Gonzalo Gamio Gehri
“¿Dónde está Dios?” es la pregunta que muchas víctimas de un sufrimiento injusto e intencionalmente producido, se formulan. Auschwitz se ha convertido en el símbolo de las situaciones de violencia y crueldad que los seres humanos pueden llegar a generar, en condiciones de un aparente ‘abandono de Dios’. Efectivamente, sólo en los campos de Auschwitz murieron aproximadamente un millón y medio de judíos, condenados a una muerte prematura por el mero hecho de serlo, sin distinción de sexo o de edad, en plena “época de la ciencia”. Muchos testigos de estos horrores llegaron a la conclusión de que, o Dios no existía, o que se le percibía como ausente. La misma expresión Holocausto – Shoah en hebreo - tiene connotaciones espirituales, pues alude al sacrificio de la víctima inmolada en un rito religioso.
Este hecho constituye un escándalo para la razón humana, y también para la fe. Desde el punto de vista del pensamiento religioso, el tema del sufrimiento del inocente nos introduce en el problema de la teodicea, la cuestión de la existencia y sentido de una “justicia divina” ¿Es consistente la idea de un Dios omnipotente e infinitamente bueno con la manifiesta injusticia e inhumanidad practicadas en Auschwitz? Algunos teólogos y filósofos han considerado que Dios se abstiene de intervenir por respeto a la libertad humana, que hace posible que el hombre realice acciones de todo calibre, desde el sacrificio altruista hasta los crímenes más despiadados. Otros intelectuales han sugerido que la idea de un ser supremo no es compatible con los sucesos de la Shoah, que este es un indicio claro de la inexistencia de Dios. El notable filósofo judío Hans Jonas ha sostenido, por su parte, que la única alternativa que le queda al creyente que pretende preservar su fe consiste en renunciar a concebir a Dios como un ser omnipotente.
Lo acontecido en Auschwitz no sólo desafía nuestra idea o experiencia de Dios, también desafía nuestra percepción de la condición humana. También podemos preguntarnos “¿Dónde estaba el ser humano?” en medio de la inhumanidad de los campos de concentración. Auschwitz nos interpela acerca de nuestra disposición a la caída, nuestra posición respecto al imperativo de cuidar la integridad del otro. “A la vista de aquel horror”, comenta el teólogo católico Johann Baptist Metz, “ya nadie sabía dónde tenía la cabeza o le latía el corazón”. Metz ha convertido la Shoah en el motivo central de su quehacer teológico, y ha planteado la necesidad de configurar una cultura de la memoria, que rescate el testimonio de quienes han sido y son víctimas de exclusión y violencia como fuente de reconstrucción histórica. Se trata de garantizar en la práctica que lo que se vivió en Auschwitz no se repita jamás. Metz no renuncia al cultivo de la fe, la esperanza y el amor, pero sí a una imagen abstracta - e indolora - de la religión.
El problema de la teodicea evoca sin duda la Pasión y muerte injusta de Jesús de Nazaret - una víctima inocente – y nos remite a la reflexión teológica acerca de si su dolor era o no necesario para el cumplimiento de un detallado Plan de redención universal. Sin embargo, el tema del sufrimiento del inocente no es sólo una preocupación exclusivamente judeocristiana. He tenido la oportunidad de conversar sobre el tema con diversos profesores del Diplomado de Humanismo y Mística de la Universidad A. Ruiz de Montoya – versados en el legado de la mística oriental y occidental -, que ponen en evidencia la preocupación permanente en diversas tradiciones religiosas, literarias y filosóficas por echar luces sobre este problema.
Evidentemente, las respuestas que podamos aportar acerca del problema del sufrimiento injusto y su vínculo con lo divino no pueden ser concluyentes; son sólo rutas posibles de reflexión. Pistas que fortalecen nuestro anhelo de verdad, nuestra creencia en el Amor y nuestro sentido de justicia. Se trata de un problema humano que roza la condición de misterio. Por eso nos conmueve. Por eso reaparece luego de que se hacen trizas las seguridades teológicas o metafísicas de quien creyó dar una respuesta definitiva sobre este delicado asunto. Se trata de un problema que involucra a la vez nuestra relación con nuestras imágenes de lo divino y la relación con la comprensión de nuestra propia humanidad. Plantear esta importante cuestión tiene un valor intrínseco, más allá de la precariedad de nuestras respuestas. Como dice el propio Metz, “hay preguntas para las que no (se) tiene respuestas, pero sí un lenguaje, un lenguaje, a su vez, con preguntas a Dios. Así es como yo, en cualquier caso, entiendo la llamada cuestión teodiceica”.
Publicado en El Comercio el 5 de marzo con el título ¿Dónde está Dios?
Imagen tomada de aquí.
El dolor simplemente no tiene sentido. Alcanzar esta idea madura, cuesta trabajo.
ResponderEliminarJaime
La manera como nos aproximamos a esa tragedia no es la misma a como se puede aproximar un judio ortodoxo.
ResponderEliminarEl judio va a buscar dentro de sus escrituras y sus rabinos, respuestas mas profundas, que el cristianismo no le puede ofrecer.
Los tiempos modernos nos permite la diversidad religiosa. Seria interesante buscar mas bien los puntos en comun.
Se le denomina "holocaust theology" a este tema?
Hola estuve revisando tu blog y me parece muy interesante y entretenido, sobre todo que la información es detallada y precisa, espero que sigas posteando más temas para informarnos y comentar.
ResponderEliminarSaludos.
Déjame felicitarte, que bueno que está tu blog los temas tienen la información exacta que me interesa, sigue posteando más sobre estos temas.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Hola Gonzalo,
ResponderEliminarDisculpa por hacer una pregunta que no está directamente relacionada con el tema, pero se relaciona con saber hasta que punto el liberalismo debe tolerar agrupaciones anti-liberales.
Puntualmente: ¿Alemania permite la agrupación de neonazis?
Saludos,
Héctor
Cordiales saludos,
Héctor
Uno se pregunta también por los Auschwitz cotidianos, como pueden ser los casos de niños que sufren de abuso sexual. Hace un tiempo, se divulgó en un noticiero el caso de una pandilla escolar en provincias que, como "rito de paso", utilizaba a un niño (más pequeño) como el niño al que debían violar los que querían pertenecer a la pandilla.
ResponderEliminarTerrible.
ResponderEliminarEn mi humilde opinión, ponerse a discutir sobre si la realidad coincide o no con las creencias propias, es una pérdida de tiempo. Es sólo un intento de no perder la creencia y de darle una nueva interpretación para no tener que desprenderse de ella. Ok, entonces dios respeta nuestra libertad y no interviene... ¿qué he hecho? pues he salvado mi idea de dios y ya soy feliz, pero el problema no ha cambiado en lo más mínimo.
ResponderEliminarA mi parecer, para el propósito de abordar este problema, importa un rábano si existe dios o si es omnisciente, omnipotente u omnívoro. La realidad es que los hechos de crueldad y violencia existen, y el cambiar el entorno (mediante represión, es decir, leyes) nunca ha solucionado nada, ni lo hará. Mientras haya divisiones (las creencias generan siempre división), habrá separación, conflicto y violencia. ¿Acaso no fue por esa razón por la que se dio el holocausto?
Noto con cierta preocupación que alguna lectura precipitada interpreta - de manera infundada y tendenciosa, he de agregar - mi post en una clave de absoluta desesperanza. Simplemente no ha entendido nada de lo que aquí está escrito. Mi texto no va por ahí. Para nada. Como es natural - en filosofía y en cualquier otra disciplina -, un análisis de tipo conceptual no se puede sustituir con calificaciones. Sobre esa base no se puede debatir (sobre la postura de este blog sobre el problema de Dios, ver otros posts míos sobre el tema religioso, que complementan esta reflexión). La nota que he escrito alude a la experiencia del supuesto 'silencio de Dios' - que encontramos también en el Libro de Job ¡Y en Simone Weil! -, en este caso ante el hecho Auschwitz, en diálogo con Metz y Jonas. Es una breve exploración filosófica de un ángulo de la experiencia de lo divino, claramente reconocible y legítima, no incompatible con la fe en un Dios bondadoso (nótese que lo que discute Jonas es la omnipotencia, no el Amor divino). Mi rol aquí no es el de un predicador que "impone" una imagen de Dios (eso no significa que no tenga una en la esfera de mis convicciones religiosas personales), sino la de un filósofo que plantea un problema y presenta de un modo sumario el 'estado de la cuestión'. No hay aquí renuncia alguna a la esperanza o al Amor.
ResponderEliminarsaludos,
Gonzalo.
P.D.: Paso esto a la sección comments por razones obvias. A cada cosa lo suyo.
Estimado Gonzalo: La ausencia o el silencio de Dios es un tema importantísimo, seas creyente o no. Y en efecto el solo hecho de plantearte el problema del silencio de Dios te coloca en el terreno de la filosofía, no de la catequesis. Así como es un deber de lo no creyentes plantearse seriamente la existencia de Dios (esto lo plantea nada menos que Terry Eagleton), es un deber de los creyentes plantearse su ausencia o preguntarse el porqué de su silencio. Esta duda que se convierte en reclamo la hallamos tanto en la cultura popular como en la alta cultura. Muchos no se dan cuenta, por ejemplo, que el sentido que posee la famosa canción del Tri "Cuando tú no estás" o "Stand by me" original de Ben E. King y vuelta a popularizar por John Lennon quien, dicho sea de paso, pasaba de la mística al escepticismo. Es una muestra de gran insensibilidad que algunos de sus pretendidos "fans" ni siquiera se dé cuenta de esta preocupación y la tomen a burla. Lo mismo se plantea el canadiense Leonard Cohen, nacido judío y convertido al budismo pero que compone en permanente diálogo con la tradición hebrea. Préstese atención a 'The Future' que se puede ver en YouTube.
ResponderEliminarPero lo que recomiendo por encima de todo es la llamada "triología de la fe" de Bergman y que no debe ser difícil de conseguir en Lima, una de cuyas películas se llama precisamente "El Silencio" y ocurre unos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Más información sobre esa imprescindible trilogía puede encontrarse aquí:
http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/4233283/Trilogia-Equot;El-Silencio-de-DiosEquot;-de-Ingmar-Ber.html
Saludos.
Estimado Daniel:
ResponderEliminarGracias por tu acertado comentario, y las evocaciones a las figuras artísticas. En efecto, la reflexión sobre el silencio de Dios es un tópico fundamental entre los místicos, los poetas y los filósofos. Es una dimensión central de la experiencia religiosa. Sólo alguien que desconoce la multidimensionalidad de esa experiencia o que es ajeno a la filosofía y al pensamiento religioso podría pensar que en el lenguaje desesperado y desafiante de Job, de Eurípides o de Simone Weil (o del mismo Vallejo), así como de las personas de fe que padecieron la Shoah no latía un espíritu profundamente religioso.
Desde luego, desde la fe (que no es del todo ajena a cierto escepticismo pirrónico, agrego) es que planteo esa reflexión.
Saludos,
Gonzalo.
En ningún momento he atribuido a Aimone Weil - como un lector precipitado sugiere - una reflexión sobre Auschwitz. Me refiero a ella (al lado de Job, quien tampoco conoció el siglo XX) para referirme a la experiencia del Silencio de Dios. Las discrepancias son bienvenidas, pero que no se me atribuya cosas que no he dicho.
ResponderEliminarHabría que anotar que el problema mismo de la ausencia de Dios fue planteada por algunos prisioneros. Es una vieja y crucial pregunta que atiende a la inmensidad del dolor que se experimenta o de la cual se es testigo. No tiene nada que ver con evasiones o excusas. Si algún fan cree que puede admirar a Leonard Cohen sin comprender este reclamo, simplemente no ha entendido nada. Puede tener sus posters y sus discos completos pero una nula intelección de su poesía. Saludos.
ResponderEliminarHola Daniel:
ResponderEliminarCiertamente. Reflexionar sobre el Silencio de Dios no tiene nada de "insensato, cruel y carente de compasión humana". Todo lo contrario. Se trata de una experiencia de Dios tan genuina como la del contacto con Dios. Los textos de Metz están cargados de solidaridad y compromiso con la justicia.
Saludos,
Gonzalo.
Hola profesor, estoy de acuerdo en que mas que un olvido de Dios en dicho acontecimiento, ha sido un oldivo de ser huamano para con su semejante. Se ha olvidado de tener un compromiso por la vida y por los derechos que se han sido dado no por las leyes humanas, sino por Dios desde un primer momento.
ResponderEliminarLa libertad que Dios ha dado a cada indivduo es lo más se valora, pero a veces en el olvido constante del hombre por el hoy, y por el pasado ha hecho que se caiga en la utopia de buscar a veces futuros que tan solo son de deseos. Si el deseo sería de respeto y valoración de la persona hacia la otra, no se hubiese llegado a tan aterrador pasado.
Muy buen post, como siempre, Gonzalo.
ResponderEliminarUna breve observación. No sabía que Shoah aludiera a un sacrificio religioso. Creía que es la palabra del hebreo bíblico que significa "calamidad" o "catástrofe"---tal como es usada en el Salmo 35, en varias partes de Isaías y en el libro de Job. Agradecería información al respecto.
Más bien "holocausto" sí se refiere a un ritual religioso griego que consistía en quemar un animal completamente sobre el altar---"holo" (todo) y "kaustos" (quemar). De hecho, hay una palabra hebrea que se ha conectado con "holocausto", a saber "olah", que sí significa "sacrificio" o al menos "ofrenda" (esto no me parece tan claro, quizá podría ser una reducción de "holocausto", ya que "holos" es claramente griego y no quiere decir "sacrificio"; así que la posibilidad de una conexión etimológica es meramente especulativa; en todo caso, cuando se traducía al griego, "olah" se convertía en "Holocauston"):
http://www.jewishencyclopedia.com/view.jsp?artid=1612&letter=B&search=olah#2
Es más, precisamente la muy razonable idea de elegir "Shoa" en vez de "Holocausto" surge, entre otras razones, para tratar de desconectarse de la idea de sacrificio religioso, de ofrenda a Dios--una ceremonia (el holocausto), además, de claras reminiscencias paganas.
Aquí más información:
http://www.spiritus-temporis.com/the-holocaust/etymology-and-usage-of-the-term.html
Estimado Miguel:
ResponderEliminarGracias por tu mensaje. efectivamente - hasta donde yo sé, pues conozco de griego, más no de hebreo -Shoah es "sacrificio" y también "catástrofe". La analogía con el sacrificio del cordero (en la tradición judía), y la aproxima precisamente a "holocausto", el sacrificio animal en el mundo griego.
Una hipótesis: quizá la desconexión con "holocausto" podría ser propuesta de modo plausible, puesto que en la tradición griega la "víctima bien quemada" representaba la aprobación divina, y no puede aceptarse en la tradición judeocristiana que un Dios amoroso apruebe una injusticia macabra (acepte una ofrenda tan dolorosa) como la vivida por el pueblo judío.
Igual prometo indagar más sobre el concepto.
Un abrazo,
Gonzalo.
Buen post, Gonzalo. Me llevó a recordar el descorazonador testimonio de Heinz Jacob Schumann, quien pasó por tres campos de concentración (entre ellos el matadero industrial de Auschwitz) y vivió para contarlo, gracias a su condición de… ¡guitarrista de jazz! Los verdugos nazis encontraban tedioso su “trabajo” de asesinar en masa y por eso no enviaban a los músicos a la cámara de gas: les mantenían tocando en una orquesta para que la jornada les fuera más llevadera. Schumann se ha preguntado desde el final de la guerra por qué se salvó a él, un músico de jazz con ínfulas de dandy, y Dios permitió en cambió que personas justas y piadosas terminaran en la cámara de gas. Schumann declaraba al diario Le Monde, en el sexagenario de la liberación de los campos de exterminio: « Au camp, il y avait des gens pieux. Ils ont été gazés ; et moi je suis vivant » Saludos,
ResponderEliminarEstimado Gonzalo: Copio el comentario que coloqué en el GCC y que salión con algunos feos errores. Para que se entienda bien, lo corrijo y lo pongo aquí:
ResponderEliminarHola, Gonzalo: Debatir con Ricardo Alvarado carece de sentido. Alguien que carece de elementales capacidades de lectura no puede ser contestado. Por ejemplo, en este absurdo post dice que yo pido que se asuma el problema de Dios. Nunca he dicho eso. He dicho que no puedes admirar a un poeta y a la vez creer que sus temas son absurdos o irrelevantes. Tan simple como eso. Pero el ánimo calumniador de Alvarado no tiene límites pues está inspirado en el resentimiento. Simplemente, no vale la pena.
Saludos.
Estimado Daniel:
ResponderEliminarMuy bien. Tu respuesta resulta clara, Daniel. Es evidente el punto que querías demostrar evocando a Cohen, y estoy de acuerdo contigo.
Mi solidaridad contigo.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo, al leerte recordé un texto que leí hace unos años de Dietrich Bonhoeffer de su Resistencia y Sumisión, las cartas y anotaciones que el teólogo escribió en cautiverio. Ciertamente Bonhoeffer no fue asesinado en Auschwitz, sino en Flossenburg. Sin embargo, tuvo la experiencia genérica del encierro y de la tortura; experiencia terrible y enigmática a los ojos de la fe. Bonhoeffer, tratando explicarse los motivos profundos del "mal" en la prisión genocida que él padeció, escribió lo siguiente:
ResponderEliminar"la necedad constituye un enemigo más peligroso que la maldad. Existe la posibilidad de protestar contra el mal, de ponerlo al descubierto y, en caso necesario, de evitarlo por la fuerza; el mal lleva siempre en sí el germen de la autodestrucción al dejar en el ser humano, como mínimo, una sensación de malestar. En cambio, frente a la necedad carecemos de toda defensa, no somos capaces de hacer nada contra ella, tanto si nos valemos de protestas como si utilizamos la fuerza: las razones no surten efecto; el necio deja de creer sencillamente en los hechos que contradicen su prejuicio —en tales casos incluso se muestra crítico—; y si los hechos son inevitables, simplemente los desecha como casos aislados y sin importancia. Así, y a diferencia del hombre malo, el necio se siente satisfecho de sí mismo, e incluso puede llegar a ser peligroso cuando, levemente irritado, pasa al ataque. Por ello es necesaria mayor precaución frente al necio que frente al malo. No intentaremos jamás convencer al necio mediante razonamientos; tal procedimiento es absurdo y peligroso...Si ponemos mayor atención, observaremos que los poderes que se hacen enormemente fuertes, ya sean de índole política o religiosa, tratan a gran parte de la humanidad como necios. Incluso parece que esto sea una ley psico-sociológica: el poder de unos precisa de la necedad de los demás. Y no se llega a esta situación por el hecho de que determinadas facultades humanas —por ejemplo, las intelectuales— se atrofien o queden anuladas súbitamente, sino porque el ser humano queda desprovisto de su independencia interna bajo la abrumadora impresión del despliegue de poder. De forma más o menos inconsciente, renuncia entonces a encontrar una actitud propia ante las situaciones vitales. El hecho de que a menudo la persona necia se muestre obstinada, no debe hacernos olvidar que no es independiente. Incluso conversando con ella, podremos darnos cuenta de que no estamos tratando con ella misma, con ella en persona, sino con los tópicos y las consignas que la dominan. Se encuentra como hechizada, deslumbrada; en su propia naturaleza se abusa de ella y se la maltrata. Convertida así en un instrumento carente de voluntad propia, la persona necia será capaz de cualquier mala acción y, al mismo tiempo, incapaz de reconocerla como mala. He ahí el peligro de un diabólico abuso. Por él pueden los seres humanos echarse a perder para siempre"
Resistencia y Sumisión
Un abrazo
Ricardo
Estimado Ricardo Falla:
ResponderEliminarExtraordinaria reflexión ¡Qué cita más oportuna!
Saludos,
Gonzalo.
Excelente cita la que nos ofrece Ricardo Falla. En efecto, es imposible oponer argumentos a un necio. Para él, la realidad es irrelevante. La necedad hace mucho más daño que la maldad. Y si uno se pregunta dónde reside la fuerza de los fanatismos y los totalitarismos puede hallar fácilmente una respuesta en esa absoluta desconexión con la razón que llamamos necedad. Saludos.
ResponderEliminarEstimado Daniel:
ResponderEliminarPrecisamente es como dices. El detonante de los totalitarismos es la necedad. La incapacidad de pensar.
Saludos,
Gonzalo.
La cita que nos aporta Ricardo indica tambien un peligro: la utilizacion facil de la descalificacion del otro como "necio". Nunca caer en ello!
ResponderEliminarAqui, como en muchas cosas, se trata de cultivar el arte de la moderacion y el buen juicio: en el penoso ejemplo de Erostratismo que hemos tenido que soportar en los ultimos meses, creo que los ofendidos por las provocaciones e insultos han hecho lo justo: responder con razones y dar una oportunidad a la buena voluntad.
Desde las distintas orillas del debate han surgido entonces voces pidiendo respeto por reglas minimas de convivencia y el necio... el necio se ha encerrado en una soledad que inspira piedad.
Lo mejor en este nuevo momento es aprovechar la oportunidad de discutir en forma clara y respetuosa de la ciudadania del otro.
Estimado Gonzalo:
ResponderEliminarMuy interesante el post y el debate, como siempre en tu blog.
Como dices en algún comentario, el tema de las formas resulta a veces más importante, por eso, me parece bastante curiosa la lógica de discusión que emplea Eduardo Gonzáles en el comentario anterior.
Primero nos dice que no debemos caer en la descalificación fácil del otro como "necio". Luego hace un llamado a la moderación y alude, sin mencionar a Ricardo adjudicándole una manía, (vaya moderación) e inmediatamente lo descalifica como "necio". Luego,expresa la piedad que tal condición le ocasiona. Todo en algunas líneas sin mayor argumentación.
Y termina diciendo que el tema de fondo es discutir "la ciudadanía del otro". ¿Del que acaba de llamar necio?
¿No podría leerse a si mismo Eduardo y seguir sus propios consejos?
Como siempre GG cree que hay una sola interpretaciòn (con sus post, la CVR, etc.)
ResponderEliminarY siempre unido a Salas.
Su dios se aleja tanto de las escrituras que da risa. Dios es todopoderoso, no lo olvide. En Auschwitz el problema fue la libertad del hombre.
Hace un par de días me puse a seguir este debate que parece proviene de rencillas pasadas entre los miembros de un blog colectivo, explotó nuevamente dada la reacción exagerada de Gustavo Faverón a un post en aquel blog, y en definitiva derivó en una serie de recriminaciones, cada vez menos centradas en argumentos (sea el uso de la palabra “kapo” o la presencia/ausencia de dios en Auschwitz) y más en los insultos. Me recuerda a una discusión que yo mismo sostuve el año pasado con Daniel Salas a través del blog de Gonzalo Gamio y una respuesta que Salas prometió darme pero nunca entregó. ¿Por qué les resultará tan difícil discutir sin golpes bajos?
ResponderEliminarLo intersante del caso, es que las personas que cometieron las atrocidades de Auschwitz eran creyentes cristianos, como lo fueron y lo son los militares y policías que asesinaron y torturaron a miles de personas en América Latina en las última 4 décadas.
ResponderEliminarAsí mismo, la maquinaria de muerte de Auschwitz era impensable, imposible sin la colaboración de miles de civiles (la inmensa mayoría de ellos creyentes) que participaban en la administración y en los servicios necesarios para la existencia de los campos de la muerte.
¿Dónde está la raíz del mal? ¿Porqué personas que se consideraban a sí mismas piadosas y creyentes podían cometer o colaborar con barbaridades? Mi experiencia personal en ámbitos laborales me lleva a pensar que mucha gente, en otros aspectos de su vida con comportamientos y pensamientos encomiables, logran separar aspectos de su vida, lo laboral, de su convicciones. Y aceptan sin reflexionar todo lo que los superiores jerárquicos dicen.
No creo que sea casual que la Shoah (¿cuál es la palabra para la experiencia Romani?) se haya producido en una sociedad jerárquica como la alemana de principios de siglo, o que las guerras sucias se hayan podido dar en una América Latina donde perviven vivamente en las actitudes de las personas una obsecuencia medieval con los superiores jerárquicos.
No soy creyente, pero creo sinceramente que hay que preguntar donde estaba la bondad religiosa de los wermacht y SS y de sus colaboradores civiles.
Anónimo:
ResponderEliminarTenga la bondad de leer de nuevo el artículo antes de caer en la crítica desinformada y malintencionada. Si lee bien, se dará cuenta que describo varias posiciones. Piense antes de escribir.
Ocúpese de sus "eventos" y no haga perder el tiempo.
Miguel:
ResponderEliminarEsa inquietud es poderosa y legítima. Piensa en los nazis que se decían cristianos o - en menor escala y en nuestro medio - en los "reaccionarios" jóvenes que lloran en las misas tridentinas, pero creen que los DDHH son funestos, avalan las ejecuciones extrejudiciales y saludan los proyectos de impunidad de los perpetradores brasileños o peruanos.
Saludos,
Gonzalo.
Yo no tengo problemas en continuar el debate con GB. Recuerdo que fue interrumpido por un deplorable post de Víctor Samuel Rivera.
ResponderEliminarMiguel T: Si quieres una respuesta científica y extensamente documentada a tu pregunta, te recomiendo The Lucifer Effect de Phillip Zimbardo. Zimbardo puede mostrar ejemplos abundantes que explican que el mal tiene que ver con:
1. Sistemas de toma de decisiones y contextos de pérdida de la individualidad.
2. Una violencia instintiva que está presente en todo ser humano y que lo impulsa a demostrar su superioridad sobre el otro cada vez que tiene la oportunidad. Es decir, cuando ocurre 1.
Zimbardo cita ejemplos que incluyen niños, jóvenes universitarios, seminaristas y personas comunes y corrientes. El instinto de dominio sobre el otro es tan poderoso que muchas veces es preferido a una acción que le reportaría más beneficios al sujeto. Basta que la situación se presente para que este instinto se dispare y traiga sus peores consecuencias.
Por eso mismo, recurrir a la figura de los "excesos" como insiste Vargas Llosa es un gravísimo error. Los sistemas, no solamente las personas, deben ser cuestionados si queremos vivir en una sociedad en donde la violencia quede eliminada.
Consigan el libro, por favor. Si no, les puedo pasar una copia en mi próximo viaje a Lima.
Creo que aquí el cristianismo no juega el rol preponderante que se le quiere dar. El régimen nacionalsocialista era decididamente anti cristiano y si bien algunos de los civiles o uniformados que trabajaron en los campos nominalmente profesaban esa religión, ello no implica una responsabilidad – directa o indirecta – por parte de su iglesia. Ello, porque no sabemos qué tan central era la religión en sus vidas como individuos y porque asimismo estamos ignorando que la doctrina de las SS era pagana y tanto o más anti cristiana que la del NSDAP. Preguntarse por la piedad cristiana de estas personas es como preguntarse por la piedad cristiana de quienes hoy ocupan Irak y Afganistán y han matado a cientos de miles de civiles. EE.UU también es una sociedad nominal (y mayoritariamente) cristiana, pero no creo que en su profesión de fe puedas encontrar una respuesta contundente que explique la brutalidad de los actos cometidos.
ResponderEliminarPara Salas: No recuerdo el post de Víctor Samuel Rivera (a quien no conozco) pero me consta que ese no fue el motivo para interrumpir la discusión. Sí me acuerdo que quedaste de escribir un post en este blog para contestar mi última respuesta a tus comentarios. También me dijiste que estabas muy ocupado y que te iba a tomar algo de tiempo y de ahí no se supo más. Probablemente este post en particular no sea el lugar para reanudar la discusión pero si, como dices, sigues interesado (y la invitación del administrador de este blog a publicarte junto con mi respuesta sigue en pie) podríamos continuar.
Yo no tengo problemas en debatir pero quiero recordar primero qué es lo que está en debate para poder precisar a dónde deben ir mis argumentos.
ResponderEliminarEn cuanto al cristianismo, yo tampoco le doy importancia. El mal se puede expresar a través de cualquier religión o de cualquier ideología.
El tema era gigante e iba desde la libertad de cátedra a los méritos o deméritos de ciertos autores. Habría que releer lo que discutimos en este blog el año pasado si quieres que parta desde ahí. Recuerdo que Faverón se pasó como un mes hablando de lo mismo pero la discusión más sustancial y con menos insultos tuvo lugar acá.
ResponderEliminarPero entonces, ¿quiero saber qué objeta exactamente GB? Puede ser:
ResponderEliminar1. La democracia liberal.
2. La economía de libre mercado.
3. La doctrina de los derechos humanos.
Esto fue lo último que me escribiste en otro blog:
ResponderEliminar"Voy a contestar y con un artículo lo suficientemente largo para responder a cada una de tus acusaciones u objeciones".
Luego te pregunté si tendría derecho a rélica y me dijiste:
"Claro que lo vas a poder responder. Se lo voy a enviar a Gonzalo Gamio. Pero primero debo terminar mi artículo sobre –precisamente— un tema hispano-islámico".
Y finalmente:
"La razón por la que prefiero publicarla en el blog de Gonzalo Gamio se debe principalmente a que en ese blog los posts se desactualizan con menos velocidad y, considerando la extensióva de mi artículo, creo que es más conveniente. Además, fue en ese blog que se inició la discusión con GB".
Hola Gonzalo
ResponderEliminarEntiendo que la palabra hebrea "Shoah" no tiene ni ha tenido que ver nunca con el sacrificio del cordero (que es común a todas las religiones abrahanicas). De hecho, es "holokauston" la palabra que aparece en las traducciones griegas de la biblia hebrea para referirse a los sacrificios religiosos---así se traduce "olah" (pero no especialmente para referirse al cordero pascual tampoco; si hay un término específico para eso, no lo conozco). Es más, justamente por eso es que se hace el esfuerzo de cambiar a "Shoa", una palabra religiosamente neutra---se supone que el holokauston era un sacrificio para agradar a Dios, y en ese sentido, puede resultar chocante (en una perspectiva histórica) usar "Holocausto" término para referirse a la Shoah.
Eso sí, existe una tendencia creciente en las celebraciones judías de la Pascua por incluir referencias a la Shoah (incluso como parte oficial de los rituales), haciendo un paralelo con la salida de Egipto, que es precisamente lo que la Pascua conmemora. Pero eso es una innovación, que tiene por supuesto razones bastante comprensibles---aunque también genera controversia en la comunidad judía (lo cual es evidencia de que "Shoah" no está naturalmente vinculada al sacrificio del cordero):
http://rutgerspress.rutgers.edu/acatalog/you_shall_tell_your_children.html
Bueno, lo dejo allí. Es solo una disquisición lingüística, un tanto marginal para las interesantes cuestiones que este post discute.
Estimado Miguel:
ResponderEliminarSostuve en un comentario anterior que solía describirse la Shoah usando "analogía con el sacrificio del cordero", no que a eso se remitía su etimología (como sí es el caso de ὁλον y καυστον. Soah, hasta donde sé es "catástrofe" y que a veces se usa como "sacrificio". Indagaré más al respecto, pero tomo nota de tu reseña, y te agradezco la precisión, que aporta al texto. Como te comenté, no sé hebreo, pero sí conozco el griego.
Saludos,
Gonzalo.
Gonzalo Gamio:
ResponderEliminarHe tratado de colocar este comment en el GCC, en el último post de Carlos Mejía, pero Rendón me lo borra, quisiera dejarlo aquí como constancia de mi protesta contra la violencia lumpen de Ricardo Alvarado qeu actúa con la impunidad que le garantiza Silvio Rendón.
Eliza Semper
Carlos Mejía:
Alvarado es incorregible, mientras finge con Daniel Salas propponiendo “paz sin vencedores ni vencidos”, mira la grosera barbaridad que acaba de publicar contra una persona correcta como Eduardo Gonzalez Cueva, metiéndose incluso con su filiación:
“Por ahí otro bufón de rimbonmantes apellidos -pero discutible genealogía- ha querido meter cizaña en el blog de Gonzalo Gamio, dándosela de perdonavidas. ¡Cómo has cambiado, Eduardo! Cuqluiera que te lee no pensaría que le lustrabas los zapatos a los comisionados de la CVR en el Hotel de Turistas de Huancavelica. Pero me diviertes; sigue así.” (http://avecritica.blogspot.com/2010/02/un-pequeno-bufon.html)
Se trata de un post increíble por el nivel de su grosería donde trata de bufón y estúpido a Gustavo Faverón. Y ojo que habla por el Gran Combo Club, comprometiéndolos de paso a ti y a Rendón en sus insultos:
“Nunca oi hablar de Gustavo Faverón más que en tono de mofa, como objeto de chistes antisemitas de pésimo gusto o como personaje de leyendas urbanas que le atribuían una estatura fantásticamente pequeña… Ni siquiera sus amigos osaban defenderlo: todo lo más, aceptaban que era un tipo polémico, para no decir que era un estúpido.
Bueno, este pequeño bufón renunció hace buen tiempo al Gran Combo Club, por razones que no vienen al caso. Luego volvió repartiendo insultos a diestra y siniestra, todo porque califiqué a su amigo Baruch Ivcher de “kapo”. Luego de hacer su berrinche, se fue y juró sobre la Biblia y la colección completa de Somos no volver nunca. Volvió y mandé su comentario al spam, como se merece. Pero ahora tiene la infinita conchudez de despotricar contra su ex casa, el Gran Combo Club, desde su blog, tan alicaido últimamente que acepta spam, trolls y hasta publicidad de Travian y Cialis -por algo será-.
Para mejorar su vida social, el pequeño bufón debería dejar de hacer reír a los demás y empezar por reírse un poco de sí mismo; razones no le van a faltar. Tal vez le haga falta ver a Louis de Funes y sus divertidas Aventuras del rabino Jacobo, o someterse a una terapia de choque con Ernesto Reaño. Tal vez algún día pueda entender que un judío puede tomarse las cosas con humor, no ser patético y victimizado. Porque aburre la cantaleta del “eterno judío”; pero también aburre la del “eterno antisemitismo” que pone un velo sobre los crímenes del estado de Israel y quienes, como Faverón, lo defienden.
P.S.: Si, me quedo en el GCC, y les agradezco a Silvio Rendón y Carlos Mejía, así como a muchos lectores y lectoras -te debo una, bella de bellas-, su renovada confianza.”
(http://avecritica.blogspot.com/2010/02/un-pequeno-bufon.html)
Daniel Salas hace muy bien en no creer en las trampas de Alvarado porque este volverá agredirlo groseramente como a todos los demás que no piensan como él, con la impunidad que le garantiza Rendón. Pero tú Carlos, que evidentemente eres una persona decente, vas a seguir dándole crédito a alguien que finge actuar en paz cuando al mismo tiempo insulta cuchillo en mano? Comnpruébalo, los insultos están en el blog de Alvarado “Ave Crítica” y te he puesto los links.
Eliza
Hola Eliza Semper:
ResponderEliminarHe visto los links y, efectivamente, tu indignación está completamente justificada.
La proposición de paz de R. Alvarado debería ir acompañada del buen gesto de retirar esos posts.
Saludos,
Gonzalo.
Gonzalo, Miguel,
ResponderEliminarla ofrenda que se secrifica a los dioses (o a Dios) es el origen de otra interesante nocion: la de victima.
Algo anticipas, Miguel, al senalar que el uso de "holocausto" para el genocidio nazi, seria chocante: bien intuyes que entonces ese crimen seria el equivalente de un pio ejercicio religioso.
La voz "victima", aparentemente nos remite al latin -no al griego ni al hebreo- y senhala al animal escogido para el sacrificio. En este sentido, la victima es aquel ser en el que la comunidad representa sus culpas y las expia.
En muchas instancias de justicia restaurativa comunitaria, tradicional, el perdon de los crimenes incluye el sacrificio de un animal.
Lo curioso, para mi, es que el uso mas fiel de esta nocion, entonces, no debiera identificarla con lo que hoy llamamos "victimas" (quienes han sufrido una atrocidad), sino con aquellos perpetradores que la comunidad castiga para individualizar en ellos crimenes que hubieran sido imposibles sin algun tipo de responsabilidad compartida! Los romanos verian a las victimas del genocidio como victimas o a los acusados de Nuremberg como victimas?
La unica forma de justificar el uso de "victima" para referirse a quienes han sufrido una atrocidad es pensar en la inocencia del cordero sacrificial: la "victima" es el animal mas puro, mas bello, incapaz de hacer danho o culpa. La figura de Cristo como cordero pascual (u hostia) ejemplifica este sentido.
Perdona, Gonzalo, por esta digresion del tema, pero me ha dado una gran curiosidad: R. Euribe: Loyola 83?
ResponderEliminarMe parece interesantisimo, el cambio que hizo Gustavo Gutiérrez a este problema, si Metz se pregunta cómo hablar de Dios después de Auschwitz, él interroga "cómo hablar de Dios desde Ayacucho", desde Auschwitz o durante Auschwitz, contextualizando el problema a la realidad latinoamericana. Por otra parte, una clarificación muy buena al silencio de Dios, la está dando Andrés Torres Queiruga:
ResponderEliminar"No es, pues, que Dios “no quiera” o “no pueda”, sino que simplemente la pregunta carece de sentido. Dios quiere el bien, únicamente el bien, para el bien y la felicidad nos crea."
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2010/02/10/haiti-dios-mal-dilema-epicuro-iglesia-teologo-queiruga-religion.shtml
(recomiendo toda su teología, es un diálogo con la filosofía y cultura contemporánea)
Saludos Cordiales.
Henry
Muy interesante lo que añade, Eduardo, que revela, curiosamente, la misma tensión que existe cuando se discute la etimología de víctima, que no es muy clara. Al mismo tiempo que resurgen huellas de la confusión (muy antigua) entre víctima y hostia.
ResponderEliminarLa palabra latina que originalmente designaba a "aquel ser en el que la comunidad representa sus culpas y las expia" no es víctima sino hostia. En cambio víctima aludía a "aquel ser sacrificado como agradecimiento por los favores recibidos". Una cosa es expiar y otra diferente es agradecer.
Pero ya en el latín, ese uso se empezó a modificar y hostia empezó a significar "animal pequeño para el sacrificio" mientras víctima quería decir "animal grande y fuerte inmolado en un sacrificio" (pequeña pregunta especulativa: ¿será que para expiar basta un gesto pequeño, pero se tiene que agradecer en grande? :) En todo caso, sí hay un momento en que víctima alude al animal sacrificado, independientemente de si es para expiar o agradecer, con tal de que sean un animal grande ---después de todo, ¿por qué no expiar en grande?
Pero eso no significa que se está confundiendo víctima con víctimario. Para que la víctima efectivamente represente y expíe las culpas de una comunidad, es crucial que sea inocente. La palabra latina víctima no quiere decir "ajusticiado". Si la víctima no es inocente, no puede cumplir tal rol.
Curiosamente, como decía, el origen etimológico de víctima es algo oscuro. Algunos lo han querido vincular a victus, que quiere decir "vencido". Al parecer, eso es un error. El sentido de "animal grande y fuerte que es inmolado en un sacrificio religioso" parece mejor vinculado con la idea de "vigor" y "honor": vig- es un prefijo de origen etrusco y -imus puede identificarse con el superlativo. De esa manera, se trata de decir algo así como "lo más vigoroso" o "lo más honorable". Después de todo, se trata de ofrecer lo mejor.
En ese sentido, no creo que los romanos hubieran llamado "víctimas" a los ajusticiados en Nuremberg, ni siquiera en el sentido arcaico, de sacrificio en agradecimiento. La víctima tiene que ser honorable, inocente, el menor animal.
Lo mismo ocurre con la expresión "chivo expiatorio", que aunque alude a una práctica hebrea, es muy parecida a la idea de hostia latina. No tiene sentido hablar de "chivo expiatorio" en el caso de una persona que es culpable. Es posible, claro, que la persona sentenciada no sea la única culpable, y que incluso los que los sentencian sean culpables también. Pero eso no convierte al sentenciado en inocente. Quizá en español (o en inglés, con "scapegoat") sea todavía posible llamarlo "chivo expiatorio" si es culpable (dado que la impronta religiosa, que exige inocencia, ya ha desaparecido de la expresión), pero los romanos nunca lo habrían llamado hostia (ni víctima). Los romanos habrían podido reconocer que, incluso si los sentenciados en Nuremberg (o Eichmann) resultaban ser chivos expiatorios de una comunidad mayor (en el sentido que tiene esa expresión hoy), eso no les quitaba un gramo de responsabilidad individual. Pero no creo que necesitamos a los romanos para reconocer eso. Basta un mínimo de sentido común.
Gracias, Miguel, en cualquiera de las posibles etimologias, es claro que la inocencia es crucial.
ResponderEliminarLa inocencia de la victima es lo que hace urgente la pregunta sobre el silencio de Dios. Gustavo Gutierrez, al examinar el Libro de Job, incluso radicaliza la cuestion pues -como se sabe- el sufrimiento del inocente, en ese caso, parece provenir no de una distraccion de Dios, sino de su propia autorizacion, de una cruel apuesta.
Lo que es sumamente problematico en esta cuestion es que los innegables ecos religiosos del concepto de victima penetran su definicion legal y su percepcion social: por lo tanto "victima" es siempre equivalente de "inocente". Si una victima no es inocente, entonces no es victima, es culpable y se merece lo que le ocurre.
Por eso es que en el Peru, si un senderista es desaparecido o un emerretista es asesinado fuera de combate, es tan dificil argumentar desde una perspectiva legal que ese hecho constituye un abuso y la persona ha devenido una victima.
Creo que un aporte tuyo sobre las diversas voces y tipologias que han surgido en el Peru durante los anhos de la violencia seria espectacular: victima, afectado, traumado, arrepentido, inocente, desplazado... es como si la violencia hubiera actuado como una maquina clasificatoria o un diccionario del diablo.
Es una observación crucial la que haces, Eduardo, pero incompleta.
ResponderEliminarNo solo es verdad que algunos tienen dificultades para reconocer una víctima en alguien que no es inocente. También es cierto que para algunos es difícil reconocer que el hecho de que alguien sea una víctima no lo convierte en inocente. El que un senderista asesinado sea también una víctima, no cancela el hecho de que sigue siendo un senderista.
No estoy seguro, sin embargo, si esto significa que la noción de inocencia tiene que salir de la ecuación. Es obvio que en la idea de víctima tiene que existir un componente vinculado con la responsabilidad: un alcohólico es víctima de su propia biografía, pero también ha ayudado a construirla. Es obvio que nadie se ha hecho a sí mismo, pero eso no significa que el yo sea una ilusión.
"Víctima" deber ser entendido, entonces, como un rol, no como el nombre de una esencia. "Víctima" y "victimario" no significan lo mismo, pero la misma persona puede desempeñar los dos roles. Eso no es nada raro. Hay muchos roles contradictorios (en tanto roles) que pueden ser desempeñados por la misma persona en ciertos casos: ladrón/policía, alumno/profesor, etc.
Interesante tu sugerencia sobre el impacto de la violencia en el diccionario. A ver si hago algo.
Estimados Miguel y Eduardo:
ResponderEliminarSólo una nota. La expresión "chivo expiatorio" sí alude a una práctica griega, y no directamente a una hebrea. Era común el sacrificio de un macho cabrío (τράγος de allí viene tragodia). P.e., a Ifigenia se la sacrifica simulando que es la cabra que se ofrece a Artemis.
Saludos,
Gonzalo.
Gracias por la aclaración, Gonzalo.
ResponderEliminarNo fue mi intención decir que solo había "chivos expiatorios" en la tradición hebrea (me disculpo si eso se entendió); más bien que la expresión española (así como su equivalente en varias lenguas europeas) proviene de la tradición hebrea, en particular, es una referencia a las descripciones en Levítico 16.
La idea de un animal que pague por los pecados de una comunidad está ampliamente extendida en las prácticas religiosas a lo largo y ancho del mundo---Fraser llamó a esto "la transferencia del mal", que incluye no solo animales sino también objetos, personas (e incluso dioses).
Efectivamente, "tragedia" (tragodia) alude al sacrifico del macho cabrío también. Es tentador identificar esto con el hecho de que el personaje principal de la tragedia muere al final. O la idea de expiación con la idea de catarsis: una experiencia vicaria que purifica. Otros piesan que el nombre se origina no en el valor simbólico del sacrificio, sino en el hecho de que el teatro surgió alrededor de los cantos durante el sacrificio del macho cabrío.
Pero la expresión "chivo expiatorio" en su uso actual es bastante moderna. El CORDE (el Corpus Diacrónico del Español) no registra usos anteriores al siglo XIX. En inglés, scapegoat es un poco más antigua, pero no mucho más (con el significado moderno)---curiosamente, scapegoat es simplemente un error arrastrado de la mala traducción que la Vulgata hizo de azazel, uno de los nombres del demonio, en Lv 16:
http://www.etymonline.com/index.php?term=scapegoat
En Lv 16, precisamente, la ceremonia incluye dos cabras: una que va a Dios (la sacrificada, el chivo expiatorio) y otra que se deja libre en el desierto (y va Azazel, supuestamente, el demonio)--curiosamente, debido al error de traducción de la Vulgata, esta última es el origen de scapegoat, "la cabra que escapa" (Vulgata: caper emissarius):
http://www.bible-history.com/isbe/A/AZAZEL/
Encontrè esto y me hizo recordar el post: "On a wall in a cellar in Cologne, Germany, where Jews had hidden from the Nazis, there was found an inscription. The anonymous author who perished with his fellow victims left behind these words: I believe in the sun even when it`s not shining, I believe in love even when not feeling it. I believe in God even when He is silent".
ResponderEliminarGracias, Rebeca, es extraordinario.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Bueno, esa es una canción de las Barlow Girls:
ResponderEliminarHow long will my prayers seem unanswered?
Is there still faith in me to reach the end?
I'm feeling doubt I'm losing faith
But giving up would cost me everything
So I'll stand in the pain and silence
And I'll speak to the dark night
I believe in the sun even when it's not shining
I believe in love even when I don't feel it
And I believe in God even when He is silent
And I, I believe
http://www.sing365.com/music/lyric.nsf/i-believe-in-love-lyrics-barlow-girl/8174b60b9478c183482573290019be5f
Es también el párrafo inicial de un capítulo del libro "Beyond a reasonable doubt", del Rabbi Shmuel Waldman. El capítulo se titula, justamente, algo así como "El silencio de Dios" (no puedo ser literal porque ya no tengo el libro a la mano!). La verdad es que la aproximación y el tratamiento en general del libro me parecen bastante cuestionables, pero estas pocas líneas sí que me gustaron. No sabía que eran parte de una canción.
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