Gonzalo Gamio Gehri
Cuando mis alumnos me preguntan en clase por cómo definir la pobreza, mi primera respuesta es prácticamente una cita de Gustavo Gutiérrez: pobreza es una situación social injusta que condena a los que la padecen a la insignificancia social, y en muchos casos, a una muerte prematura. Es altamente probable que quienes cuestionan a la teología de Gutiérrez por presuntamente proyectar categorías económicas o políticas en la reflexión sobre Dios y los seres humanos no hayan leído el Primer Testamento con rigurosidad, o no se hayan detenido en los muchos pasajes en los que la pobreza es planteada como problema.
La pobreza no es una fatalidad, si no una injusticia (Judith Shklar). A diferencia de los huracanes y los terremotos, es fruto de las acciones humanas, o es producto de los sistemas sociales y económicos que excluyen a un sector de la población de los espacios de realización económica, política, o de los escenarios en los que puede lograrse el reconocimiento y la estima social. La pobreza es una forma de violencia estructural que condena a grupos numerosos en el mundo al subempleo, el deterioro de la salud, una educación de baja calidad, la estigmatización social y con frecuencia la manipulación política. Es un escándalo para la razón humana. Si la pobreza es fruto de una construcción social, entonces podemos contribuir a reducirla y quizás erradicarla.
Sólo si observamos la pobreza desde la perspectiva de los sistemas impersonales podríamos interpretarla como resultado del “infortunio”, o peor aún, de la escasez de coraje o de habilidades para la competencia. Si abstraemos al ser humano de su condición y contexto, lo convertimos en una variable más del cálculo entre costos y beneficios, el “costo social” del desarrollo, al que sólo acceden los “más fuertes”. Pero esta clase de aseveraciones constituyen una especie de broma de mal gusto. Esta claro que la mayoría de pobres en el mundo han sido excluidos de la competencia antes de haberla convocado. Una sociedad genuinamente liberal tiene que comprometerse no solamente con la generación de riqueza; hay que saber redistribuirla, atendiendo en algunos casos a los méritos, y en otros a las necesidades. Como dice Michael Walzer - inspirado en Aristóteles -, los ciudadanos tenemos que poder construir consensos distributivos para reconocer el criterio acertado de acuerdo con los significados sociales de los bienes a distribuir.
¿Cuál es nuestro lugar en la lucha contra la pobreza? Hace unos años, Martha Nussbaum nos recordaba – en un agudo ensayo sobre el Enfoque de las capacidades de Sen – que en La Divina Comedia, Dante ubicaba en el vestíbulo del Infierno a un grupo de personas que ondeaban permanentemente unas banderas, incapaces de hincarlas y asumir un compromiso. A juicio del poeta, estos sujetos eran los más despreciables de todos. Su indiferencia los hacía indeseables incluso para el Infierno, puesto que para hacerse merecedor de una condena eterna, uno tiene que comprometerse con el mal. Y estos, los indolentes e indiferentes, ni siquiera dan la talla para eso. Me parece una descripción simbólica muy poderosa en torno a la incapacidad para el compromiso moral y político ¡Cuántos “demócratas” consideran que la pobreza es un asunto “personal”! ¡Cuántos denominados “creyentes” creen que la religión es un asunto de “piedad” y prefieren pensar que la preocupación profética y jesuánica por la pobreza es mera “sociología”!.
Un Estado que no dirige sus políticas a la reducción de la extrema pobreza fracasa como aparato institucional. Un Estado que permite el cultivo de la corrupción sin generar los mecanismos para conjurarlo ha renunciado a la observancia de la ética pública y ha claudicado en la búsqueda del bien común. El reunir las condiciones para llevar una vida de calidad constituye un derecho fundamental por el que el Estado y la sociedad tendrían que luchar. Tendemos a olvidarlo, lamentablemente.
Cuando mis alumnos me preguntan en clase por cómo definir la pobreza, mi primera respuesta es prácticamente una cita de Gustavo Gutiérrez: pobreza es una situación social injusta que condena a los que la padecen a la insignificancia social, y en muchos casos, a una muerte prematura. Es altamente probable que quienes cuestionan a la teología de Gutiérrez por presuntamente proyectar categorías económicas o políticas en la reflexión sobre Dios y los seres humanos no hayan leído el Primer Testamento con rigurosidad, o no se hayan detenido en los muchos pasajes en los que la pobreza es planteada como problema.
La pobreza no es una fatalidad, si no una injusticia (Judith Shklar). A diferencia de los huracanes y los terremotos, es fruto de las acciones humanas, o es producto de los sistemas sociales y económicos que excluyen a un sector de la población de los espacios de realización económica, política, o de los escenarios en los que puede lograrse el reconocimiento y la estima social. La pobreza es una forma de violencia estructural que condena a grupos numerosos en el mundo al subempleo, el deterioro de la salud, una educación de baja calidad, la estigmatización social y con frecuencia la manipulación política. Es un escándalo para la razón humana. Si la pobreza es fruto de una construcción social, entonces podemos contribuir a reducirla y quizás erradicarla.
Sólo si observamos la pobreza desde la perspectiva de los sistemas impersonales podríamos interpretarla como resultado del “infortunio”, o peor aún, de la escasez de coraje o de habilidades para la competencia. Si abstraemos al ser humano de su condición y contexto, lo convertimos en una variable más del cálculo entre costos y beneficios, el “costo social” del desarrollo, al que sólo acceden los “más fuertes”. Pero esta clase de aseveraciones constituyen una especie de broma de mal gusto. Esta claro que la mayoría de pobres en el mundo han sido excluidos de la competencia antes de haberla convocado. Una sociedad genuinamente liberal tiene que comprometerse no solamente con la generación de riqueza; hay que saber redistribuirla, atendiendo en algunos casos a los méritos, y en otros a las necesidades. Como dice Michael Walzer - inspirado en Aristóteles -, los ciudadanos tenemos que poder construir consensos distributivos para reconocer el criterio acertado de acuerdo con los significados sociales de los bienes a distribuir.
¿Cuál es nuestro lugar en la lucha contra la pobreza? Hace unos años, Martha Nussbaum nos recordaba – en un agudo ensayo sobre el Enfoque de las capacidades de Sen – que en La Divina Comedia, Dante ubicaba en el vestíbulo del Infierno a un grupo de personas que ondeaban permanentemente unas banderas, incapaces de hincarlas y asumir un compromiso. A juicio del poeta, estos sujetos eran los más despreciables de todos. Su indiferencia los hacía indeseables incluso para el Infierno, puesto que para hacerse merecedor de una condena eterna, uno tiene que comprometerse con el mal. Y estos, los indolentes e indiferentes, ni siquiera dan la talla para eso. Me parece una descripción simbólica muy poderosa en torno a la incapacidad para el compromiso moral y político ¡Cuántos “demócratas” consideran que la pobreza es un asunto “personal”! ¡Cuántos denominados “creyentes” creen que la religión es un asunto de “piedad” y prefieren pensar que la preocupación profética y jesuánica por la pobreza es mera “sociología”!.
Un Estado que no dirige sus políticas a la reducción de la extrema pobreza fracasa como aparato institucional. Un Estado que permite el cultivo de la corrupción sin generar los mecanismos para conjurarlo ha renunciado a la observancia de la ética pública y ha claudicado en la búsqueda del bien común. El reunir las condiciones para llevar una vida de calidad constituye un derecho fundamental por el que el Estado y la sociedad tendrían que luchar. Tendemos a olvidarlo, lamentablemente.
Uno de tus mejores post Gonzalo. Claro y al punto. Ojalá lo entiendan los que no queiren oir este tipo de cosas.
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana. Aunque parezca mentira, tanto en la sociedad como en ciertos sectores religiosos hay gente que piensa que la pobreza no es un problema crucial. Es una làstima.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gonzalo.
Hola, me ha parecido muy interesante el post, podrías por favor explicar con más profundidad la frase de Michael Walzer, ya que no me ha quedado muy claro:
ResponderEliminar"Los ciudadanos tenemos que poder construir consensos distributivos para reconocer el criterio acertado de acuerdo con los significados sociales de los bienes a distribuir."
Gracias!
Es increible que se considere que la pobreza es un problema personal, mientras esta idea persista en el imaginario social la indiferencia continuará.
ResponderEliminarLa idea de la pobreza como pecado estructural del padre Gutierrez me parece natural para el catolicismo, aunque sean muchos los que la rechacen.
Por otro lado, cómo es posible hablar de liberalismo si antes tener la idea de igualdad?
En pocas palabras, la idea de competencia es buena, más cómo puede haber una competencia justa si es que no todos tienen las mismas capacidades de desenvolvimiento en la sociedad?
justamente el padre Gallego comentaba que una de las conclusiones de la reunión de Medellin [que dará fruto a la teologia de la liberación] es que cada vez hay ricos más ricos a causa de pobres cada vez más pobres.
Concuerdo con Susana,muy buen post, Gonzalo.
Paolo
Está superinteresante. Lo propondré como lectura en los grupos juveniles de mi zona. De verás que debe ser una lectura obligada para los decisores de políticas públicas, y también, para revisar los porcentajes destinados en inversión social en sectores más vulnerables de tal forma que se modifiquen sus prácticas de gestión..
ResponderEliminarEse rollo sobre la pobreza es un refrito, ya está tan gastado que no aporta nada nuevo.
ResponderEliminarSe nos quiere convencer que los pobres son víctimas de un sistema injusto y que no tienen salida sino es que se cambia ese sistema, ya por las buenas o por las malas (léase revolución).
Una duda: ¿algún nivel de responsabilidad individual tienen esos pobres para salir ellos mismos de la pobreza?, nos pintas la imagen del "pobre" como un inválido incapaz de valerse por sí mismo y que necesitan de que "otros" lo saquen de su situación.
Estimado Paolo:
ResponderEliminarGracias por tu mensaje. Yo también creo que la reflexión sobre la pobreza como injusticia está arraigada en el Evangelio.
Una sociedad democrática debe acordarse de aquellos que están en una situación asimétrica, por lo general por razones ajenas a su voluntad. Se trata de agentes autónomos que deben ser atendidos en aquellas dimensiones de la vida en las que se ven excluidos.
Para posiciones conceptualmente miopes y socialmente indolentes, ver el comentario de Alfredo P. La posición de los "amigos" de Job + Tatcher y Pinochet, en versión criolla.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Anónimo:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. En un post de octubre he desarrollado más extensamente la perspectiva de Walzer sobre la que preguntas.
Saludos,
Gonzalo.
Alfredo P: tu comentario ejemplifica la lógica perversa que denuncia Gonzalo en su post. Por supuesto que siempre hay algún nivel de responsabilidad individual en cualquier conducta humana, ya que los seres humanos tenemos capacidad de agencia. Pero si no entiendes que es precisamente esta capacidad de agencia la que se ve aniquilada por sistemas que, como bien señala Gonzalo, excluyen a grandes grupos de personas precisamente de la capacidad de ejercerla, es que ves el mundo de manera estrecha. Obviamente hay conductas que no ayudan a salir de la pobreza, como tomar gástandose todo el sueldo del mes en vez de invertirlo en la educación de sus hijos, pero eso es consecuencia del probelma, no su causa.
ResponderEliminar"por lo general por razones ajenas a su voluntad."
ResponderEliminarBuena excusa, echarle la culpa al "sistema" para eludir la responsabilidad individual. No niego que el combate a la pobreza tenga una dimensión colectiva que incumbe al estado, pero es básicamente una responsabilidad individual; responsabilidad que niega esa monserga propia de las épocas de cuando la "Teología de la Liberación" estaba de moda.
Explícanos: ¿Cómo se sale de la pobreza cuando se dedica tanto dinero al consumo de alcohol o cuando se tienen cinco, seis o siete hijos en diferentes mujeres? (sin malabarismos verbales, please).
Ya Susana te respondió, y bastante bien.
ResponderEliminarSusana, el hecho de que tu consideres que alguien "observa el mundo de manera estrecha" por tener un punto de vista diferente al tuyo no hace más que evidenciar un sentimiento de intolerancia y otorga palabras poco gratas a una persona que tiene una opinión al respecto. ¿Por qué tener que descalificar a otra persona?
ResponderEliminarConsidero que independientemente del establecimiento de causas y consecuencias de la pobreza es necesario que la sociedad en su conjunto pueda ACCIONAR un mecanismo efectivo para encontrar el equilibrio ante la corrupción latente en las clases políticas. La sociedad - mayoritariamente - ha renunciado al poder político y lo ha acumulado a lo largo de los años en una clase política muy cuestionada. Sin embargo; le ha otorgado ese espacio reservado a lo político a lo económico-familiar. Esta renuncia paulatina del poder - y que se vió muy marcada en la década de Alberto Fujimori - ha traído consigo que la ciudadanía se veía casi mutilada y convertida en un mero "objeto" que "vota" cada cierto tiempo. Y, junto con ello, que la capacidad que tienen los Poderes del Estado para reaccionar de forma enérgica ante problemas tan graves como la pobreza se vea debilitada ante la poca presión que ejercerá la mayororía de los ciudadanos.
Me sorprende que Gonzalo - a quien le tengo un cariño y respeto muy grande - exprese que Susana ha realizado una muy buena respuesta, teniendo en cuenta que hay mucho por analizar, pero sobre todo "HACER".
En primer lugar, alfredo p. es cierto que el campo individual tiene mucha influecia, mas no es suficiente. Una persona que se ve obligada a trabajar para subsistir diariamente ganando mucho menos de diez soles diarios no tiene cómo pensar en ahorros o cosas parecidas y no es cuestion de menos capacidad -como tu entiendes sino de medios. Y no es cuestión de hablar de la pobreza unicamente en sectores urbanos, sino tambien de comunidades enteras que viven sumidas en la pobreza.
ResponderEliminarY recalco no es cuestión de capacidad, la organización de lo asentamientos humanos es impresionante, ahi se reproducen elementos propios de la reciprocidad -caracteristica milenaria muy presente en la cultura andina- y constituyen organizaciones tanto dirigenciales como de supervivencia. Pero eso no es suficiente, porque desde el momento en que no pueden cubrir sus necesidades básicas como salud, agua, etc. están en una situación de desventaja.
Por otro lado, el tema del alcoholismo es muy complicado, porque responde a una serie de elementos originantes. Y cuando se habla de alcohol en poblaciones pobres, especialmente en provincia -extrema pobreza- no son nisiquiera aptas para el consumo humano, una botella de tres litros cuesta cincuenta centimos a un poblador en la localidad de Lares - Calca, por poner un ejemplo. Y bueno, si es un problema que se origina -entre otras cosas- por el bajo indice de educación, la poca información sanitaria, falta de control de las autoridades competentes, etc. Así como hay adictos ricos, los hay pobres: la diferencia es que a unos no se les dice nada porque tienen los medios para cubrirlo, mientras que a los otros se les estigmatiza por que son demasiado pobres, mientras que ambos están en una situación patológica.
a.m: ¿por qué te parece una descalificación dedir que alguien tiene una mirada estrecha? Si me lo explicas, te lo agradecería. Sobre la intolerancia, soy una convencida de que si bien todo ser humano merece respeto simplemente por serlo(incluso el señor Alfredo P.) hay ideas nefastas que no pueden ni deben tolerarse.
ResponderEliminarMe olvidaba a.m.: El propio Gonzalo es más duro que yo con Alfredo P., fíjate que escribe: Para posiciones conceptualmente miopes y socialmente indolentes, ver el comentario de Alfredo P. La posición de los "amigos" de Job + Tatcher y Pinochet, en versión criolla.
ResponderEliminar¿Esto también te parece intolerancia?
Estimado A.M.:
ResponderEliminarEfectivamente, si uno percibe en la pobreza SÓLO un problema individual, está asumiendo una perspectiva estrecha de miras, unilateral (y probablemente indolente). era el caso de Tatcher, y de Alfredo P. (dale un vistazo a sus múltiples comentarios, quiere introducir conflictos únicamente. Llama "monserga" a la TL). La tolerancia noi implica renuncia a una crítica racional severa.
Saludos,
Gonzalo.
Creía que ya no podían existir las personas que creían que la pobreza era culpa de los pobres. Es decir, para Alfredo P., no es necesario hacer ninguna reforma económica, ningua reforma educativa, ninguna reforma judicial ya que, en este mismo momento, bastaría que los pobres dejaran de tener hijos y de emborracharse para dejar de ser pobres!
ResponderEliminarNingún teórico sostiene tal barbaridad. Desde la derecha a la izquierda hay un consenso de que la pobreza se debe a razones estructurales que vale la pena cambiar. Ni Lourdes Flores ni Susana Villarán se atreverían a sostener que la sociedad no tiene nada que hacer respecto de la pobreza. En primer lugar, porque la pobreza extrema afecta a todos, incluso a los ricos, ya que las posibilidades de estos últimos de aumentar su fortuna se reducen cuando el mercado es demasiado pobre (por esa razón, los ricos peruanos son unos pigmeos frente a los ricos de Europa o Estados Unidos). A nadie le conviene la pobreza. Lo cual me lleva a insistir en la idea de que no hay ninguna prueba de que los ricos se hagan ricos gracias al aumento de la pobreza de los pobres. Por lo menos dentro del capitalismo eso es absurdo. Los ricos de Estados Unidos se benefician de la riqueza de las clases obreras y medias. Sin ella, su enorme fortuna no existiría.
Yo me siento muy lejano de la teología de la liberación pero no se me ocurriría sostener que los pobres son pobres porque quieren. Tamaña barbaridad solo la puede decir alguien que con una imaginación social y moral muy estrecha, una persona ineducada, sin experiencia, sin conocimiento del mundo y sin lecturas.
El buen comentario de Daniel ilustra mi punto sobre la tolerancia. Daniel dirige sus argumentos contra lo dicho por Alfredo P., muestra sus deficiencias teóricas de la posición de este último y pone de manifiesto sus prejuicios. ¿Está siendo intolerante? No, lo que hace es cuestionar severamente un punto de vista usando argumentos.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Una aclaración a daniel salas: sí hay formas de medir la desigualdad económica y cómo se da la distribución del PBI dentro de los sectores socioeconómicos. Una de las formas más comunes para medir la desigualdad es usar el indicador del índice de gini.
ResponderEliminarAl respecto de esto dos aclaraciones:
a)Latinoamérica es la región más desigual del mundo
b) de acuerdo contigo, en una economía capitalista no esperaríamos la constitución de una pobreza estructural, pero en un capitalismo salvaje esto es muy factible.
Saludos
Manuel
Hey daniel salas.
ResponderEliminarYo he reconocido que el combate tiene una dimensión colectiva que le corresponde al Estado,pero también tiene una dimensión individual que la monserga de la Teología de la liberación y el malabarismo verbal de Gamio desconocen.
Para estas fracasadas formas de pensamiento -la Teología de la Liberación ha sido rechazada hasta por la propia Iglesia- la solución de la pobreza depende de soluciones colectivistas y estatistas, el individio es incapaz de salir de la pobreza por sí solo.
Afortunadamente, existen miles de casos de personas, de sujetos individuales que con su propio esfuerzo e iniciativa logran vencer la pobreza, desmintiendo así las monsergas y los malabarismos verbales aquí defendidos.
Otra vez Alfredo P. apelando a la conducta troll ¿Acaso he negado que haya un elemento personal en el fenómeno de la pobreza? Lo que he hecho es cuestionar a quienes niegan el elemento estructural. Mis referentes han sido Sen, Nussbaum, Walzer y Gutiérrez. En fin, el texto está bastante claro.
ResponderEliminarCuesta tomar en serio a este individuo. Ni siquiera sabemos quién es, si se trata de alguien que se refugia en el anonimato para hostigar.
En fin, es evidente que este señor ha leído de la teología de la liberación como ha leído del informe de la CVR...es decir, nada.
Conozco de la existencia del índice Gini. Pero no conozco de ningún estudio que pruebe que, dentro del capitalismo moderno, la riqueza de unos aumente con la pobreza de los otros. Es un asunto que debe ser discutido y demostrado, en todo caso. Sea cual sea el punto de vista que adoptemos (y en eso podemos discrepar) el punto es que la pobreza debería escandalizarnos y no dejarnos con los brazos cruzados. Ser de derecha o de izquierda no debería ser obstáculo para llegar a un consenso; por ejemplo, creo que es claro que no se puede salir de la pobreza sin reforma educativa, sin reforma judicial, sin integración social, sin desarrollo de las comunicaciones y sin un sistema de autoridad policial moralmente solvente y tecnológicamente moderno. El Perú ha construido un sistema ineficiente, excluyente y corrupto. Dentro de él, es muy difícil que el comercio de bienes y de ideas se desarrolle. Me refiero por igual a asuntos tan complejos como una educación pública dirigida más a discriminar que a intergrar como a problemas más técnicos y prácticos como un sistema de correos que dificulta la compra y venta. Traten de vivir con el sueldo de un maestro de escuela pública o traten de adquirir libros o revistas por Internet y verán a lo que me refiero.
ResponderEliminarTambien es dificil vivir con el sueldo de un maestro universitario Daniel, no tanto como el de uno de esuela púiblica, pero difícil al fin.
ResponderEliminarCreo que son importantes los matices que se vienen comentando sobre las causas de la pobreza. Muchos, probablemente por prejuicios y opciones asumidas, no acogerian esta lectura. Sin embargo, no es la única que refiere al carácter estructural de las pobrezas en su origen, contenido y continuidad. Por ejm, eñl liberal Sen llega a una conclusión similar desde su enfoque de capacidades. Creo que importa la metodología y opción teórica en la medida que ayude a identificar nuevas dimensiones, dinamismos y formas de solución de este problema que en nuestra época asume rasgos dramáticos. Más de mil millones de personas con un dolar al día...
ResponderEliminarAhmed Manyari
Hola Gonzalo:
ResponderEliminarUn gusto leer tu Blog. ¿Su publicación tuvo algo que ver con el día mundial de acción Blog contra la pobreza?.
Me parece interesante la posición de Daniel Salas, tanto en la actitud de brindar argumentos como en la búsqueda de diálogo (y suficiente lo dicho por él respecto a Alfredo P. como para no comentar más).
En su último comentario Daniel indica El Perú ha construido un sistema ineficiente, excluyente y corrupto. Lo de excluyente y corrupto no cabe duda. Me llama la atención lo de ineficiente, pues presupone que el Perú como fin tiene una respuesta y no está usando los medios adecuados. Creo que en ese punto, hay que dar un paso atrás. Yo diría que nos falta definir el Perú cómo fin, y principalmente me atrevería a decir que sobre este aspecto no hemos pensado porque pasamos directamente de la esfera del individuo a pensar el Estado, viéndolo como una entidad dadora de servicios básicos, y no lo pasamos como ciudadanos, buscando cuál debe ser nuestro proyecto común de vida (un poco sintonizado con tu siguiente blog).
De verdad es una lastima siempre ver a este tipo Alfredo P. atacando a mansalva a todas las personas de la manera más cobarde ocultando su identidad.
ResponderEliminarDeberían vetar algunos de sus comentarios por ser ofensivos y agresivos a personas que nada tienen que ver en los temas que se tocan en los post.
Los excesos de la libertad de expresion y su abuso es un tema de coyuntura estas semanas... pero no olvidemos tampoco que estas cosas no deben quedar impunes.
Disculpa por desviar el tema, pero ver a un tipejo escondido en su computadora atacando a personas (incluso llegando al insulto) como Gustavo Gutierrez y demás, que han demostrado una trayectoria limpia y que son ejemplo de muchos la verdad es que se me hace intolerable.
Saludos
Daniel,
ResponderEliminarTomando una muestra de varios países y aplicando el índice de gini de forma anual o cada dos años, uno puede ver en la región de América Latina qué paises han aumentado la diferencia entre ricos y pobres y quienes la han disminuido. Para mi sorpresa, según un estudio del politólogo Manuel Alcántara, Perú es uno de esos países que ha disminuido sus desigualdades, mientras que otros como Argentina han visto el efecto contrario.
Cuesta creer pero si hay evidencia. Aveces pocos se hacen ricos con la miseria de muchos.
Saludos,
Manuel
La desigualdad puede aumentar pero habría que definir si es verdad que la pobreza de unos me puede hacer más rico. Sinceramente, yo no entiendo cómo ello sería posible. Si yo fuera empresario, me convendría que haya menos pobres, es decir, que el mercado sea más grande. No entiendo por qué la pobreza de los demás me beneficiaría. En fin, esta debería ser una discusión especializada y no intuitiva. Como siempre, recomiendo el blog del economista Stanislao Maldonado, quien viene realizando un enorme esfuerzo para demostrar que la izquierda no tiene el monopolio de la lucha contra la desigualdad, como tampoco tiene las respuestas correctas al problema de la pobreza:
ResponderEliminarhttp://asesinatoenelmargen.blogspot.com/2008/07/la-desigualdad-no-es-como-la.html
http://asesinatoenelmargen.blogspot.com/2008/07/se-puede-reducir-la-desigualdad-algunas.html
http://asesinatoenelmargen.blogspot.com/2008/09/polmica-sobre-desigualdad-y-encuestas.html
http://asesinatoenelmargen.blogspot.com/2008/09/los-ltimos-datos-recogidos-por-apoyo.html
http://asesinatoenelmargen.blogspot.com/2008/10/el-mito-de-la-izquierda-igualitaria.html