credos.
Además,¿por qué siempre tenemos que ser las versiones bambas en todo?Brasil,tiene el verdadero y nosotros el bamba,y lo peor que nos auto-alcantar.bambeamos,o sea,es una manera de autofragelarnos.Así como a varios alcantar-excéntricos personajes sueñan cada noche con la mano dura,coronas de espinas,espadas,reyes y látigo,mucho látigo,estarán contentos y felices disfrutando del enorme fetiche regalado por el calamitoso García.Sólo falta que por las noches se iluminen los ojos del muñeco de rojo,y una frase en arameo debajo que diga 'el rostro de Cristo, con los ojos del demonio' y a todos nos recuerde al cardenal.
Saludos,
Marcelo
Hola JSB:
ResponderEliminarEl argumento de la conciliación / reconciliación es interesante; efectivamente, la República constituyó una conciliación escuálida. Más adelante volveré a escribir algo sobre el concepto de reconciliación.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Marcelo:
ResponderEliminarDefinitivamente, escribiré sobre el llamado "Cristo del Pacífico". Es un escándalo, desde diversos puntos de vista, para un Estado laico y democrático.
El artículo de Santivañez sobre este tema es delirante.
Saludos,
Gonzalo.
Dentro de poco estaremos celebrando un aniversario más de nuestra independencia, un recordatorio de que somos libres, que ya no vivimos bajo el pesado yugo de agentes extranjeros, que nos hemos consolidado como una nación democrática a lo largo de estos años, que poco a poco, dando aunque sea pasos lentos hemos avanzado en muchos ámbitos y que hoy somos capaces de soportar sin tanto pavor incluso las crisis económicas internacionales; nos movemos y nos regimos bajo una carta magna que sin lugar a dudas en lo que respecta a derechos y libertades humanas es muy convincente; no obstante, como ud. Ya lo ha mencionado Dr. Gamio, aún coexistimos cautivos de esa idea falsa y denigrante, aún seguimos alimentando generación tras generación de que ciertos personajes o sociedades, que al poseer ciertos atributos o características que los haga diferentes a otros son superiores, estas elecciones no han podido ser más claras para parangonar de cómo la capital se contrapone con las demás provincias. La gente humilde, los campesinos, los amigos de bajos recursos aún no logran insertarse por completo en la sociedad de las grandes ciudades como Lima y menos aún en ciertos distritos capitalinos donde solamente frecuenta gente de clase alta. Que podemos hacer entonces frente a esta problemática, que podemos hacer para que esta gente que no permite cerrar esta crónica y ulcerosa herida, dejen su afán egoísta y abran las puertas a la inclusión social y dejen de tratar al campesino como un menor de edad, como a alguien de no puede ni debe actual por voluntad propia y que por ende deber ser protegido o cohibido. Y cada día van suscitándose más problemas de esta índole, como por ejemplo lo que se está viviendo ahora en puno y que las autoridades de turno lo están pasando por alto, creo que el gobiernos más está interesado en terminar su “colosal obra” lo cual en cierto modo significa la intolerancia a que este país quiera ser un estado laico y democrático.
ResponderEliminarMe gustaría Dr. Gamio que en una próxima publicación en su blog, escribiera acerca de que pautas, que acciones se podría llevar a cabo para ayudar a cicatrizar esta crónica enfermedad, porque considero que este reto no es solo para las autoridades de turno sino para el país en su conjunto, que podríamos hacer para avanzar con esta conciliación.
Saludos Dr. Gamio
JCOSR
Hola JCOSR:
ResponderEliminarIntentaré escribir sobre este tema pronto. Estos temas raciales, lamentablemente, han estado presentes entre los intelectuales peruanos, incluyendo al propio Mariátegui (cfr. las críticas de JM Arguedas en sus escritos sociales) y ni qué decir de la derecha tradicionalista de los siglos XIX y XX. La cuestión de la diversidad como elemento positivo es bastante reciente.
Saludos,
Gonzalo.
Este post es otra muestra de la doble moral de la izquierda peruana, la misma que atacó e insultó a los peruanos que no compartimos su fe en el nacional-humalismo y ahora vienen a desgarrarse la vestiduras por unas cuentas estupideces publicadas en el facebook.
ResponderEliminarCreo que en vez de publicar elaborados malabarismos verbales con los conceptos de "tolerancia" y de "reconciliación", debérían de hacer algo más importante: ponerlos en práctica.
Un comentario confuso y hasta contradictorio el tuyo. Me extraña que incluso a tí no te parezca un problema las barbaridades que han aparecido en Facebook. Doble moral la tuya.
ResponderEliminarVeamos dos artículos aparecidos hoy en la prensa.
ResponderEliminarUno en El Comercio se pregunta por la racionalidad de "los aimaras":
http://elcomercio.pe/impresa/notas/son-irracionales-aimaras/20110625/813855
Otro en La Razón califica a estos mismos aimaras de haber arrodillado y encañonado al gobierno, para fines "rentables":
http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LRColDirector01&td=25&tm=06&ta=2011
Esto tiene algo que ver con este post, y también con el siguiente. El señor Guerra, en El Comercio, asegura estar convencido de que no se trata de terroristas, sino de una cultura antigua y diferente, que se siente profundamente vulnerada. Guerra pide no desatar un genocidio, sino prestar fina atención a una racionalidad diferente. El señor Ben Schmuel, en cambio, pide mano dura.
El señor Ben Schmuel parece por momentos representar a quienes hoy quisieran que la bendición del Cristo del Pacífico ayer, con el Presidente, el Cardenal y el Ministro de Defensa recibiendo los saludos del Papa, sirviera rápida y coincidentemente como una especie de tardío "yo os absuelvo" estilo Valverde para desatar un genocidio como el que el señor Guerra ruega evitar, que finalmente resultaría muy violento aunque en apariencia muy rentable (al menos para los proyectos mineros involucrados y para quienes piensan en los susodichos aimaras como una suerte de piedra en el zapato del desarrollo).
La pregunta rápidamente surge, a propósito del asunto de la violencia y la polítca: ¿Cuando las fuerzas que muy diplomáticamente hacen arrodillarse y encañonan al resto del país son las grandes fuerzas económicas manejadas por pocos, esto no es violencia también, señor Ben Schmuel? Los grandes poderes económicos ciertamete manejan la razón jurídica, y muchas otras variantes de la razón, pero su pánico de perder privilegios propios de la Colonia es visceral, no necesariamente racional, y los hace en efecto mantener una especie de pistola en la cabeza de los gobiernos, aunque esta sea una pistola muy sutil (disfrazada de lobbismo, de enormes movimientos de capital, de presión religiosa, de plata que viene sola, todas formas del uso de la fuerza). Los grandes poderes económicos (y militares, y religiosos) tienen desde la Conquista arrodillado al resto del país, y lo disfrutan, y ese les parece el orden natural, y no pueden imaginar las cosas de otra manera.
Ciertamente no imaginan dialogar de igual a igual, como si digamos ellos fueran una familia y los "aimaras" por ejemplo fueran otra, aunque una sea rica y la otra sea pobre, a ver cómo coexisten ambas autolimitándose un poco. Después de vivir toda una vida en el Perú, no sé cuál de los dos bandos es más violento.
Y nótese que la solución de mi gusto no es la lucha de clases que tanto horroriza, sino la coexistencia verdaderamente dialogada. Claro que para desarrollar ese tipo de diálogo nos falta muchísimo, estamos en la mera calle: Las versiones de "razón" que desde las facultades de Teología y Filosofía emanan a las de Derecho, Economía, Antropología, Historia, y todas las demás ciencias, no han sido desarrolladas para la coexistencia multicultural, y es enormemente cuestionable que puedan servir para ella. La humildad, en este caso, debería empezar por casa, por la Academia que acuñó eso de la "razón". Si queremos paz, habría que buscar más profundo en una verdadera "razón" común a toda la humanidad, no sólo propiedad del proyecto occidental. Habría que dedicar más tiempo a la reflexión y a conocer la realidad que está ahí afuera, y menos a seguir revisando libros sagrados propios, que, sean religiosos o filosóficos, sirven para muchas cosas, pero no para relacionarse con culturas que piensan diferente, salvo que la guerra sea en efecto la forma de relación que se busque.
http://www.youtube.com/watch?v=2Vf4WfS5t08&feature=share
ResponderEliminarLa misma señora Meier, en El Comercio, a quien se acusó bastante últimamente, está reflexionando y siendo crítica (y ojalá a nadie se le ocurra decir que la señora Meier, por ejemplo, se nos está volviendo marxista):
ResponderEliminar'Puno, es bueno recordarlo, es la segunda región con la mayor cantidad de hectáreas concesionadas. Para tener una idea: las concesiones mineras pasaron de 433.321 hectáreas en el año 2002 a 1’643.746 en el 2010. Es decir un crecimiento de 279%. ¿Alguien en su sano juicio podía pensar que esto no iba generar problemas, antes que después?
'La población aimara y quechua está siendo constantemente desinformada por azuzadores profesionales. Lógico resulta que los pobladores perciban la proliferación de concesiones como una potencial amenaza ambiental. La mayor parte de las actuales exploraciones mineras puneñas está vinculada al uranio. Se padece una creciente y contaminadora minería informal (motivo de una de las protestas) y, además, hay dos lotes petroleros ni más ni menos que en el lago Titicaca. Pese a que la Constitución prohíbe el otorgamiento de concesiones a empresas extranjeras, en un rango de 50 kilómetros de la frontera, varias empresas extranjeras tienen concesiones en dichas zonas.
'Tan importantes decisiones son adoptadas en Lima por personas que –las más de las veces– desconocen los sitios, sobre mapas desactualizados y sin respetar la vocación de las tierras y su relación con las poblaciones. Vamos, y tomar una decisión que compete a Puno en la capital sabiendo –como bien decía Von Humboldt– que “Lima está más alejada del Perú que Londres”, no parece lo más adecuado.
'Muy locuaz es nuestro actual presidente, pero su gobierno ha sido incapaz de articular una campaña de comunicación coherente que contrarreste la agitación y propaganda en la zona, y calme al inmenso grupo de pobladores que no se ha plegado a ninguna de las diferentes protestas. Un grupo que quiere y requiere seguir con sus trabajos y sus vidas, pero que se ve amenazado y asustado por un puñado de “dirigentes”.
'A pocas semanas del cambio de gobierno, el saliente se ha graduado con honores de “incomunicador” profesional.'
'Decía Humboldt que en Lima “un egoísmo frío gobierna a todos y lo que no perjudica a uno no incumbe al otro”.'
http://elcomercio.pe/impresa/notas/cebiche-puno/20110625/814057
Dice el señor Mariátegui en Correo:
ResponderEliminar'...hace tiempo ya es hora de que se declare el estado de emergencia y el toque de queda en las ciudades de Juliaca y Puno para pacificar la zona.
'De otro lado, hay que investigar quién está detrás de todo esto. No yo sino César Hildebrandt -alguien al que no creo que el teatrero Eduardo Adrianzén y otros caviares weberitos calificarían de reaccionario- escribió ayer que le preocupa mucho la posible influencia de los ultrarradicales miembros de los "Ponchos Rojos" en estas asonadas, así como del senderoide Movadef y de la hermana del congresista Lescano (ese que con Aduviri pidió que un área pase de reserva a minera y que ahora protesta para que la misma área pase de minera a reserva...), que estuvo años detenida por terrorismo. Esa marcha y estadía de Aduviri en Puno o la movilización de esta masa desde Azángaro a Juliaca cuesta plata.'
Justamente: Ahí estaría en guerra Maquiavelo (o los filósofos reaccionarios que se prefiera) con Marx. Para frenar esa guerra, lo mejor sería, como dice la señora Meier, pensar en la necesidad de una mejor comunicación, a nivel de la gente (la gran mayoría) que no está alineada con estos bandos en guerra, ni el la acción ni en la ideología.
El doctor Alan García, con estudios en La Sorbona y todo lo demás, hace eco de argumentos no demasiado racionales (son axiomáticos), que acusan de irracionalidad a quien no entienden y que están presentes ya, incluso con el ejemplo de la pared y el dios, desde la Metafísica de Aristóteles. Sólo faltó mencionar al trirreme, y decir que no es lo mismo una moneda que mil:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=2Vf4WfS5t08&feature=share
Por si a algún lector se le despertara la curiosidad y no pudiera ubicarlo fácilmente, el último comentario habla de Aristóteles, Metafísica, IV, 4.
ResponderEliminarAquí una versión sencilla en línea de toda la Metafísica (los especialistas por cierto tendrán una más autorizada a la mano):
http://www.filosofia.org/cla/ari/azc10127.htm